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Réquiem por las cámaras compactas

En el cajón de los trastos viejos hay que buscar hueco para un dispositivo más. Junto a reproductores MP3, móviles antiguos y pilas usadas, ahora hace falta espacio para las cámaras compactas. Apple suele presentar novedades relacionadas con la fotografía en cada evento, y su última conferencia para desarrolladores no fue una excepción. Con iOS 11, además de añadir efectos para Live Photos, también han mejorado la compresión de imágenes, el rendimiento en baja luz y el modo retrato del iPhone 7 Plus. Se trata de otro clavo más en el ataúd de las cámaras compactas digitales, que están siendo enterradas por los avances fotográficos en smartphones.

Según un informe publicado por la Consumer Electronic Association, son muchos los dispositivos que han disminuido sus ventas por funciones que ahora pueden afrontar los smartphones. Solo en EEUU, la venta de móviles ha multiplicado por cinco sus ventas desde 2007 a 2016, afectando especialmente a reproductores de música, navegadores de GPS o cámaras de fotos digitales. 

Como recogen en Petapixel, la producción de cámaras digitales compactas está en continuo descenso desde el 2011. Un año antes, Apple presentó el iPhone 4 y, como señalaba The New York Times, se convirtió en la cámara más usada en las fotos que se compartían en Flickr situándose casi al nivel de la por entonces popular Nikon D90. La relación no es arbitraria y, como MG Siegler vaticinó en TechCrunch, la venta de cámaras compactas no ha hecho más que descender desde entonces.

Con la popularización de los smartphones, dispositivos como las habituales Canon Powershot de gama baja dejaron de tener sentido: no ofrecían más calidad y suponía transportar otro gadget prescindible. Asimismo, el auge de las redes sociales y las facilidades para compartir imágenes desde el smartphone también fueron otro elemento vital para explicar dicho cambio. Algunas compactas intentaron combatirlo incorporando wifi, pero los problemas de conectividad y las dificultades de acceso impidieron que el sistema cuajase. Pero, ¿cuándo comenzó el declive?

Es difícil marcar un punto específico, pero Nokia fue una de las primeras compañías en apostar por la fotografía en móviles. Reflejo de ello es el Nokia 7610, el primer teléfono en incorporar cámara de un megapíxel. No obstante, en 2004 todavía era difícil imaginar que aquellas imágenes borrosas podían sustituir la calidad de una compacta. Pocos años después, en 2007, Steve Jobs presentó “un iPod, un teléfono y un comunicador de internet”. En realidad, todo era solo un dispositivo: el primer iPhone. Por entonces, la cámara era un mero añadido sin demasiada relevancia, pero eso cambiaría en las siguientes generaciones.

El verdadero salto se produjo con el lanzamiento del iPhone 4, teléfono que ya alcanzaba los 5 megapíxeles, incorporaba flash y permitía grabar vídeo en HD. Desde entonces, la fotografía en smartphones alcanzó un nivel que cada año no haría más que aumentar. Así, las cámaras compactas básicas empezaron a deambular hacia un precipicio del que no tuvieron escapatoria.

Las compactas avanzadas, un nuevo protagonista

Pese a las cifras anteriores, los fabricantes de cámaras han intentado buscar la manera impactar en el mercado mediante la intrusión de nuevos productos.  Todavía queda un nicho con el que los smartphones no pueden competir: las cámaras compactas avanzadas. Como defiende a eldiario.es Jorge Gállego, responsable de relaciones públicas y comunicación corporativa de Sony, “el teléfono sirve para el día a día, pero no para fotos de más calidad”.  Por tanto, según la estrategia de Sony, aún existen posibilidades de influir con un dispositivo destinado a usuarios más profesionales.

Lejos quedaron aquellas cámaras básicas de 100 euros. La tendencia son compactas avanzadas con diseño vintage capaces de ofrecer una experiencia equiparable a la de una réflex digital pero con la gran diferencia de que caben en un bolsillo.

Según Gállego, todavía existen dos segmentos importantes en el mercado: las compactas con sensores de una pulgada y aquellas con un gran zoom, “estas cámaras compactas funcionan muy bien en el mundo de los youtubers, ya que son pequeñas y tienen pantalla abatible”, apunta el responsable de comunicación de Sony. Un ejemplo es la Sony RX100 III, una cámara de gran calidad y reducido tamaño pero que alcanza los 950 €. También están las cámaras micro cuatro tercios que, lideradas por Panasonic y Olympus, han eliminado el sistema de espejo réflex para construir un dispositivo más transportable sin que eso afecte a la calidad de su imagen. “Se han popularizado especialmente por tamaño y ligereza”, afirma Gállego refiriéndose a las cámaras sin espejo.

¿Hacia dónde vamos?

Resulta innegable la importancia que, cada vez más, tiene el campo de la fotografía en el sector mobile. Las empresas están en constante lucha por conseguir la mejor cámara del mercado y presumir de sus imágenes. Esto ocurrió con “One night on iPhone 7”, una campaña publicitaria que mostraba a gran tamaño imágenes nocturnas capturadas con un iPhone. Móviles como el Xperia XZ Premium son capaces de grabar a 960 fps (cámara superlenta), y otros como el Samsung Galaxy s8 incluso permiten disparar en RAW, un formato “bruto” de imagen hasta no hace mucho relegado a cámaras profesionales. 

Aun así, los smartphones todavía no han conseguido todo el espacio ocupado por compactas avanzadas y cámaras réflex. No obstante, como reflejan en DIY photography, el mercado fotográfico ha disminuido en general, pasando de 121 millones de cámaras producidas en 2010 a solo 23 millones en 2016. “Con respecto a 2010 ha descendido porque las compactas ocupaban mucho volumen”, afirma Gállego.

Como recogen en el artículo de DIY, esto podría significar que en un futuro desaparezcan muchos fabricantes de cámaras y, entre los culpables de ello, están los smartphones. Mientras tanto, el sector se centrará cada vez más en un segmento profesional que parece ser el único seducido por las últimas novedades. 

Pero para otras empresas todavía queda esperanza, “ya sea por telefonía o redes sociales, la fotografía ha tomado una relevancia enorme. Hay marcas que lo están pasando mal, pero otras han reinventado el concepto”, señala el responsable de comunicación de Sony. Esto no significa que la venta de cámaras compactas vaya a aumentar, sino que los smartphones podrían ayudar a democratizar la fotografía provocando que, tras un primer acercamiento, los usuarios se interesen por dispositivos más avanzados.