Pedro Sánchez dedicará la mayor parte de su tiempo en el Foro Económico Mundial de Davos de este año a vender España ante cuatro gigantes de la industria de los microchips. El presidente tiene programadas varias reuniones oficiales y encuentros informales con los directivos de Intel, Qualcomm, Cisco y Micron, a las que presentará las líneas generales del PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) de 11.000 millones de euros con el que España quiere reducir su dependencia exterior de semiconductores y microchips aumentando su capacidad de diseño y fabricación.
El plan con el que España quiere hacerse un hueco en la tensionada cadena de suministro de este componente básico para la economía digital es de mayor cuantía de los anunciados hasta el momento, por encima de los 6.900 millones del PERTE del hidrógeno verde o los 4.300 con los que cuenta el del vehículo electrónico conectado. El Consejo de Ministros lo aprueba este martes. “Creemos que es un plan muy potente a todos los niveles, tanto cuantitativa como cualitativamente”, exponen fuentes gubernamentales.
Su presentación en Davos ante algunos de los pesos pesados de la industria será la “puesta de largo” del PERTE, continúan las mismas fuentes. La agenda de Sánchez ha comenzado este lunes con su asistencia a una cena privada con el CEO de Intel, Pat Gelsinger. A esta le ha seguido una reunión personal con Gelsinger a primera hora del martes. Dos encuentros consecutivos para conquistar a uno de los mayores líderes del diseño, fabricación y venta de circuitos integrados a nivel mundial, que además planea invertir 80.000 millones de euros en Europa.
Después de su discurso oficial en el Foro, Sánchez mantendrá otra reunión con el consejero delegado de Micron Technologies, Szanjay Mehrotra. Micron es otra multinacional estadounidense, la quinta suministradora de semiconductores a nivel mundial según la consultora IC Insights (Intel ocupa el primer lugar en esa clasificación). Está especializada en dispositivos de memoria, tanto RAM como flash, así como en formato USB. Las plantas más importantes de Micron están en EEUU y Asia, aunque cuenta con instalaciones en Alemania e Italia.
Media hora después de su encuentro con Mehrota, el presidente español se verá con Cristiano Amon, el CEO de Qualcomm. También con base en EEUU, Qualcomm ha sido clave en el desarrollo de los teléfonos inteligentes, con algunos de los procesadores más avanzados de este segmento, usados masivamente en todo el mundo. Actualmente es la sexta compañía del sector de los microchips y ha registrado algunas patentes críticas en el sector del 5G. Como con Gelsinger, Pedro Sánchez verá a Amon por partida doble, puesto que también ha sido invitado a la cena privada que el responsable de Qualcomm organiza este martes.
Antes de esa cena, el presidente se verá en una reunión vespertina con el presidente de Cisco, Chuck Robbins. Esta multinacional está formada por un conglomerado de empresas de tecnología de comunicaciones que también tiene presencia en el sector de los microchips a través de un procesador tanto para grandes redes de Internet como empresas de menor tamaño. Lo usan desde los routers de Deutsche Telekom hasta Facebook (Meta). Tiene más de 80.000 empleados en todo el mundo.
Competencia feroz en Europa
El PERTE español para impulsar la industria de los microchips se entronca en varios ejes, que incluyen el diseño, la investigación y la fabricación. “La realidad es que en España ya existen capacidades científico-tecnológicas e incluso industriales en algunos segmentos de semiconductores, lo que justifica que tengamos la oportunidad de dar un salto”, explicaba el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Roberto Sánchez, en un reciente evento sobre fondos europeos organizado por elDiario.es.
“El objetivo principal del Gobierno es poner en marcha un proyecto especial que nos permita construir a través de las fortalezas que ya tenemos, que nos sitúe en la vanguardia, incluso atrayendo fabricación propia a España para suministrar no solo a nuestra industria sino también en el contexto europeo y global”, añadía.
El esfuerzo español en el PERTE más cuantioso busca los miles de millones y puestos de trabajo de muy alta cualificación que caracterizan a este sector. No obstante, debe competir con un proyecto de inversión a nivel europeo lanzado por Bruselas cuando la crisis de suministro de semiconductores evidenció que no sería cosa de unos meses. La inversión de 80.000 millones de Intel ha sido su primer gran éxito.
“La nueva ley Chips Act permitirá a las empresas privadas y a los gobiernos trabajar juntos para que avance de manera significativa la posición de Europa en el sector de los semiconductores. Esta iniciativa tan amplia impulsará la innovación en I+D de Europa y traerá la fabricación de vanguardia a la región en beneficio de nuestros clientes y socios de todo el mundo”, expresa la multinacional estadounidense.
Unas inversiones por las que pelean casi todos los países de Europa y en las que Alemania, Austria, Francia e Italia, referencias en el ámbito comunitario, parten con ventaja. De hecho, la primera ronda de inversiones de Intel ya ha sido adjudicada: el gordo se lo ha llevado Alemania, donde la multinacional estadounidense construirá “una megafábrica de semiconductores de vanguardia” con 17.000 millones de euros. Creará 3.000 puestos de trabajo directos y “decenas de miles” entre proveedores e industria auxiliar.
El segundo premio también está muy cerca de cerrarse. Intel está negociando con Italia la instalación de otra planta de última generación que generaría otros 1.500 empleos en la compañía y aproximadamente 2.000 indirectos. Para ello la empresa ha puesto 4.500 millones de euros encima de la mesa en sus conversaciones con Roma. Intel también planea invertir otros 12.000 millones más en las instalaciones que ya tiene en Irlanda, lo que aumentaría su inversión total en el país hasta los 30.000 millones.
España ha logrado una parte de los fondos a través de financiación para proyectos de investigación. “Nuestro país representa uno de los principales mercados para la compañía, como ha quedado demostrado recientemente con la inversión llevada a cabo en el Centro de Supercomputación de Barcelona”, manifiestan fuentes de Intel en España a elDiario.es.
Necesidades masivas de capital
El citado Centro de Supercomputación, ubicado en una capilla de la capital catalana, trabaja en un nuevo prototipo de chip de código abierto que permita a los fabricantes independientes no tener que pagar altas sumas a los propietarios de su propiedad intelectual. Es una de las muchas razones por las que este sector tan especializado requiere masivas sumas de capital para empezar a producir.
En España hay un puñado de empresas que se dedican a él. Se han constituido recientemente en una asociación para dar a conocer el negocio y tener una única voz ante las instituciones. Su presidente, Danny Moreno, fundador de Wiyo, expuso a este medio lo que supone empezar en el sector: “Nosotros contratamos seis licencias de un programa informático que se usa para manejar la maquinaria de una fábrica de chips y el molde para producirlo. Cada una cuesta unos 400.000 euros al año. Utilizamos cuatro herramientas más para los 20 ingenieros que tenemos. Calcula la suma de inversión solo para empezar a diseñar un chip”.