Atresplayer Premium pone punto final, este domingo 26 de febrero, a otra de sus aventuras de ficción. Cristo y Rey, la serie que recuerda la historia de Ángel Cristo y Bárbara Rey en la España de los 80, lanza su octavo y último capítulo en la plataforma de streaming de Atresmedia, y se despide tras un viaje en el que ha recordado cómo era esa España por medio de muchos de los protagonistas de su crónica social.
El impacto de la llegada de la democracia, los rescoldos de la dictadura franquista, la corrupción, las drogas, la violencia machista por entonces convertida en broma... Cristo y Rey se ha convertido, capítulo a capítulo, en un pequeño retrato social de esa época que además ha recibido el apoyo audiovisual de ser presentado y representado por muchos de los protagonistas, convertidos en personajes, que durante décadas han protagonizado y siguen protagonizando noticias en distintos ámbitos.
Los seguidores que ya conocían la historia de Ángel Cristo y Bárbara Rey habrán podido darse cuenta de que en realidad no la conocían tanto. Y los que no la conocían y se han acercado a la serie por el morbo de la actual Bárbara Rey, o directamente para así conocerla, a buen seguro que habrán terminado metidos de lleno en su interesante cóctel de drama, acción, thriller, comedia y hasta secretos de Estado; con el apetitoso remozado que siempre le da a una historia el estar “basada en hechos reales”.
Precisamente esa base real, aunque al principio de cada capítulo la serie se encarga de recordar que también hay parte de ficción, es su punto fuerte por dos motivos principales. El primero, su elenco, que se encarga de representar a personajes que ya de por sí conocemos perfectamente, pero a los que dotan de su propia personalidad dentro de la ficción, logrando no provocar conflictos con el imaginario del espectador.
En sí mismo ya resulta atractivo que Cristo y Rey vaya de frente y “presente” a los muchos famosos que aparecen identificándolos con un rótulo sobreimpreso en pantalla. Paquirri (Jesús Castro), Manolo Escobar (Daniel Muriel), José María Íñigo (Denís Gómez), Rocío Dúrcal (Clara Alvarado) o Encarna Sánchez (Elena González), entre otros, sitúan y engrandecen un universo en el que merecen una mención especial Adriana Torrebejano (Chelo García Cortés), Artur Busquets (Payasito) y José Milán (Blasco).
Pero sin ninguna duda el elenco está encabezado por una inconmensurable Belén Cuesta para representar a una Bárbara Rey tan frágil y soñadora como luego empoderada y luchadora, con mención especial para la potente escena en la que da una rueda de prensa para denunciar ser una mujer maltratada, poco después de ver el sketch de Martes y Trece tomándose a risa esa problemática social, como ocurría en esa época. El viaje perverso le toca a Jaime Lorente, que también logra plasmar el camino al infierno de su Ángel Cristo, al principio más disimulado y privado, y al final salvaje y sin concesiones.
Un acelerón que hace perder el ritmo
El segundo punto a favor para representar su base de realidad es, obviamente, su guion. El trabajo de Daniel Écija, Andrés Martín Soto, Patricia Trueba, César Mendizábal e Iñaki San Román convence y engancha para hacer este viaje de ficción que, por qué no decirlo, también deja un poco extrañado por sus dos ritmos.
De sus ocho capítulos, durante los seis primeros se sigue bastante una línea temporal continuada, que primero presenta a sus personajes y luego profundiza en ellos para conocer también las partes más oscuras, hasta el momento clave en el que Bárbara Rey está embarazada y Ángel Cristo le propina una brutal paliza a patadas. En el séptimo, el penúltimo que se lanzó el domingo pasado, de repente cambia de ritmo con un salto temporal y un desarrollo mucho más compactado que “reubica” a sus protagonistas, que acaban avanzando mucho más para el desenlace de este mismo domingo. Aún así, y teniendo en cuenta lo que ha deparado durante años sobre todo Bárbara Rey, queda abierto su futuro para una posible segunda temporada, que podría ser factible teniendo en cuenta la alegría interna en Atresmedia por su cifra de reproducciones y los suscriptores que ha atraído a su plataforma.
Si finalmente tuviese continuidad, además, la serie podría prescindir de sus cuestionables “efectos especiales” para representar a los animales del circo o la escena del incendio, que sin ningún lugar a dudas son la parte audiovisual que más saca de la acción y provoca algo de rechazo. Porque hasta cuando representa escenas que más bien pueden parecer un sketch, la serie sabe cambiar su tono para integrarlas y que acaben teniendo un encaje comprensible en su desarrollo. Lo que es imperdonable es que ni se represente la famosa “noche de amor” de Bárbara Rey con Chelo García Cortés, ni se deje de adular a la vedette recordando que el CNI la pagó con dinero público para que no hablara de su relación con el rey Juan Carlos, algo que sí está sobradamente representado en la ficción. Sólo el último capítulo podrá remediar esa mancha.
[ACTUALIZADO]: Este lunes, tras el lanzamiento y poder ver el octavo y último capítulo, se ha resuelto que Cristo y Rey sí refleja la “noche de amor” de Chelo y Bárbara, como contamos en esta otra noticia.
Cristo y Rey pone punto final, de momento definitivo, este domingo con su octavo capítulo. Pero Atresmedia ha reabierto la caja de pandora de su protagonista, Bárbara Rey, y ya está promocionando el estreno de su docuserie, Una vida Bárbara. Un proyecto que nació del largo proceso de documentación y entrevistas que tuvieron con la propia Bárbara Rey, y que suma a otros muchos de los protagonistas de su vida que aparecen representados en la serie.
Al mismo tiempo, y tras haber sido estrella del Chester en Cuatro, su nombre ha sido uno de los vetados por Mediaset en las directrices que ha instaurado el nuevo CEO Alessandro Salem, por lo que se genera la paradoja de que la historia de Bárbara Rey es silenciada en Mediaset, mientras que está más viva que nunca en Atresmedia con la docuserie por delante... y veremos si con una nueva temporada de Cristo y Rey, que seguramente perdería a su otro protagonista.