¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.
Trump cree en la presunción de inocencia de los varones blancos
Rob Porter ya había dimitido, pero Donald Trump no pudo resistir la tentación de defender a su asesor: “él dice que es inocente y deberíais recordar eso”. Al presidente no le convencen los testimonios de las dos ex esposas de Porter ni de otra de sus parejas, tampoco las fotos con el ojo morado de una de ellas. Donald Trump se pregunta en twitter qué pasa con la presunción de inocencia, ya que “no hay recuperación para alguien falsamente acusado, su vida y su carrera se acaban”. Le preocupa muchísimo la presunción de inocencia, siempre que no sea la de cinco menores negros e hispanos en la Nueva York de finales de los 80.
El 19 de abril de 1989 Trisha Meili, una mujer blanca de 28 años, fue atacada y violada brutalmente en Central Park. Mientras aún seguía en coma, la policía detuvo a varios jóvenes en relación con el suceso. Ninguno confesó el crimen aunque cinco, según ellos bajo intimidación y tortura, dijeron haber estado presentes. Trump, entonces un promotor millonario muy preocupado por la presunción de inocencia, se gastó 140.000 euros de hoy en día en comprar anuncios a toda página en los cuatro grandes periódicos de Nueva York. Su firma iba abajo y el titular rezaba: “Recuperemos la pena de muerte”.
“Deberían ser obligados a sufrir”, decía Trump, “quiero que estén asustados”. Y en una auténtica defensa de la presunción de inocencia añadía, en mayúsculas: “LOS DERECHOS CIVILES ACABAN CUANDO EMPIEZA UN ATAQUE A NUESTRA SEGURIDAD”. Toda una declaración de intenciones. Tras los anuncios de Trump las familias de los acusados recibieron amenazas de muerte y, en un ambiente de máxima tensión racial, fueron condenados a penas de entre 10 y 15 años. El juicio estuvo basado casi por entero en las confesiones, ya que no se hallaron pruebas tangibles de su participación en los hechos y la víctima no recordaba nada del crimen.
Todos estaban ya fuera de prisión cuando, trece años después, un violador en serie llamado Matías Reyes confesó ser el autor de la paliza y la violación. En una entrevista con la cadena ABC dio todo tipo de detalles sobre lo que pasó y además se sometió a una prueba de ADN en la cárcel donde cumplía condena por otros crímenes. Los resultados dijeron que el semen hallado en la víctima era únicamente suyo y él declaró que había actuado solo y que no conocía de nada a los condenados por el crimen, “los cinco de Central Park”.
La justicia anuló sus condenas, la ciudad de Nueva York los indemnizó con más de 30 millones de euros, pero ellos querían algo más: una disculpa de Donald Trump. No sólo no la han recibido, sino que hace apenas dos años el billonario mantenía en público que eran culpables, dijera lo que dijera el ADN. Incluso volvió a escribir una carta en un periódico neoyorquino criticando al ayuntamiento por la indemnizar a los cinco inocentes porque “no habían sido exactamente unos ángeles en el pasado”. La inocencia de los cinco no es una presunción, sino un hecho avalado por el sistema judicial, pero el presidente campeón de la presunción de inocencia no la reconoce.
Tal vez tenga algo que ver el color de la piel porque, en el caso de los hombres blancos acusados por mujeres, Trump es siempre muy comprensivo. “Él lo niega”, dijo del candidato republicano acusado de abusar de chicas de 14 años cuando tenía 30. “No creo que hiciera nada malo”, afirmó del presentador de la FOX que pagó 10 millones de euros para evitar ir a juicio tras varias acusaciones de acoso sexual. “Es un un buen hombre”, declaró cuando otro ejecutivo de su televisión favorita fue denunciado por 24 mujeres. “Quién sabe si esos arañazos no estaban allí antes”, se preguntó después de que la policía fichara a su jefe de campaña por atacar a una periodista. O será la empatía que da el haber sido públicamente acusado de acoso por 19 mujeres... según Trump, todas mienten.
Rob Porter ya había dimitido, pero Donald Trump no pudo resistir la tentación de defender a su asesor: “él dice que es inocente y deberíais recordar eso”. Al presidente no le convencen los testimonios de las dos ex esposas de Porter ni de otra de sus parejas, tampoco las fotos con el ojo morado de una de ellas. Donald Trump se pregunta en twitter qué pasa con la presunción de inocencia, ya que “no hay recuperación para alguien falsamente acusado, su vida y su carrera se acaban”. Le preocupa muchísimo la presunción de inocencia, siempre que no sea la de cinco menores negros e hispanos en la Nueva York de finales de los 80.
El 19 de abril de 1989 Trisha Meili, una mujer blanca de 28 años, fue atacada y violada brutalmente en Central Park. Mientras aún seguía en coma, la policía detuvo a varios jóvenes en relación con el suceso. Ninguno confesó el crimen aunque cinco, según ellos bajo intimidación y tortura, dijeron haber estado presentes. Trump, entonces un promotor millonario muy preocupado por la presunción de inocencia, se gastó 140.000 euros de hoy en día en comprar anuncios a toda página en los cuatro grandes periódicos de Nueva York. Su firma iba abajo y el titular rezaba: “Recuperemos la pena de muerte”.