Facebook, Microsoft, YouTube y Twitter se han comprometido a eliminar los mensajes de odio en sus redes en menos de 24 horas. La Comisión Europea anunció el acuerdo el martes con las cuatro IT Companies -como son conocidas popularmente en el sector- y han vendido el trato como una artimaña viral. Hasta ayer no había un compromiso firme por parte de ninguna de esas empresas para borrar o deshabilitar el acceso a los contenidos denunciados por el usuario en un plazo de tiempo específico.
Edward Snowden demostró hace casi tres años que las empresas firmantes de este tratado -y algunas más- nos espiaban para el gobierno de los EEUU. Algo que más tarde tuvo sus consecuencias entre la opinión pública y por lo que el abogado Max Schrems se querelló después. Ganó. Conclusión: son muy malos, pero también pueden ser buenos, y este es uno de esos raros -rarísimos- casos.
Vera Jourova, comisaria europea de Justicia, justifica la creación del acuerdo entre las cuatro IT Companies y la CE argumentando que “los recientes atentados terroristas nos han recordado la urgente necesidad de hacer frente a la incitación ilegal al odio en Internet”. Una experiencia traumática como punto de inflexión para el sistema y las empresas que coexisten con él. Aunque la justicia social nunca fue su punto fuerte, este parece un buen intento.
Palabras bonitas
Tanto la CE como las compañías están de acuerdo en que la incitación al odio no solo afecta negativamente a los grupos o individuos contra los que se dirige, sino que también incide negativamente en quienes defienden la libertad, la tolerancia y la no discriminación. La medida viene después de los últimos atentados de Bélgica, pero también podría haberse aprobado después de cualquiera de los cientos de ataques sufridos por Siria, Irak, Palestina o Afganistán en los últimos meses.
Pero sea bienvenida la unión, porque, como ya se sabe, hace la fuerza. En Twitter, por ejemplo, mantienen el compromiso “de permitir que continúe el flujo de tuits”, aunque diferenciando siempre entre “la libertad de expresión y las conductas que incitan a la violencia o al odio”, dice la jefa de Política Pública para Europa de Twitter, Karen White. Facebook, por su parte, asegura que “no hay lugar para la incitación al odio” en la red social. En Microsoft también cuentan que sus “condiciones de uso prohíben la propugnación de la violencia y la incitación al odio”. Pero las palabras, aunque bonitas, siempre son susceptibles de que se las lleve el viento.
Así como las compañías se comprometen a eliminar estos mensajes en menos de 24 horas, el ente europeo también promete celebrar reuniones periódicas y dar cursos para formar al personal en la materia. La CE continúa explicando que para evitar estos mensajes de odio es “esencial” asegurar que los países aplican las reglas europeas de lucha contra el racismo y la xenofobia.
Contra la discriminación, presión
Las reglas europeas no tienen su equivalente en suelo estadounidense. Pero no por eso las empresas que se encuentran en The land of free son incapaces de unirse. Allí, por el momento, ningún ente ha firmado nada para proteger ni los mensajes relacionados con el odio en redes sociales ni los delitos que se derivan de ellos. Al contrario: en algunos estados como Carolina del Norte o Misisipi la proliferación de leyes contra colectivos LGTB es un hecho. Si bien no contra ellos directamente, sí limitando sus derechos.
Así que las empresas han tenido que tomar cartas en el asunto. Con la libertad de religiosa como excusa, muchos estados sureños han promulgado leyes tan absurdas que van desde crear baños específicos para transexuales, prohibir los baños mixtos o crear nuevas definiciones de lo que es el sexo biológico. Bruce Springsteen y Bryan Adams fueron las primeras personalidades que se posicionaron en contra de estas medidas cancelando sus conciertos en Carolina del Norte y Misisipi, respectivamente. Después, vinieron las empresas.
Más de ochenta empresas firmaron una carta pública en marzo instando a Pat McCrory, el gobernador de la Carolina norteña, a derogar la House Bill 2, que contiene algunas de las medidas arriba citadas. Apple, Pfizer, Microsoft o Marriott, entre otras fueron de las que ejercieron la medida de presión. Además, tanto PayPal como el Deutsche Bank cancelaron sendos planes para levantar oficinas allí.
En Misisipi, más de lo mismo: General Electric, Pepsi y Dow Chemical entre otras empresas se refirieron a la House Bill como “malas para nuestros empleados y malas para nuestro negocio”. Tanto Disney como Marvel cortaron por lo sano en Georgia asegurando que nunca más volverían a rodar nada allí. Walking Dead, Ant-Man o Capitán América: Guerra civil son solo una pequeña muestra de las producciones filmadas en el estado sureño. El año pasado, Indiana y Arkansas modificaron sus leyes después de la presión ejercida por Walmart
Como ellas, más de 20 empresas del índice bursátil Fortune 500 están en contra de las leyes discriminatorias: Delta Air Lines, Google, Home Depot, IBM, Marriott, Microsoft, Nordstrom, Coca Cola, Dow Chemical, UPS o Verizon son protagonistas de un hito que solo tiene precedentes si nos remontamos en el tiempo hasta la época de la segregación racial en los EEUU, cuando los administradores locales de Dakota del Sur presionaron contra las protestas a las que luego se unieron las élites empresariales de Dallas y Charlotte.