“¿Te piden fotos sin ropa a través de redes sociales? El #Sexting puede degenerar en #Sextorsión. Piénsalo bien, te pones en riesgo de sufrir chantajes”, decía hace poco @guardiacivil en Twitter.
Es cierto que la herramienta digital totalmente segura no existe, así como el método de ciberseguridad más efectivo es no exponerse a ellas. Pero de tanto repetir esta llamada a la precaución por parte de las fuerzas de seguridad, algunas activistas alertan de que está calando también la idea de que la mujer tiene menos derecho que el hombre a disfrutar de su sexualidad en Internet. O que deposita parte de la responsabilidad de la extorsión sexual en la víctima, supuestamente culpable de ponerse en riesgo al compartir su cuerpo. Internet no es un lugar seguro pero, ¿es eso incompatible con la libertad de sacarse fotos como te dé la gana y enviarlas a quien te dé la gana? Para las hacktivistas del grupo Coding Rights, no.
“Hacer y enviar desnudos es un derecho y también puede ser una práctica de resistencia placentera/gozosa contra el machismo, el conservadurismo, el racismo y la normatividad heterosexual”, proclaman. Por ello, han elaborado la guía Safer Nudes para rebelarse contra el sentimiento de indefensión que te quieren imponer en las redes, recuperar el espacio digital y la capacidad de decisión sobre tu propio cuerpo. Puedes enviar nudes, y puedes hacerlo de forma segura. No tiene por qué convertirte en víctima.
“Cuando estamos en línea, nuestros gestos, gustos y momentos íntimos están constantemente siendo grabados como bits y bytes, que son transmitidos y almacenados alrededor del planeta. La mayoría de las veces eso sucede sin que sepamos quién colecta esta información, dónde queda almacenada o por cuánto tiempo. Pero aún tenemos la posibilidad de tomar decisiones en este tema”, argumentan las hackers feministas: “El derecho a la privacidad es, exactamente, el poder de escoger quién tiene acceso a nuestra información personal, y bajo qué circunstancias. Y este derecho también lo podemos ejercer a través de decisiones informadas sobre las tecnologías de comunicación que usamos”.
No hace falta ser un hacker para tener comunicaciones electrónicas seguras. Aprender a protegerlas podría ser la regla número uno de la alfabetización digital. Sin embargo, las fuerzas de seguridad nunca te aconsejan sobre cómo hacerlo. ¿Por qué? Porque ellos también quieren entrar en tu móvil. Hasta Naciones Unidas ha alertado de manera oficial del aumento de hackeos gubernamentales. Los que pueden, intentan obligar a los desarrolladores a dejar agujeros por los que puedan colarse las fuerzas de seguridad. Uno de los troyanos más efectivos lo vende abiertamente una compañía israelí a agencias de inteligencia nacionales, y ha sido usado de manera masiva en todo el mundo para espiar a activistas y periodistas. Theresa May llegó a asociar con el terrorismo el uso de herramientas de encriptación, el mejor escudo para asegurar la privacidad en red.
Encripta sin mirar atrás
“¿Pueden ver mi vagina? Sí, los gobiernos y las compañías pueden ver nuestros desnudos si quieren. Pero nosotros podemos dificultar esto. Usa el cifrado y crea contraseñas fuertes”, recomiendan desde Coding Rights. Puedes encriptarlo todo, desde las fotos (o cualquier documento) a una carpeta específica del dispositivo, o incluso el teléfono entero. Es posible tanto en Android como en iPhone y es el método más seguro de protegerte.
El cifrado es la herramienta de seguridad más potente porque impide el acceso libre a tus datos. Los transforma en un caos ilegible que nadie, excepto las personas a las que concedas acceso con un código secreto, podrá descifrar. Sin embargo, el método de ciberseguridad más importante no es digital, sino mental: “Que nunca se te olvide que cada archivo que enviamos a través de una aplicación también llega a un servidor propiedad de una compañía. No tenemos acceso a los datos de esos servidores, pero las empresas que son dueñas de ellos sí y también los gobiernos”.
No, mejor no las mandes por Facebook
Importante: manda fotos que se autodestruyan al llegar a su destino. Enviar un selfie sin ropa no es sinónimo de que el receptor llegue a tener en su poder esa imagen. Eso descarta un montón de apps: “Nunca uses mensajes de texto (SMS), iMessage, WhatsApp, Telegram, Facebook (¡por dios, no!), Tinder, Happn o cualquier otra aplicación de mensajería que muestra tu teléfono o que te permite descargar las imágenes que son compartidas con otros”, resumen las hackers.
Además de bloquear la descarga de las fotos (o la captura de pantalla), la app ideal debería poder ser usada sin tener que dar ningún dato personal como el número de teléfono, lo que deja fuera otras como Snapchat. Usar software libre y eliminar las imágenes de los servidores una vez enviadas son otros puntos a favor. No hay ninguna herramienta que cumpla todos y cada uno de esos requisitos, pero Coding Rights recomienda dos: Confide y Wick.
“Confide y Wick dificultan mucho las impresiones de pantalla y te permiten saber cuando alguien lo intenta. El registro en ambos servicios no requiere un número de teléfono. Evita vincular tus cuentas en estas aplicaciones con tu cuenta de correo personal o tu perfil de Facebook, ya que así tus desnudos quedan atados a estas cuentas en algún nivel”, recuerda la guía.
Anonimízate (si quieres)
“Internet nos ha vuelto acosadores a todos y nunca sabemos cómo de sumergidos en la red pueden estar los demás. Así que si quieres compartir desnudos con alguien en quien no confías, te recomendamos que evites mostrar tu cara, tatuajes, marcas de nacimiento, cicatrices, muebles, etc.”, aconsejan.
Con Obscuracam puedes pixelar todos esos detalles fácilmente. Y antes de mandarla, no olvides los metadatos: la información sobre el archivo como la hora a la que fue tomada o modificada la imagen o la localización. Borra todos esos datos e impide que el receptor tenga más información que la que desees ofrecer con Photo Exif Editor (disponible para Android y para iPhone).
El proyecto Safer Nudes de Coding Rights ha sido financiado por la campaña WebWeWant de la World Wide Web Foundation, fundada por Tim Berners-Lee (inventor de la web) para defender los principios iniciales de libertad, seguridad y neutralidad de la red. La guía está preparada como un zine que cualquiera puede imprimir y distribuir y está centrada en el envío de desnudos de forma segura.
Si quieres ampliar tu uso de herramientas de ciberseguridad, la Guía de Seguridad Digital para Feministas Autogestivas del grupo hacktivista Hackblosom es mucho más completa e incluye información sobre navegación segura, el anonimato, proteger tus redes sociales o tu mail. Siempre bajo el mismo principio: “Tienes el derecho de existir de manera sana y segura en los espacios digitales. Aunque tengamos que depender en la tecnología de terceros para acceder estos espacios, hay toneladas de herramientas y estrategias que te ayudaran a tomar control sobre tu vida digital y mitigar el riesgo de amenazas maliciosas”.