Las cripto-crónicas del período 2020-2022 contienen abundantes notas al pie más allá del gran auge y posterior desplome del precio de las criptomonedas. Una de ellas es lo ocurrido alrededor de las tarjetas gráficas, un componente electrónico que se volatilizó del mercado devorado por los mineros de criptomonedas y que ha tardado más de un año en recuperar la normalidad. Ahora, con el fin de la fiebre criptominera, los consumidores ya pueden volver a adquirirlas en las tiendas, mientras que su precio en el mercado de segunda mano ha caído un 60% respecto a 2021.
Del gaming a las granjas de minado y a la especulación
Todos los ordenadores tienen una tarjeta gráfica, pero las más avanzadas son escasas. Pueden adquirirse de forma individual, una práctica a la que recurren muchos aficionados a los videojuegos para construir equipos gaming acordes a sus necesidades. También se venden ya integradas en ordenadores pensados para ofrecer una gran potencia de cálculo. La misma potencia de cálculo que los mineros buscaban denodadamente a finales de 2020 y finales de 2021.
Las tarjetas gráficas son un componente clave en la minería de criptomonedas. El boom del precio del Bitcoin y del resto de monedas que utilizan el minado disparó la rentabilidad de esta actividad durante 2020 y 2021 y con ella, lo que los mineros estaban dispuestos a pagar por las tarjetas gráficas potentes o los ordenadores que las montan.
La consecuencia fue que de la noche a la mañana se hizo imposible conseguir estos productos: los mineros recurrían a herramientas como enjambres de bots para reservarlos en el mismo segundo en que las tiendas las sacaban a la venta. En paralelo, ofrecían precios fuera de mercado por los de segunda mano. La escasez las convirtió a su vez en un elemento atractivo para los especuladores, que hicieron acopio de ellas confiando en que la burbuja cripto siguiera hinchándose.
“La demanda fue más fuerte que nuestra oferta, particularmente en los portátiles”, reconoció Colette Kress, vicepresidenta y directora ejecutiva de Nvidia, uno de los principales fabricantes de tarjetas gráficas. A los productores les pilló por sorpresa esta explosión en la demanda de un componente pensado para entornos profesionales o muy especializados y, como ocurrió con los microchips, el stock se rompió.
Entre mineros y especuladores, fue casi imposible para los consumidores acceder a los modelos más avanzados de tarjetas gráficas sin asumir un sobreprecio de hasta cinco veces su valor. La solución que ensayaron la mayoría de fabricantes que estaban viendo su stock de tarjetas gráficas monopolizado por los criptomineros fue lanzar productos especialmente pensados para ellos. “Estamos trabajando con nuestros socios de la cadena de suministro para aumentar la disponibilidad. Somos optimistas de cara a la segunda mitad del año 2022”, adelantó Kress.
En los últimos meses este aumento de la oferta se ha dejado sentir en el mercado de las tarjetas gráficas, que vuelve poco a poco a los valores en los que se movía antes de la fiebre criptominera. Además, a ese aumento de la oferta le ha acompañado un gran descenso de la demanda. Los mineros ya no pueden sobrepagar por ellas e incluso el precio de mercado anula sus márgenes de beneficio.
El precio del Bitcoin se ha desplomado a niveles de 2020 (esta semana ha vuelto a caer por debajo de los 20.000 dólares), lo que ha hecho que la minería sea menos rentable y muchos mineros tengan que apagar sus máquinas.
“Actualmente, el precio medio por anuncio [de tarjeta gráfica] es de 332 euros, mientras que a principios de año el precio medio era de 531euros, es decir, un 60% superior”, explican a elDiario.es fuentes de Milanuncios. “La caída de los precios se acentúa en el mes de abril, desde el que acumula cuatro meses consecutivos de reducciones mensuales de precios de alrededor del 9%”, añaden. La tendencia en España coincide con la internacional que recogen consultoras como MarkSight, que en junio cifró la caída de valor de las tarjetas gráficas usadas en un 50%.
Sin embargo, la caída de precios de las criptomonedas no es la única variable que explica que el mercado de las tarjetas gráficas haya podido volver a la normalidad. El precio de la energía y un cambio que el sector cripto quiere acometer este mes de septiembre y que eliminará la necesidad de mineros en Ethereum, la segunda blockchain más importante, también son claves en el descenso.
El sector cripto se prepara para cambiar el modelo de minería
El minado es un proceso instaurado por el Bitcoin para facilitar que sean los propios usuarios los que verifiquen las transacciones y eliminar la necesidad de un regulador central. A grandes rasgos, permite obtener criptomonedas a cambio de conectar equipos que supervisen la red. Al principio podía realizarse con ordenadores de nivel usuario, pero ahora la minería es una labor profesional y los mineros, empresas que operan naves industriales repletas de equipos de alta tecnología. Son conocidas como granjas de minado.
Para decidir qué mineros se llevan el premio en criptomonedas, se establece una carrera matemática. Las granjas de minado compiten para resolver puzles lógicos y la primera que lo consigue es la encargada de escribir las nuevas transacciones en la red para que el resto las certifiquen. Esos puzles van haciéndose más complicados progresivamente, lo que ha derivado en la escalada de potencia en las necesidades de los mineros.
Además de colapsar la cadena de suministro de las tarjetas gráficas, la situación ha provocado que la minería se convierta en una actividad con un enorme consumo energético y muy contaminante. Sin embargo, este mes de septiembre el sector cripto quiere probar un nuevo modelo que aspira a dar un vuelco a todo eso.
La red que intentará dar ese salto es Ethereum. Es la que sostiene el Ether, la segunda moneda más importante tras el Bitcoin, pero su principal característica es que permite registrar más información además de las transacciones, como hace su predecesora. En Ethereum se registra la propiedad de los NFT y otros contratos inteligentes.
En unos días Ethereum abandonará la “prueba de esfuerzo” de la minería, responsable de su alto gasto energético, por la “prueba de participación”, que permitirá verificar las transacciones de la red a cualquier usuario que tenga Ethers. Según los gestores de Ethereum, esto reducirá su consumo eléctrico un 99%. La actualización se llevará a cabo entre el 10 y el 20 de septiembre.
Cuando se establezca el nuevo método para verificar las transacciones en Ethereum, esta red ya no requerirá de mineros, por lo que estos tendrán que redirigir su actividad hacia el Bitcoin y otras redes alternativas. En este momento se estima que la red Ethereum consume unos 76,5 TWh, equiparable a la electricidad que usa Bangladesh.