Aún no ha comenzado el Mobile World Congress y ya hemos visto a Mark Zuckerberg, primero corriendo con su entrenador desde la Sagrada Familia hasta el Castillo de Montjuïc; después durante la presentación del Galaxy S7 de Samsung para hablar de realidad virtual.
“Es la próxima plataforma”, dijo el jefe de la red social más grande del planeta. Su aparición hizo que gran parte de la audiencia saltara de sus asientos y se acercara al borde del escenario para hacerle fotos, mientras explicaba cómo ha evolucionado la divisa de lo social: primero fue el texto, después la foto, después el vídeo y ahora esta tecnología que combina lo mejor del hardware, con lo mejor del software para “ayudarte a contar tu historia”.
Se refiere al Gear VR, una colaboración entre Samsung y Occulus, la empresa que adquirió Facebook por 2.000 millones de dólares el año pasado. El Oculus Rift es el invento de un adolescente llamado Palmer Luckey que consiguió dos millones y medio de dólares con una campaña de Kickstarter y que se ha convertido en el catalizador de la realidad virtual, la nueva frontera del contenido digital.
La más barata, no la única
No es la primera, pero sí la primera que no hace vomitar a la audiencia. Y es la más barata: Zuckerberg dijo el domingo que han conseguido rebajar la versión Samsung a 99 dólares. Todos los que preordenen un G7 recibirán uno gratis. Eso sí: de momento, solo podrán usarlo con ese terminal de Samsung. El VR tiene una hermana, una pequeña esfera con dos lentes de 15 megapixeles llamada Gear 360, capaz de de grabar en 4k y fotografiar imágenes de hasta 180 grados.
En ese sentido, la competencia es casi inexistente. HP ha presentado unas gafas que no, definitivamente. Merece más atención el casco Vive de HTC -desarrollado junto a Valve-, que costará 799 dólares (unos 717,7 euros, al cambio actual) y se podrá reservar a partir del 29 de febrero.
En cuanto al G7, más que novedades hay mejoras. Es un 30 % más potente que su predecesor y la capacidad gráfica tiene un rendimiento un 64 % mayor. Dijeron que es un teléfono para gamers y, para contarlo, trajeron a Tim Sweeney, consejero delegado de Edge games y responsable del Unreal engine. La cámara tiene 12 megapíxeles y una apertura de f/1.7, con un software llamado “dual pixel” que, como la pastilla de Limitless, permite usar los fotodiodos de todos los píxeles para enfocar, en lugar de unos cuantos.
La nueva gama recupera dos cosas de vidas anteriores: se puede sumergir durante 30 minutos en un metro y medio de agua durante media hora y tiene lector de tarjeta SD. Y este año trae a España Samsung Pay, el nuevo sistema de pago por móvil válido para tarjetas y bancos de la compañía surcoreana.
Un clásico instantáneo: el teléfono modular
LG también presentó un dispositivo de realidad virtual, un LG 360 VR que no incrusta el teléfono pero que se conecta a través de un cable. Quedó eclipsado al introducir un nuevo sabor en el mercado que promete hacerse viral: el modular. En la era del hardware de caja cerrada, su G5 permite quitar la batería y conectar otros gadgets. Por ejemplo su LG Cam Plus, un módulo de cámara para realizar y editar vídeos, un altavoz de alta definición marca Bang & Olufsen y, como es natural, otra batería extra.
El proyecto sigue la senda abierta por el Project Ara de Google. Hay una sensación como de Next Big Thing. Modular significa accesorios, sin implicar necesariamente grandes retos tecnológicos. ¿Hay algo más goloso para el mercado que los accesorios?
Más cosas: Huawei, rey del smartphone barato, entra en el negocio de los netbooks con su Matebook; HP vuelve a la tecnología móvil con el “phablet” HP Elite x3 para entornos profesionales. ZTE ha enseñado Spro Plus, una tableta que también funciona como proyector. Y Apple, como es su costumbre, no ha dignado la undécima edición del Mobile World Congress con su presencia, aunque calculan reunir a 95.000 asistentes y generar un impacto económico de 460 millones de euros. Estaba ocupado luchando contra el FBI.