Un par de meses después de Suiza, uno de los primeros países europeos que se lanzó a investigar cómo la tecnología bluetooth puede ayudar a cortar las cadenas de contagios de coronavirus, y semanas más tarde que otros como Alemania, Italia o Francia, España tiene ya a prueba una app de rastreo de contactos. Tras ser aprobada por Google para los teléfonos Android, 'Radar COVID' es ya una realidad, aunque en teoría aún no usa datos reales y solo puede usarse en la isla canaria de La Gomera, donde el gobierno hace un test simulado con un grupo de decenas de personas. Su propósito es seguirle la pista al coronavirus y servir de apoyo a los trabajadores sanitarios que intentan controlar cada rebrote, de los cuales España ya tiene más de medio centenar activos.
“Te informaremos en caso de un posible contacto de riesgo”, se lee en la app española una vez activada. “La aplicación ejecuta un algoritmo en el dispositivo que, en función de la duración y la distancia estimada del contacto, y de acuerdo con los criterios establecidos por las autoridades sanitarias, decide si se muestra una notificación en el dispositivo del usuario expuesto al riesgo de contagio, advirtiéndole del contacto, comunicándole la fecha del mismo e invitándolo a auto-confinarse, y contactar con las autoridades sanitarias”, detalla la política de privacidad de Radar COVID, que no pide nombre, número de teléfono, dirección, acceso a la geolocalización o cualquier otro dato personal para ser activada.
“Recuerda que esta aplicación es un piloto y sus alertas son simuladas”, recalca el sistema una vez activado. “Por el mismo motivo, al tratarse de una experiencia piloto con datos ficticios, las sugerencias de adopción de medidas preventivas y asistenciales que tras esa notificación le facilite la aplicación no tienen otro valor que comprobar que la aplicación es capaz de facilitar sugerencias de ese tipo”, abunda la política de privacidad: “Esta aplicación dejará de funcionar una vez que termine la experiencia piloto”.
Al contrario que otros países como Alemania o Italia, España ha decidido no probar el rastreo de contactos a través del teléfono en una situación de contagios real. En vez de eso ha elegido la isla canaria de La Gomera, sin casos de coronavirus confirmados desde el 29 de marzo (y solo 7 en total) para lanzar un piloto. “Por favor, descárgala sólo si eres habitante, trabajador o visitante de San Sebastián de La Gomera”, se lee en la descripción de la app en Google Play. “Nuestra estrategia ha sido esperar a una mayor maduración de esta tecnología y a un escenario de salida de la pandemia”, explicó en entrevista con eldiario.es Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.
Para llevar a cabo la prueba se realizarán tres simulacros de rebrote en oleadas planeadas para el 10, 13 y 17 de julio con la ayuda de colaboradores que configurarán sus apps como si hubieran dado positivo en un test de coronavirus. No obstante, esa será la segunda fase del piloto. En la primera se llevará a cabo una campaña de información y concienciación. Detallar cómo funciona el sistema de rastreo es también la primera misión de la app una vez instalada. A través de varias pantallas, resume cómo se utiliza el bluetooth para detectar posibles contactos de riesgo con otras personas que también la tengan activada. Para utilizarla hay que ser mayor de 18 años o contar con la aprobación de los tutores legales.
“Conoce en todo momento si te expones al coronavirus, ayudándote a protegerte y proteger a los demás”, expone la aplicación en su primera pantalla, informando al usuario de que en caso de dar positivo, puede comunicar “de forma anónima” el diagnóstico al sistema para que este avise a las personas con las que ha estado en contacto durante los últimos 14 días. La app está configurada para registrar como “contacto de riesgo” aquellos en los que los móviles de ambas personas estén a menos de dos metros durante 15 minutos o más. “Si estuvieras afectado, comunicaremos la exposición de forma anónima a las personas con las que has estado en contacto”, explica el sistema.
Para el piloto, el Gobierno ha predispuesto con las autoridades canarias que las personas que reciban esa notificación deben ponerse en contacto con la unidad de sanitarios que rastrea en virus de forma manual en las islas. Estos profesionales determinarían el riesgo real del contacto (si se produjo en un entorno cerrado o abierto, si había alguna barrera física entre los usuarios como una mampara o un cristal, si llevaban mascarilla, si se tocaron...). El contacto con la unidad de rastreadores manual es el método preferido por el Ministerio de Sanidad, pero la decisión final de qué hacer si llega una notificación de la app será de cada comunidad autónoma si deciden implantarla una vez superado el piloto.
“Identificadores efímeros”
Tras la primera pantalla de información de la app, el sistema pasa a otra en la que el principal mensaje es “Tu privacidad es nuestra prioridad”. En este apartado el Gobierno detalla que el sistema funciona de manera anónima (“La aplicación funciona sin revelar tu identidad ni la de tu smartphone. NO se recoge tu nombre, email, geolocalización ni tu teléfono”), discreta (“Las alertas de exposición se envían sin indicar cuándo y dónde se produjo la exposición”) y voluntaria (“Elige en todo momento si quieres desactivar el servicio o dejar de utilizar la app”).
Para continuar más allá de esta pantalla y activar definitivamente la aplicación, el usuario debe marcar que acepta la política de privacidad y que ha leído las condiciones de uso. En ellas se explica con más detalle como se utiliza el bluetooth para rastrear contactos: “Tu dispositivo móvil generará cada día un identificador pseudo-aleatorio llamado 'clave de exposición temporal' con un tamaño de 16 caracteres (16 bytes o 128 bits) que servirá para derivar los 'identificadores efímeros Bluetooth', que son intercambiados con otros teléfonos móviles próximos que también tengan descargada la aplicación RadarCOVID”.
Estos “identificadores efímeros” se generan de forma independiente en cada teléfono cada 10 minutos a partir de esa “clave de exposición diaria”. Cuando la aplicación está activada, los dispositivos los envían a discreción cada pocos segundos. Cada cinco minutos, también abren sus oídos y escuchan los que el resto de teléfonos están enviando. Cada teléfono recuerda los códigos que ha enviado y guarda los que ha recibido durante los últimos 14 días, fecha a partir de la cual lo elimina todo.
Cuando un usuario notifica voluntariamente su positivo, los códigos que su teléfono ha enviado se suben a un servidor central. Todos los teléfonos con la app activa se conectan a ese servidor periódicamente y consultan la lista de códigos de 16 caracteres, provenientes de personas que han dado positivo. Si el teléfono detecta una coincidencia que coincide con las características de “contacto de riesgo” configurada por los servicios sanitarios, envía una alerta a su usuario. “Ni la aplicación ”Radar COVID“ ni el servidor de alerta de contagios almacenan datos personales de ningún tipo”, recuerda la política de privacidad.
Este funcionamiento permite que el sistema pueda ofrecer una valoración del nivel de exposición al coronavirus de cada usuario, ya que puede haber estado cerca de una persona que ha comunicado su contagio, pero llegar a sobrepasar las estimaciones de seguridad (15 minutos a menos de dos metros) configuradas para notificar un “contacto de riesgo”. La app española, encargada a Indra por 330.500 euros por el procedimiento de urgencia, comparte esta funcionalidad con la app alemana. Una vez activada, la app no necesita más interacciones por parte del usuario, aunque aconseja abrirla a menudo para vigilar el nivel de exposición al virus.
Introducción del positivo de forma manual
El Gobierno ha configurado Radar COVID para que sea cada usuario el que debe introducir un código enviado por las autoridades sanitarias si desea comunicar al resto de usuarios que ha dado positivo. Ese código será “facilitado por el Servicio Público de Salud”. “Enviando tu diagnóstico anónimo de COVID-19, estás contribuyendo a detener la propagación del virus. Gracias por ayudarnos a cuidar a los demás”, se lee en la pantalla de la app en la que se puede introducir dicho código: “Tu información está asegurada y será tratada siempre anónimamente”.
La fase de simulación de contagios para el piloto de Radar COVID terminará oficialmente el 20 de julio, momento en el que los distintos actores involucrados (Ministerio de Sanidad, Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia artificial y los homólogos de ambos organismos en las comunidades autónomas) llevarán a cabo un análisis de los datos recogidos durante las pruebas y se valorará su posible extensión a todo el territorio nacional. En ese estudio se evaluarán el rendimiento de la app en función de cuatro aspectos: nivel de adopción por parte de la ciudadanía, eficacia del sistema de rastreo, compromiso de los usuarios a la hora de comunicar su positivo al sistema y retención (cuántos usuarios mantuvieron la app activa).