EEUU pide parar la compra de Activision por parte de Microsoft y deja sola a la UE
La Comisión Federal de Comercio (FTC, en inglés) de Estados Unidos ha pedido a la Justicia medidas cautelares para que Microsoft no pueda completar la adquisición de Activision Blizzard, una de las mayores firmas de videojuegos del mundo, por unos 69.000 millones de dólares. La FTC ya presentó el pasado año una demanda para bloquear la compra al considerar que ésta perjudicaría a los consumidores, y con su nueva acción busca impedir que las dos partes cierren la operación antes de que se resuelva ese proceso.
En la demanda, presentada en un tribunal de California, la FTC dijo que la medida era necesaria porque “Microsoft y Activision han declarado que pueden consumar” el acuerdo. Pidió al tribunal que emitiera una orden para bloquear el cierre de la adquisición antes del final de la jornada del jueves.
En su demanda del pasado diciembre, la FTC señalaba que la operación perjudicaría a los consumidores, pues permitiría a Microsoft dañar la competencia en el sector del videojuego al pasar a controlar importantes franquicias desarrolladas por Activision como “Warcraft”, “Call of Duty” o “Candy Crush”.
La demanda fue una de las acciones más contundentes emprendidas en los últimos años por los reguladores estadounidenses para tratar de controlar el poder de los gigantes tecnológicos y está aún pendiente de resolverse en un proceso cuyo comienzo está previsto para agosto.
Dudas entre los reguladores
Microsoft anunció en febrero de 2022 la compra de Activision por casi 69.000 millones de dólares en efectivo, en lo que sería la mayor adquisición en la historia de la empresa estadounidense, la mayor operación de este tipo vista en el mundo de los videojuegos y una de las mayores en el ámbito tecnológico en general. Con Activision, Microsoft prevé convertirse en la tercera compañía del sector del videojuego, sólo por detrás de Tencent y Sony.
La operación provocó que los reguladores de competencia de todo el mundo lanzaran investigaciones de oficio para valorar si la adquisición podría perjudicar a los jugadores de videojuegos y dar demasiado poder a Microsoft. El regulador británico fue el primero en posicionarse contra la operación, alegando que daría demasiado poder a la empresa fundada por Bill Gates.
“Microsoft ya representa aproximadamente el 60-70% de los servicios mundiales de juegos en la nube y cuenta con otras importantes bazas en este sector, ya que posee Xbox, el principal sistema operativo para PC (Windows) y una infraestructura mundial de computación en la nube (Azure y Xbox Cloud Gaming)”, destacó el 26 de abril, cuando ordenó parar la adquisición en su territorio. Microsoft anunció entonces que apelaría la decisión y amenazó al Reino Unido con llevarse sus sedes europeas al territorio de la UE.
Unos días después, el pasado 15 de mayo, la Comisión Europea dio luz verde a la adquisición a condición de que se cumplan una serie de medidas para garantizar que la operación no daña la competencia en el sector. “A pesar de su potencial, el streaming de juegos en la nube es muy limitado en la actualidad”, justificó Bruselas, que no vio un motivo suficiente en esta categoría de videojuegos como para parar toda la operación.
La duda está ahora en qué haría Microsoft si los reguladores solo le permiten consolidar la compra del estudio de videojuegos en una parte del mundo, forzándola a mantenerlo independiente en el resto.
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