Jihadology.net alberga contenido relacionado con el ISIS y el yihadismo, vídeos y fotos que, en muchas ocasiones, son material “oficial” (si se le puede llamar así) del Estado Islámico. En este gran archivo de Internet sobre yihadismo hay artículos, podcasts y firmas invitadas, documentos y fuentes de información que usan para trabajar cientos de periodistas y académicos de todo el mundo diariamente. No son los únicos, ya que los terroristas también entran. Y es justo por eso por lo que según The Atlantic y The Financial Times aseguran que el gobierno británico le pide a su administrador, Aaron Zelin, que cierre la web. Algo a lo que él se niega.
Aunque eldiario.es se ha puesto en contacto con Zelin, experto en yihadismo que también trabaja en el Washington Institute for Near East Policy (Instituto de Washington para la política en Oriente Próximo), ha rechazado hacer comentarios. Vive una tormenta mediática desde que el pasado lunes el artículo en The Atlantic aireó las preocupaciones que el gobierno de Theresa May habría expresado últimamente sobre su web.
Zelin asegura que Jihadology.net es una fuente de información fiable para muchos profesores, legisladores y periodistas que investigan temas relacionados con el yihadismo y el islamismo extremista. Sin embargo, según las dos publicaciones, Reino Unido ahora le insta a que los vídeos más violentos o que muestren contenido explícito sean protegidos con contraseña. En el FT, Zelin asegura que lo está considerando.
Todo depende del contexto
Joan Barata, experto internacional en materia de libertad de expresión y regulación de medios, cuenta a eldiario.es que “lo que define a un contenido como terrorista no es tanto el contenido en sí como el contexto”. No es partidario del hipotético cierre de Jihadology.net, al tiempo que explica por qué: “Tú puedes mostrar la imagen de una decapitación y hacer una explicación del contexto: eso es un contenido legítimo. La misma imagen con otro contexto, con otro contenido, sería un contenido terrorista. Esto no es una cosa que se pueda hacer de forma automática”.
El jurista, que también forma parte de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) explica que “no hay una evidencia clara de que el consumo de contenidos online exclusivamente pueda dar lugar a procesos de radicalización”. Recuerda que esos procesos normalmente suelen complementarse con “el acceso a ciertos contenidos de Internet pero que se basan sobre todo en el contacto personal, en los mensajes individuales y privados”.
Por otro lado, Barata considera que la existencia de webs como Jihadology pueden cumplir un papel positivo, haciendo de “contranarrativa” para aquellos que, por ejemplo, piensan en radicalizarse. “Así, esas personas que se sienten atraídas por ciertos procesos pueden ver exactamente en qué consisten, qué son las actividades terroristas y por eso mismo echarse atrás”, continúa.
No entren mucho, por si acaso
Mientras se escriben estas líneas, Jihadology.net funciona con normalidad. Pero cuidado: en algunos países está bloqueada. No es el caso español, pero el artículo 575 del Código Penal establece que incurrirá en un delito quien “acceda de manera habitual a uno o varios servicios de comunicación accesibles al público en línea o contenidos accesibles a través de Internet o de un servicio de comunicaciones electrónicas cuyos contenidos estén dirigidos o resulten idóneos para incitar a la incorporación a una organización o grupo terrorista, o a colaborar con cualquiera de ellos o en sus fines”. Las penas van de los dos a los cinco años de prisión.
Barata considera que “el Código Penal está redactado de una forma bastante vaga y por lo tanto podríamos incurrir en un delito”. El experto asegura que “incluso en España y en otros países de la Unión Europea, el mero hecho de visitar determinadas páginas web te puede poner en problemas desde el punto de vista penal”. Y es que la ley no solo castiga a quien administra la web, sino también al que la visita de forma habitual. La pregunta es qué considera la ley por “habitual”.
El jurista recuerda también el texto que la Comisión Europea pretende aprobar próximamente y que obligará a las webs a borrar los comentarios relacionados con terrorismo en menos de una hora. “Esto puede tener implicaciones muy serias para la libertad de expresión”, dice Barata, que concluye lanzando un dardo envenenado hacia las autoridades europeas: “Parece que hay como una obsesión por retirar contenidos de la red porque es la forma más fácil de mostrar que se está haciendo algo sin acabar de entender que los procesos de radicalización son algo más complejo”.