La ciencia de la robótica avanza silenciosa y rápidamente tras las bambalinas de nuestra vida diaria. Salvo que vivamos en países como Japón, solemos pensar en los robots como artefactos destinados a la ciencia ficción o como ejemplares para la nota curiosa del día en la televisión. La robótica lleva décadas en desarrollo acelerado, quizá no tanto como el software, pero suficiente para que nos veamos acompañados de robots como Nexi o ASIMO.
Al igual que en otras áreas tecnológicas, la industria militar, sobre todo la de los Estados Unidos, ha sido una de las principales impulsoras del desarrollo de la robótica. DARPA, la agencia responsable de nuevas tecnologías para la milicia estadounidense, lanza convocatorias con frecuencia para mejorar lo establecido. También hay un alza en el número de empresas dedicadas a la robótica militar. Por ejemplo, iRobot es una empresa creada por egresados del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Ciertamente, los robots militares son cada vez más comunes, capaces e inteligentes. Se dice que fuera de los Estados Unidos hay unos 76 países con programas para desarrollar robótica militar.
Por su parte, los drones han estado acaparando la atención de los medios luego de que Irán capturó algunos enviados por los EE.UU. Técnicamente conocidos como vehículos aéreos no-tripulados (UAV por sus siglas en inglés, o VANT), los drones destacan por su capacidad de vigilancia y relativo bajo costo. Sin embargo, los drones más sofisticados son militares y pueden llegar a costar millones; máquinas de guerra que antes eran controladas a distancia y hoy son robots autónomos con capacidad de decisión.
Terminator y Skynet son el robot y la inteligencia artificial por excelencia de la imaginería popular. Si bien no hemos llegado a algo como ellos, más robots para la guerra están en camino, robots cada día más autónomos y capaces de causar daño. En este sentido, un grupo de académicos, entre abogados, ingenieros, activistas y seis premios Nobel, manifiestan su desacuerdo con el desarrollo desmedido de este tipo de tecnología, en una campaña llamada Stop the Killer Robots. Como sustento documental de sus peticiones publicaron Losing Humanity: The Case against Killer Robots, un reporte de 50 páginas auspiciado por Human Rights Watch que expresa la preocupación creciente de la comunidad internacional acerca de las robots armados completamente autónomos. Aquí tenemos todo un nuevo debate con implicaciones éticas, políticas y científicas.
Vivimos tiempos para debatir acerca de máquinas que decidirán quien vive y quien muere en el campo de batalla, en obediencia al rigor matemático de la inteligencia artificial. Como Tom Malininowski de Human Rights Watch menciona: “un robot asesino no sabrá distinguir si un niño en la calle con una arma de juguete es una amenaza, ni comprenderá la súplica de una madre para salvar la vida de su hijo”. Los robots militares son una realidad de importancia capital. A continuación algunos ejemplos.
1. BigDog BigDog
Obra de Boston Dynamics a solicitude de DARPA, es un robot-perro de la familia LS3 (Legged Squad Support System), diseñado para carga, transporte y otras actividades inocuas. Ahora es capaz de responder a comandos de voz.
2. Atlas Atlas
Otro robot de Boston Dynamics. Impresionante por su aspecto humanoide, apto para correr, escalar y manipular herramientas. Será presentado a mediados de este año como respuesta a un reto lanzado por DARPA.
3. X-47B X-47B
Uno de los drones más avanzados a la fecha. Creado por el gigante Northrop Grumman para combatir en el aire sin tripulación. Se estima que es el paso previo a los aviones de guerra autónomos.
Más información:
- International Governance of Autonomous Military Robots, Columbia Science and Technology Law Review (2011)
- Autonomous Military Robotics: Risk, Ethics, and Design, US Department of Navy (2008)
- Wired for War, P.W. Singer (2013)