Madrid, 25 nov (EFE).- Las hembras de mamíferos como los roedores sólo aceptan intentos de apareamiento durante su fase fértil. Un equipo de investigadores ha descubierto en ratones un circuito neuronal fundamental para el rechazo sexual fuera del ciclo reproductivo.
El rechazo sexual no es sólo la ausencia de receptividad, sino un comportamiento activo en el que las hembras, en este caso de ratón, adoptan acciones defensivas como huir, dar patadas o boxear con el macho.
Un equipo encabezado por la Fundación Champalimaud de Lisboa publica un estudio que Neuron en el que explica cómo cambia el cerebro entre la fase fértil y no, dos momentos de comportamiento drásticamente diferentes.
Los investigadores se centraron en el hipotálamo ventromeldial (HVM) una antigua región del cerebro que controla el comportamiento social y sexual en todas las especies, incluida la humana.
Teniendo en cuenta experimentos previos de imagen de baja resolución que mostraban la actividad de la VMH tanto durante la aceptación como durante el rechazo, la hipótesis fue que esa zona podría albergar una población separada de células dedicadas al rechazo, según Susana Lima, una de las firmantes del estudio.
Entender este cambio permite comprender cómo el cerebro integra las señales del entorno y del cuerpo para moldear el comportamiento», señaló el también firmante del estudio Nicolás Gutiérrez-Castellanos.
“Es un ejemplo sorprendente de cómo el mismo estímulo -en este caso, un macho ansioso- puede provocar comportamientos completamente opuestos, dependiendo del estado interno de la hembra”, explicó Gutuierrez-Castellanos, en un comunicado de la Fundación Champalimaud.
Los investigadores observaron el comportamiento de las neuronas sensibles a la progesterona en ratones hembra receptivas y no receptivas durante las interacciones con los machos.
Las neuronas VMH anteriores se volvieron muy activas en las hembras no receptivas, en correlación con acciones defensivas como patear y boxear, pero lo eran mucho menos en las receptivas.
Parece que las neuronas que responden a la progesterona en la VMH anterior actúan como guardianes del rechazo sexual, por lo que cuando las hembras están fuera de su ventana fértil, estas se vuelven muy activas, provocando el rechazo, pero durante la fertilidad, su actividad disminuye, lo que permite el apareamiento.
El equipo estudió además cómo se activan o desactivan ese grupo de neuronas en función de la fertilidad y descubrieron que en las hembras no receptivas, esas neuronas recibían más señales excitatorias, por lo que era más probable que se activaran, explicó Gutiérrez-Castellanos.
Para confirmar sus teorías, usaron la optogenética para activar selectivamente estas neuronas con luz. La estimulación de estas durante la fase fértil indujo en las ratonas comportamientos de rechazo como dar patadas y boxear.
Por el contrario, silenciar estas neuronas con un fármaco químico en hembras no receptivas redujo los comportamientos de rechazo, aunque no las hizo totalmente receptivas.
Esto indica que hay dos poblaciones distintas de neuronas, una que controla el rechazo y otra la receptividad, las cuales trabajan en conjunto para producir el comportamiento adecuado según el estado interno de la hembra, agrega la nota.
“Sólo estamos empezando a arañar la superficie de cómo el cableado interno del cerebro orquesta el comportamiento social” y aún queda mucho por aprender, dijo Lima, pero estos hallazgos son un paso hacia la comprensión de cómo los mecanismos neuronales y los estados internos impulsan interacciones sociales complejas.