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El español que inventó las antenas de los 'smartphones' planea otra revolución

En 1995, la telefonía móvil ya iba por la segunda generación. Los aparatos tenían forma de ladrillo, una tapita que hacía las veces de micrófono y una antena que al desplegarse aumentaba la cobertura. Los móviles aún no eran smartphones, pero Carles Puente Baliarda ya podía divisarlos.

El primer movimiento pasaba por eliminar esas protuberantes antenas y sustituirlas por antenas fractales, más baratas, pequeñas y cómodas. Y lo consiguió creando Fractus, la empresa afincada en Barcelona de la que hoy es el director y el jefe científico.

Más de dos décadas después, Fractus sigue proporcionando tecnología y componentes para móviles y las telecomunicaciones. En este tiempo, Puente ha conseguido que la mayoría de fabricantes del mercado incorpore su antena, ha acumulado más de 150 patentes, ha ganado juicios por patentes, ha sido nominado al Premio al Inventor del Año en el 2014 y ha fundado otra empresa, Fractus Antennas. Es de aquí de donde parte la idea con la que el catalán espera revolucionar otra vez el sector de la telefonía móvil.

“Le decimos antena virtual porque la antena desaparece. El móvil ya no lleva una antena, lleva un booster, que es otra cosa”, cuenta a eldiario.es el investigador. Su tecnología pretende eliminar lo que él mismo creó, la antena fractal, y sustituirla por un elemento nuevo que no radia, que es universal, más barato, hasta 10 veces más pequeño y reutilizable.

“La tecnología basada en los fractales requiere que cada teléfono móvil tenga una antena diseñada expresamente para cada modelo, lo cual es un engorro”, explica Puente. “Esto retrasa el proceso de diseño y es mucho más caro porque cada antena que diseñas para un móvil no te vale para el siguiente”.

Mandando ondas de radio sin antena

Con la antena fractal, el inventor español consiguió dos cosas: la primera fue ahorrar espacio dentro del teléfono; la segunda, aumentar la conectividad y la capacidad de las redes de telefonía móvil. Su éxito yace en su aspecto, permitiéndole repetir un patrón concreto sobre un espacio ganando distancia de recepción y transmisión. Que hoy las antenas exteriores no existan es culpa del inventor catalán. Que tengamos 3G, 4G y que el 5G esté en camino, también. “Fractus desarrolló la tecnología que hoy en día llevan el 90% de móviles del mundo. Lo que proponemos ahora es algo radicalmente diferente”, asegura Puente. 

Esto es diferente porque sería como querer cocer pan sin tener un horno. Su empresa pretende radiar ondas al espacio sin un elemento radiante. La clave de todo la tiene el booster, que en inglés vendría a ser algo así como un amplificador. “Redirige la energía que le manda el transmisor a otros componentes del móvil, como por ejemplo la placa de circuito impreso que lleva cualquier dispositivo electrónico, para que sea esta la que radie en el espacio libre”, explica el investigador.

“Lo curioso de todo es que el booster en sí mismo no emite radiación”, continúa Puente. El teléfono emite la misma radiación que si lo hiciera normalmente, solo que de forma indirecta. “El booster inyecta las ondas de radiofrecuencia al plano de masa del móvil, que sí transmite y recibe radiación como cualquier móvil actual”, añade. El plano de masa es una lamina metálica que llevan todos los móviles en el interior de su circuito impreso. Sería sobre esta placa donde el teléfono recibiría y transmitiría “las ondas electromagnéticas”.

La antena fractal deja de existir y en su lugar aparece un elemento más pequeño que permite ahorrar espacio y tiempos en el proceso de fabricación de un teléfono. Como cuenta el inventor, “lo intuitivo es decir: 'Bueno, vamos a diseñar una antena que sea más eficiente, que radie mejor'”, pero ni lo uno ni lo otro: el usuario final apenas notará que el teléfono no lleva antena.

Puente Baliarda enumera algunos “beneficios indirectos” para el cliente, que se traducirían en “el coste del móvil, que el dispositivo sea más fino, más delgado, más pequeño”. También habla de un aumento de la cantidad de información y de la velocidad con la que el teléfono podría transmitir, ya que “la tecnología es compatible con una característica avanzada de las últimas generaciones de móviles, lo que se llama agregación de bandas de operadores”. Esto último es un protocolo que permite a los operadores aumentar su velocidad de transferencia de datos utilizando los canales libres que dejen otros operadores cuando no los usen.

Antenas en los móviles hasta 2018

Que la empresa de Puente Baliarda suprima la antena fractal del teléfono no significa que las grandes antenas de telefonía móvil del espacio físico lo hagan con ella. “Esta tecnología es para el dispositivo móvil, para wearables, para el smartwatch...”, dice el inventor, con un ojo puesto en el futuro: “Y no solo para los móviles, sino para todos los componentes de la nueva generación de dispositivos que van a configurar el Internet de las Cosas (IoT), que te piden conectarse a la red con un sistema de antena”.

Aunque aún habrá que esperar hasta finales de 2018 para que aparezcan los primeros móviles con booster, el inventor dice que la empresa se encuentra “en fase comercial”. El sector de la telefonía es el último lugar donde esperan incorporarlo.

“La tecnología ya está siendo utilizada comercialmente por varios fabricantes, de módulos, de seguimiento de vehículos, de camiones, lo estamos utilizando para sistemas de metring (los contadores de gas, electricidad y agua). Y en otras aplicaciones relacionadas con las Smart Cities y las ciudades inteligentes”, concluye. La revolución tecnológica es eso que pasa mientras Carles Puente cambia el paradigma (otra vez) de la telefonía móvil.