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Kristinn Hrafnsson, el periodista despedido por revelar las irregularidades de su jefe que liderará Wikileaks

Julian Assange ha decidido dar un paso al lado y delegar el liderazgo de Wikileaks en el periodista islandés Kristinn Hrafnsson, un perfil algo desconocido fuera de su país de origen. Aunque Hrafnsson ha sido portavoz de esta organización entre 2010 y 2016 -desde entonces se dedicaba a “tareas legales” internas-, el liderazgo mediático de Assange ha impedido que se visibilicen otros cargos de relevancia en su estructura.

“Debido a las extraordinarias circunstancias en las que Julian Assange, fundador de WikiLeaks, ha sido incomunicado (exceptuando las visitas de sus abogados) mientras permanece arbitrariamente detenido en la embajada de Ecuador, el Sr. Assange ha nombrado a Kristinn Hrafnsson jefe de WikiLeaks”, explicaban este jueves a través de un comunicado en redes sociales, en el que también señalaban que Assange seguirá siendo el editor de la web.

En ese mismo comunicado, el sucesor al frente de WikiLeaks aseguraba que continuará el “importante trabajo” del portal y los “ideales” marcados por su fundador: “Condeno el tratamiento a Julian Assange que ha conducido a mi nuevo rol, pero doy la bienvenida a la responsabilidad de asegurar que continúe el importante trabajo basado en los ideales de WikiLeaks”.

Cabe destacar, además, que la elección de un periodista islandés no es casual: Islandia ha sido uno de los países en los que ha habido un movimiento más fuerte de apoyo a Assange y su organización. No obstante, su sucesor lleva casi una década trabajando para Wikileaks, siendo clave para el desarrollo de muchas de sus actividades.

Kristinn Hrafnsson ha centrado su carrera en el periodismo de investigación, especializándose en casos de corrupción política y empresarial. De hecho, esto último le llegó a costar su trabajo como director de Kompás, un programa de reportajes del canal de televisión Stöð 2. “He tenido bastantes conflictos por ser crítico”, reconocía en una entrevista concedida a 'La Vanguardia' en 2013: “El propietario del Canal 2, un banquero, me amenazó con demandarme cuando vio el tráiler de un reportaje que se iba a emitir y que versaba sobre la transferencia de fondos entre Islandia, Luxemburgo y las islas Vírgenes británicas”.

Así, Hrafnsson destacaba que su jefe era uno de los banqueros implicados en la trama. “Mi único criterio es la verdad”, aseguraba entonces, aunque lamentó: “Despidieron a todo el equipo. Me quedé sin trabajo pero seguí investigando”. Una de esas investigaciones trataba sobre la crítica situación financiera del Kaupthing Bank, que “cuando estaba a punto de quebrar, tenía como prestador a un empresario londinense, Robert Tchenguiz, que era parte de la propiedad del banco y que se llevó 3.000 millones de libras del capital”.

Era 2008. Un año después, fue contratado por la televisión pública islandesa. El caso es que esta indagación sobre el banco islandés fue lo que le llevó a dar un paso más en su trayectoria: “Poco después Wikileaks publicó los nombres de todos los que recibieron préstamos del Kaupthing. Los beneficiarios de los préstamos eran los mismos propietarios que dejaron el banco como un queso suizo, lleno de agujeros... Así conocí a Assange”.

Hrafnsson saltó a la palestra con su ascenso a la portavocía en 2010, el año en el que se empezó a complicar la situación de Assange. Por un lado, las filtraciones de Wikileaks tuvieron impacto global por primera vez, con escándalos como el vídeo Colltareal Murder, en el que se veía cómo soldados estadounidenses disparaban desde un helicóptero a civiles iraquíes, matando a 12 de ellos y también a dos reporteros de la agencia Reuters.

En el comunicado mencionado, la organización destaca precisamente su colaboración como whistleblower para que este vídeo se publicara. Esta filtración, por cierto, hizo que fuera nombrado Periodista del Año por tercera vez, un galardón concedido por la Unión Nacional de Periodistas de Islandia.

Pocos meses después de estas publicaciones, Assange fue acusado de violación y abusos a dos mujeres en Suecia, con su correspondiente orden de arresto y extradición al país nórdico. El fundador de Wikileaks, que niega los cargos y los considera una trampa, rehuyó y pidió asilo a la embajada de Ecuador en Londres, donde lleva seis años encerrado.

Ante la imposibilidad de continuar con este proceso judicial, el año pasado Suecia archivó el caso, pero mantuvo la orden de detención. El mayor temor de Assange es que Reino Unido tome la decisión de extraditarle a EEUU, donde podría ser juzgado por las filtraciones de Wikileaks.