Crítica

'Solo asesinatos en el edificio' se eleva con Meryl Streep, que brilla con una parodia antitética de su carrera

Meryl Streep y Martin Short, en 'Solo asesinatos en el edificio'

Adrián Ruiz

Solo asesinatos en el edificio ha vuelto a Disney+. En plena fiebre por los 'true crimes', con las cadenas y plataformas lanzando decenas de docuseries y ficciones basadas en casos reales que han impactado a la sociedad, la serie original de Hulu ha regresado con una tercera temporada (sus dos primeros capítulos ya están disponibles en la plataforma) que tiene a Meryl Streep como principal y prestigiosa novedad. La oscarizada actriz se une como estrella invitada a la reconocida comedia protagonizada por Steve Martin, Martin Short y Selena Gómez.

La ficción, estrenada en el año 2021, fue del todo visionaria al anticiparse a dos 'booms' que hoy en día siguen expandiéndose a ambos lados del planeta. Por un lado, el de esa mencionada obsesión colectiva por los escabroso, algo que en España se sigue demostrando, por ejemplo, con el reciente estreno del 'esperadísimo' documental de Netflix sobre la misteriosa muerte del marido de Raquel Sánchez Silva.

También con la noticia sobre la detención del hijo del actor Rodolfo Sancho después de confesar haber matado y desmembrado a un hombre en Tailandia. Un caso que se ha convertido prácticamente en 'un reality' para todas las cadenas de televisión, que han seguido minuto a minuto (con un tratamiento más que cuestionable) todos los detalles sobre el escalofriante suceso.

Por otro, el de los epidémicos podcasts que no cesan en multiplicarse. Esta moda la anticipó la serie ideada por John Hoffman junto al propio Steve Martin, quienes vislumbraron esta explosión y la plasmaron en la historia de Charles, Oliver y Mabel, tres vecinos de un edificio -el ya eblemático Arconia- del Upper West Side de Nueva York. Los tres personajes, aficionados a los 'true crimes', se ven de repente envueltos en uno y deciden lanzar un podcast en el que ir documentando el avance de sus investigaciones sobre lo ocurrido.

Los crímenes no han dejado de desencadenarse desde esos comienzos y ahora, en el arranque de la tercera temporada, Solo asesinatos en el edificio tomará como punto de partida lo ocurrido en el final de la anterior, cuando el trío se vio sorprendido por la inesperada muerte de Ben Glenroy, una estrella de Hollywood que debuta en Broadway como protagonista de la nueva producción teatral creada por Oliver (Martin Short). El actor está interpretado por Paul Rudd, otra de las estelares incorporaciones de la ficción que, junto a Meryl Streep, elevan la producción a otro nivel.

'Solo asesinatos en el edificio' lanza el tráiler final de su "salvaje" temporada 3 y presenta a sus sospechosos

La serie se pone profunda y sube su nivel con Meryl Streep

Solo asesinatos en el edificio continúa en Disney+ con una envidiable salud con la que, después de dos temporadas, se atreve a madurar. La serie, siempre en clave de comedia, sigue siendo un divertido 'cluedo' en el que sus protagonistas juegan con el público a intentar escudriñar un macabro suceso. Sin embargo, se permite ya el lujo de profundizar en sus personajes principales, destapando y poniéndose un poco más seria con algunos de sus conflictos personales.

Y ahí Short, Martin y Gómez tienen gran parte de la responsabilidad. Los actores se han convertido en un gran trío cómico que nadie jamás imaginó. A muchos le pareció rocambolesca la mezcla de la también cantante con las dos leyendas estadounidenses del humor, pero el tiempo ha demostrado que se han acabado complementando a la perfección. Su química, después de tres años, está más que asentada y traspasa la pantalla a través de unas geniales secuencias juntos (con unos también geniales diálogos) que, por contra, se ven reducidas en estos nuevos capítulos.

¿El motivo? La decisión de los guionistas de centrarse de forma individual en la historia de cada uno de los integrantes de esta terna. Y es que, asesinatos aparte, la ficción habla realmente de las frustraciones y la realización personal con las artes y la industria del espectáculo como telón de fondo. Lo vemos en Oliver, un viejo director de Broadway que, en el ocaso de su carrera, acumula más fiascos que éxitos. En Charles, un actor venido a menos que tiene que lidiar constantemente con su incapacidad para desarrollar relaciones afectivas estables con sus parejas. Y, por supuesto, también en Mabel, una ilustradora que, metida en la treintena, atraviesa una crisis existencial que es ya un problema generacional.

Esa gran conexión entre los tres personajes se hace patente, por cierto, en una oportuna escena de esta temporada: “¡Te necesitamos, eres la Mabel en el sándwich de Charles y Oliver!”, le dice el personaje de Short a su joven compañera. “Sin ti, sólo somos dos pedazos de pan blanco rancio”, añade el de Steve Martin sobre un 'bocadillo' que ahora es plato 'tres estrellas Michelín' gracias al fichaje de la gran Meryl Streep.

La ficción, a la que alguno vio visos de agotamiento, ve más que justificada esta tercera temporada con la inteligente incorporación de la legendaria actriz, que logra integrarse a la perfección en el coral reparto de la serie. No eclipsa al resto del elenco, pero tampoco pierde la oportunidad, en cuanto tiene la ocasión, de desplegar su enésimo alarde interpretativo.

Un papel antitético al que Streep estaba destinada

Además, en el continuo idilio de la serie con la metaficción, Solo asesinatos en el edificio sigue caricaturizando ese despiadado mundo del espectáculo también a través de Meryl Streep. En una antítesis de lo que ha sido la exitosa carrera de la neojerseyés, Streep da vida a una actriz fracasada que, a sus más de 70 años, no consigue que nadie descubra su gran talento. “¿Dónde has estado?'', le pregunta Oliver tras hacerle una prueba de casting a la que se presenta en el último momento. La broma se hace sola, claro.

Asistimos, pues, a una 'cara B' de su vida. Aquella en la que no nos hubiese regalado más de medio centenar de impecables trabajos cinematográficos. En ella, Streep se ríe además de sí misma, llevando a su personaje cosas que ha vivido en el mundo real: como su incursión en el mundo de los musicales o su espectacular capacidad para imitar diferentes acentos dentro del inglés. La americana, que en 2015 ideó un proyecto para impulsar a mujeres guionistas de más de 40 años, pone de manifiesto en sus carnes el problema que se encuentran otras actrices de su edad que no encuentran su hueco en una industria todavía hoy machista y patriarcal.

Lo que muy pocos saben es que el de Loretta Durkin es además un papel para el que Meryl Streep estaba destinada. El cocreador y showrunner de la serie, John Hoffman, ha desvelado “el efecto dominó de experiencias maravillosas” que hizo que la gran estrella del séptimo arte se decidiese a brillar también ahora en televisión, donde realmente son contadas sus participaciones (la última en Big Little Lies).

El responsable, que confesó en Variety que Streep era “la actriz soñada” para este papel, ha reconocido que fue ella la que se interesó por su serie a través de una llamada a Steve Martin y Martin Short. La sorpresa de Hoffman se multiplicó en sus primeras conversaciones con la intérprete: “Empecé a guiarla en lo que sería el arranque de la temporada y le digo: 'Comenzamos con tu personaje, tienes 10 años y estás viendo tu primer espectáculo de Broadway en St. Luis con tu madre. Estás viendo No Strings, que es un musical de Richard Rogers”, relató en referencia a una secuencia del primer capítulo de esta tercera tanda.

“Antes de continuar, me interrumpe y me dice: 'Vi No Strings en Broadway. Mi madre me llevó cuando tenía unos 10 años. Nunca lo olvidaré. ¡Dihann Carroll fue la estrella! Ella cantó esa hermosa canción'. Y Meryl comienza a cantarla en Zoom (...). Todo surgió de esa primera noción del personaje”, explicaba el guionista, describiendo el instantáneo y fortuito flechazo que se produjo entre ambos. Benditos lazos del destino.

Etiquetas
stats