¿Un píxel puede considerado una valiosísima obra de arte? Para el inversor que ha pagado 1.355.555 dólares (1,1 millones de euros) y para otros cuatro con pujas superiores al millón, sí. Es la cifra por la que se ha subastado la obra digital The Pixel, que se compone de un solo pixel 1x1. El pixel se ha registrado como NFT o token no fungible, una tecnología que permite autentificar la propiedad de archivos digitales y que está provocando una auténtica explosión en la venta de obras de arte virtuales, así como un ascenso imparable en sus precios. Aunque los 69 millones de dólares pagados por el cuadro digital del artista conocido como Beeple siguen siendo la cifra tope, el millón pagado por The Pixel marca un nuevo hito en esa escalada por lo abstracto de la obra.
“The Pixel es una declaración de un solo píxel. Fue creada para validar”, explica sobre ella el autor, Pak. La obra forma parte de una colección de NFT para la que el artista se ha aliado con la conocida casa de subastas Sotheby's, fundada en 1744 en Londres. “The Pixel es una obra de arte nativa digital representada visualmente por un solo píxel (1x1). Es un token que simboliza la unidad más básica de una imagen digital en una casa de subastas global tradicional. Es una marca diminuta para llevar el arte nativo digital a una potencial historia futura”, añade.
Pak, un artista anónimo, se autodefine como “diseñador/desarrollador/hechicero omnisciente” que “se encuentra actualmente en un espacio inexplorado experimentando con nuevas formas de creación y comunicación, descubriendo, aprendiendo y enseñando a lo largo del viaje”. Sotheby's recalca que lleva más de dos décadas creando obras de arte digitales, como Archillect, una inteligencia artificial que rastrea la red y comparte en sus perfiles de redes sociales imágenes “estimulantes” sin intervención humana. “En el floreciente espacio NFT, Pak se ha establecido como referente de creaciones artísticas sorprendentes”, añade la casa de subastas.
La colección de Park incluye otras cinco obras. Por ahora solo se ha cerrado la subasta de otra de ellas, que ha alcanzado un precio de 1,4 millones de dólares. El papel de Sotheby's ha hecho que la subasta se celebre dólares en vez de en ethers, la moneda de la cadena de bloques Ethereum. Esta red es paralela a Bitcoin y aunque su criptomoneda aún cotiza por debajo (unos 2.000 euros por ether, por los 50.000 que se están pagando por un bitcoin) es la que se está usando mayoritariamente para registrar estos archivos vendidos como obras de arte digitales.
Los NFT se basan en esta tecnología de cadena de bloques (o blockchain), la misma que sustenta las criptomonedas, para registrar la propiedad y trayectoria de un archivo digital. La cadena de bloques funciona como un libro de contabilidad virtual que no se puede falsificar ni hackear sin que todos los miembros de la red se enteren. Pese al gran auge que está teniendo con obras de arte digitales, este no es su único uso potencial. “El arte digital es sólo una forma de utilizar los NFT. En realidad, pueden utilizarse para representar la propiedad de cualquier activo único, como una escritura de un artículo tanto digital como físico”, presume la red Ethereum.
Una parte de la industria de contenidos se relame con los NFT
La fiebre de los NFT artísticos que se ha producido en los últimos meses y que suma desembolsos millonarios se está produciendo a la vez que otros experimentos sobre los posibles usos que se le podría dar a esta tecnología. “Es un campo en el que están conviviendo casos de uso reales con otros con mucho humo”, explica Sergio Carrasco, abogado especializado en tecnología e ingeniero informático. “Los NFT pueden ser útiles en determinados casos, para programarlos o que sirvan como acceso a contenidos que no estén en abierto, que puede tener un cierto valor”, añade, “pero al final todo el mundo se queda con locuras que se pagan por tontunas o casos como el de este píxel”.
Una de las industrias que investiga su potencial para cambiar el modo en el que los contenidos se han distribuido hasta ahora en Internet es la mediática. “La revista Time subastó tres de sus portadas más famosas a finales de marzo y, a la vez, publicaron una oferta en LinkedIn para encontrar un nuevo director financiero. Uno de los requisitos que pedían era que se sintiera cómodo con las criptomonedas”, afirma en conversación con este medio Covadonga Fernández, directora del Observatorio Blockchain. “El periodismo va a sufrir una transformación brutal. Los NFT van a suponer un cambio similar al que ocurrió cuando se inventó la web”, asegura Fernández, que presidió Telemadrid entre noviembre de 2015 y marzo de 2016.
Los NFT pueden ser útiles en determinados casos, para programarlos o que sirvan como acceso a contenidos que no estén en abierto, lo que puede tener un cierto valor. Pero también hay mucho humo
Una de las subastas de NFT que han tenido un mayor eco y que no tienen una relación directa con el arte o el coleccionismo fue la de una columna del New York Times que ascendió a medio millón de euros. La columna fue escrita por uno de sus redactores de Tecnología expresamente con este fin. Se titula ¡Compre esta columna en la Blockchain!. “Este es el primer artículo en los casi 170 años de historia del New York Times en ser distribuido como NFT, y si esta tecnología acaba siendo tan impactante como sus fans prevén, tenerlo será cómo poseer la primera emisión de televisión de NBC o la primera dirección de email de AOL”, explicaba su autor en el texto.
Días después, el medio estadounidense entrevistó al ganador de la puja. Este prefirió no dar su nombre (las transacciones en la cadena de bloques son anónimas) aunque su cuenta en la plataforma de subastas estaba vinculada con un perfil de Twitter, gestionado por una productora de música con sede en Dubái; y con uno de Instagram, perteneciente a un hombre llamado Farzin Fardin Fard, el director general de la empresa.
“Nuestro equipo administrativo está en constante colaboración con algunos asesores de arte bien informados y con mucha experiencia que creen que debemos desarrollarnos con movimientos tecnológicos que nos ayuden no solo a promover nuestra empresa, sino también a apoyar a los artistas y al mercado del arte. Así que, con orgullo, hemos decidido destinar suficientes fondos y recursos a la inversión en NFT como pioneros en esta industria”, explicó el autor de la puja ganadora al New York Times de manera anónima, ya que el medio no puede confirmar que sea Fard.
El autor de otra de las pujas más altas fue Jiannan Ouyang, que llegó a ofrecer unos 400.000 euros. Es un ex científico investigador de Facebook que ha puesto en marcha empresas basadas en tecnología blockchain. “Esta columna plasma las ideas que intercambiamos a diario sobre cómo la tecnología NFT reestructurará la industria de la publicidad y los medios de comunicación modernos”, explicó. Aunque cree que el valor de los NFT es “todavía muy especulativo y subjetivo”, también comentó que confía en que los tokens no fungibles y otras tecnologías basadas en las cadenas de bloques reestructuren el entorno de los medios de comunicación y reinventar cómo los creadores de contenido ganan dinero con su trabajo: “Por eso creo que la columna es valiosa”.