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José Couso: quién sabe si mañana el infinito

En uno de los monólogos de Un trozo invisible de este mundo, uno de los personajes que encarna Juan Diego Botto recuerda algo que le dijo un compañero, una suerte de sentencia conformista: “Diez está tan lejos de infinito como dos”. Durante una entrevista, J.D.B. me explicó de dónde salía ese fragmento: “El último monólogo lo escribí en 2003, amnistiado Pinochet, y con toda la rabia de un amigo que me dijo eso: diez está tan lejos de infinito como dos. Me sentó en un café y me preguntó: ¿Para qué remover, Juan?”.

Javier Couso, hermano de José, el cámara asesinado el 8 de abril de 2003 por el ejército estadounidense en Bagdad, está en Murcia. Coge el teléfono poco antes de presentar el último libro de una de las testigos del caso, Olga Rodríguez. Este viernes, a partir de las 20.30 horas, estará en la sala Arena de Madrid trabajando en el concierto que han organizado para recaudar fondos destinados a la conmemoración del décimo aniversario del asesinato. Le pregunto cómo está: “Cansados, pero muy satisfechos. Hemos hecho mucho. Aunque haya personas que crean lo contrario, no es todo o nada. Hemos conseguido muchas cosas”.

A José Couso lo mataron hace ya diez años. Fue el ejército de EEUU. Hay tres militares procesados y dos superiores imputados. Desde entonces, ningún Gobierno español ha trabajado para resolver el caso. Es más, han favorecido a ocultarlo. “Todos han sido sumisos a lo que mandaba EEUU”, denuncia Javier. A pesar de los constantes intentos de la Fiscalía, que no es más que el Gobierno, los abogados del caso han presentado nuevas diligencias, admitidas por el juez Santiago Pedraz, para reactivar las órdenes de busca y captura de los culpables.

El caso sigue abierto. Y sería un error convertirlo en poco más que una efeméride. En eso jugamos, o juegan, los medios un papel importante. Como bien me comentó Javier, “todo el mundo sabe en qué manos está la gran mayoría de la prensa”. “Al igual que fast food, existe el fast periodismo”, me dijo. Luego se mostró agradecido con “la tropa de periodistas, los de a pie”.

No estaría mal que recordásemos que el asesinato no solo de Couso, sino de otros dos periodistas aquel 8 de abril, respondió a un estudiado ataque estadounidense contra la prensa. Más nos valdría recuperar la lucha y traerla de vuelta de los tuits a las portadas. Y a los movimientos del día a día.

Sea como fuere, J.D.B. lo dejó claro: “Quiero mi dos”. Y puede que luego consigamos el tres. Y el cuatro. Y el diez. Y quién sabe si mañana el infinito.

En uno de los monólogos de Un trozo invisible de este mundo, uno de los personajes que encarna Juan Diego Botto recuerda algo que le dijo un compañero, una suerte de sentencia conformista: “Diez está tan lejos de infinito como dos”. Durante una entrevista, J.D.B. me explicó de dónde salía ese fragmento: “El último monólogo lo escribí en 2003, amnistiado Pinochet, y con toda la rabia de un amigo que me dijo eso: diez está tan lejos de infinito como dos. Me sentó en un café y me preguntó: ¿Para qué remover, Juan?”.

Javier Couso, hermano de José, el cámara asesinado el 8 de abril de 2003 por el ejército estadounidense en Bagdad, está en Murcia. Coge el teléfono poco antes de presentar el último libro de una de las testigos del caso, Olga Rodríguez. Este viernes, a partir de las 20.30 horas, estará en la sala Arena de Madrid trabajando en el concierto que han organizado para recaudar fondos destinados a la conmemoración del décimo aniversario del asesinato. Le pregunto cómo está: “Cansados, pero muy satisfechos. Hemos hecho mucho. Aunque haya personas que crean lo contrario, no es todo o nada. Hemos conseguido muchas cosas”.