La Unión Europea prepara el terreno desde 2021 para un nuevo medio de pago electrónico diseñado especialmente para las transacciones digitales: el euro digital. El proyecto aún está en fase de estudio por parte del Banco Central Europeo (BCE), que cerrará el análisis en octubre de este año. En caso de recibir un dictamen positivo, el nuevo artefacto aún debería pasar por varios años de definición técnica y reglamentaria a la que, en última instancia, deberían dar su visto bueno el Parlamento Europeo y los congresos nacionales. Sin embargo, el proyecto ya cuenta con una rotunda oposición por parte de los más mayores, según una reciente encuesta del Banco de España.
Ocho de cada diez personas con 64 años o más advierte que no utilizará el euro digital, ya que se siente “más cómoda con los medios/métodos de pago actuales”. Solo un 8% dice que lo utilizaría como complemento al resto de formas de pago, el porcentaje más bajo entre todos los rangos de edad. En comparación, el 35% de los españoles menores de 24 años lo incluiría entre sus opciones e incluso un 17% afirma que sustituiría con euros digitales sus billetes y monedas físicas. En España hay 9,5 millones de personas mayores
El BCE lanzó el proyecto de estudio del euro digital bajo la premisa de que este “nunca reemplazará al dinero en efectivo”. Su motivación es que “los pagos son un bien público demasiado importante para dejarlo en manos de los mercados financieros internacionales” como el de las criptomonedas, ha explicado la institución. Sin embargo, el proyecto ha sido el objetivo de numerosas teorías de la conspiración y desinformación a través de las redes sociales, muchas de ellas lanzadas desde la extrema derecha.
Una parte del rechazo también puede provenir del desconocimiento sobre el proyecto. Según el informe del Banco de España, basado en una encuesta representativa, solo el 20% afirmó ser consciente de que el BCE está valorando la emisión de un euro digital. Una vez explicadas las características por los encuestadores, se produce la citada brecha generacional en las respuestas, aunque la media de rechazo es del 58%.
Las pruebas del euro digital ya le han traído a España. Recientemente, el regulador bancario ha dado su visto bueno para que una empresa especializada en pagos a través del móvil empiece a testarlo como una opción más. El método que utiliza la plataforma MONEI es similar a las conocidas como “criptomonedas estables”, y cada uno de sus euros digitales tiene el mismo valor que un euro tradicional y está respaldado en proporción 1-1 en cuentas de bancos tradicionales.
Bizum se impone a las transferencias
La encuesta del Banco de España pregunta sobre los métodos de pago más utilizados. Además del rechazo al euro digital, una de las principales conclusiones es el auge de Bizum, que ya supera a las transferencias bancarias. Un 44% de los españoles afirma que dispone de este método de pago establecido en consorcio por los principales bancos, un punto más que el resultado que obtienen las transferencias y muy por encima ya de otras opciones como Paypal (18%) o los pagos con teléfonos o relojes inteligentes (23%).
El uso de Bizum se está extendiendo también a los comercios, entre los que cuatro de cada diez dice que lo acepta como método de pago de sus productos. Las empresas explican que este medio de pago “supone una ventaja para las grandes superficies en términos de rapidez en el pago, que se realiza de manera inmediata”, lo que es una “ventaja sobre las transferencias”. Además, actualmente no tiene comisiones y “es un sistema útil para zonas rurales donde no se aceptan las tarjetas”, recoge el informe.
Por contra, solo el 1% de los españoles lo utiliza diariamente, aunque el porcentaje se multiplica por 5 entre los menores de 24 años. Aunque España es uno de los países de Europa donde más se ha recortado el uso de dinero en efectivo con la pandemia, sigue siendo el método de pago más usado por la población. Un 64% lo sigue usando a diario.
No obstante, si la opinión sobre el euro digital existe una variable de edad, en el uso de efectivo aparece al tener en cuenta el nivel de estudios. Entre aquellos con un “nivel de estudios básico”, el uso diario de efectivo es del 72%, mientras que los que cuentan con “estudios superiores” se queda en el 55%. La correlación se aprecia también en el pago con tarjeta a través de dispositivos como el móvil o el reloj: un 4% lo hace a diario entre los que declaran un nivel formativo más bajo, subiendo hasta el 11% entre aquellos con formación superior.