¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.
¿Por qué es tan importante que un Fiscal Especial vaya a investigar a Trump?
Porque no depende (oficialmente) de Trump
A diferencia del FBI o el Departamento de Justicia, la figura del Fiscal Especial no depende directamente del presidente. Trump no puede quitárselo de enmedio y destituirlo, aunque podría ordenar a su Fiscal General que lo hiciera y esperar que no le llevara la contraria. El Fiscal Especial tiene su propio personal y maneja su propio presupuesto, decide en cada momento cómo instruir su caso y puede interrogar a quien quiera bajo juramento, incluido el mismo presidente. Un nivel de autonomía peligroso para la Casa Blanca.
Porque da credibilidad a las acusaciones
Trump ya ha dicho decenas de veces que el asunto de Rusia “es un cuento”, “un bulo” y “una excusa que han puesto los demócratas tras perder las elecciones”. En el momento en el que el número 2 del Departamento Justicia, nombrado por el propio Trump, decide nombrar un Fiscal Especial para el caso, deja ver que la cosa no está tan clara como querría el presidente. Recordemos que el número 1 del Departamento de Justicia, el Fiscal General Jeff Sessions, decidió apartarse de las decisiones sobre Rusia después de que se supiera que se reunió con el embajador de Putin mientras era parte de la campaña de Trump.
Porque ahora un impeachment es más posible
El Watergate que acabó con Nixon tuvo un fiscal especial. El proceso que llevó al impeachment de Bill Clinton también contó con una figura similar. Es un paso más en un largo proceso que no tiene por qué acabar con la destitución de Trump pero que sí va avanzando en esa dirección. En última instancia, la decisión de proceder o no con el impeachment la van a tomar los congresistas y senadores en base a la investigación de este Fiscal Especial. Pase lo que pase, Robert Mueller se acaba de convertir en una figura clave para el destino de Trump.
Por quién es el elegido: Robert Mueller
El ex director del FBI fue nombrado por George W. Bush y se mantuvo en el cargo con Obama, es una persona del máximo prestigio y conoce a la perfección el gobierno. Es difícil que le engañen en temas clave como el de si Trump presionó a su sucesor en el FBI James Comey para que no le investigara. Además, al ser republicano, será difícil que la Casa Blanca pueda poner en duda sus buenas intenciones o calificar su trabajo de “caza de brujas”. Es un investigador experimentado que sabe dónde buscar y si Trump oculta algo, debe estar hoy muy preocupado.
Porque a los republicanos les costará ahora más apoyar a Trump:
Ya no va a ser tan fácil. Con un Fiscal Especial de su propio partido sacando los trapos sucios al presidente, los republicanos van a tener que opinar cada día sobre el último descubrimiento de la investigación. Y si Mueller concluye que Trump violó las leyes o encubrió a otros que lo hicieron... lo tendrán cada vez más difícil para no tomar medidas. Ya no pueden decir que son los demócratas contra ellos.
Porque esto puede ir para largo...
Trump tiene más margen de maniobra con las iniciativas el FBI o del Congreso, pero ahora... si decidiera cerrar la investigación del Fiscal Especial antes de que éste considere que ha obtenido todas las respuestas sería un auténtico escándalo. Aunque el presidente ya ha dicho que espera “una rápida conclusión” ahora todo queda en manos de Robert Mueller. Pueden ser meses, pueden ser años... la espada de Damocles pende sobre Trump desde hoy. No sabemos por cuánto tiempo.
Porque no depende (oficialmente) de Trump
A diferencia del FBI o el Departamento de Justicia, la figura del Fiscal Especial no depende directamente del presidente. Trump no puede quitárselo de enmedio y destituirlo, aunque podría ordenar a su Fiscal General que lo hiciera y esperar que no le llevara la contraria. El Fiscal Especial tiene su propio personal y maneja su propio presupuesto, decide en cada momento cómo instruir su caso y puede interrogar a quien quiera bajo juramento, incluido el mismo presidente. Un nivel de autonomía peligroso para la Casa Blanca.