Desde el escándalo de Cambridge Analytica y la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, las redes sociales han intentado mejorar sus escudos contra la intoxicación de sus plataformas. Ahora vigilan de cerca cualquier rastro de bots que amplifiquen mensajes políticos, la distribución organizada de desinformación o los intentos de manipulación coordinados desde el extranjero. Pero los partidarios de Trump parecen haber encontrado un método para sortear esas salvaguardas de cara a las nuevas elecciones que se celebrarán en noviembre: pagar a adolescentes para que hagan ese trabajo con sus cuentas personales en las redes sociales.
La operación se ha llevado a cabo al menos desde comienzos de este verano, según ha publicado The Washington Post. La ejecutora es Turning Point, una destacada asociación de la juventud conservadora estadounidense (su presidente, Charlie Kirk, impartió el discurso inaugural de la última convención del partido republicano), quien ha pagado a los jóvenes, algunos menores de edad, por distribuir bulos y propaganda a favor de Trump, ocultando en todo momento su relación con la organización y fingiendo que lo hacían por iniciativa personal.
Robert Jason Noonan, padre de dos hijas adolescentes de 16 y 17 años, ha reconocido que ambas están recibiendo una remuneración por “impulsar puntos de vista y valores conservadores” en las redes sociales desde junio. El trato con Turning Point es “que lo hagan hasta que se cansen o hasta el día de las elecciones”, manifiesta.
Por el momento, los hechos parecen acotados al Estado de Arizona. Se trata de uno de los feudos clave para Trump en las elecciones de noviembre: fue uno de los que consolidó su victoria en 2016 y le concedió la presidencia a pesar de tener tres millones de votos menos que Hillary Clinton en total. Los adolescentes identificados proceden de los suburbios de Phoenix, capital y ciudad más poblada del Estado.
Tras la publicación del medio estadounidense, tanto Facebook como Twitter han procedido a eliminar decenas de cuentas relacionadas con esta estrategia y continúan investigando los hechos, han confirmado las dos redes sociales a elDiario.es. Ambas explican que la acción viola sus políticas contra el spam y la manipulación organizada de sus plataformas.
Como una granja de bots
La acción de los adolescentes se centra en reforzar en las redes el argumentario de Trump, como el del “fraude del voto por correo”, compartiendo el bulo que asegura que en las pasadas elecciones se perdieron 28 millones de sufragios por culpa de los fallos de este sistema. También se enfocan en desinformar sobre la pandemia, asegurando que las cifras de contagios de coronavirus están hinchadas a propósito o enzarzándose en debates con el resto de usuarios con comentarios del tipo “el doctor Faucci [homólogo de Fernando Simón en EEUU] no es de fiar”.
Su misión también es ejercer de trolls contra las cuentas de políticos del partido demócrata y de varios medios de comunicación, a los que responden con mensajes públicos que contienen datos falsos o partidistas. Sus intervenciones tienen un alto grado de coordinación, aunque por el momento se desconoce el número de jóvenes que ha participado. Según han explicado Facebook y Twitter, han detectado que algunos de ellos manejaban múltiples cuentas.
Según los expertos consultados por el Post, la jugada de Turning Point se encuentra entre las campañas de manipulación del electorado más ambiciosas del presente ciclo electoral. En apenas unos meses, algunos de los jóvenes cuyas cuentas han sido desactivadas publicaron hasta 4.500 tuits de contenido prácticamente idéntico. No obstante, esa es solo “una fracción” de su actividad total, puesto que no se conoce cuántos jóvenes están involucrados y sus acciones en Facebook son más difíciles de rastrear.
El efecto ha sido similar al que se obtiene al contratar granjas de bots –grupos de cuentas automatizadas para ser controladas por una sola persona– o cyborgs –evolución de las anteriores, en las que sus operadores pueden tomar el control en determinados momentos para fingir reacciones personales y dotarlas de mayor realismo– pero con la ventaja de poder esquivar las medidas de control de las redes sociales. En las elecciones de 2016, empresas de Rusia o jóvenes de Macedonia llevaron a cabo actividades similares en favor de la campaña de Trump.
“Esto es un activismo político sincero llevado a cabo por personas reales que sostienen apasionadamente lo que escriben online, no una granja de trolls anónima en Rusia”, ha asegurado un portavoz de Turning Point. La organización manifiesta que, debido a la pandemia, ha mudado a la red algunas de las campañas activistas que antes se realizaban de manera presencial, “reimaginando los roles del trabajo de campo”.