Al margen de cualquier consideración, Doctor Portuondo es una serie especial por dos motivos: porque es la primera que dirige Carlo Padial, y porque es la primera que produce Filmin. La plataforma española da así un paso de gigante que le da cierta prestancia en un sector cada vez más competitivo con actores como Netflix, HBO, Movistar+ y Amazon Prime Video.
También es una serie contada en primera persona. En 2017, Padial plasmó sobre el papel sus experiencias en la consulta del psicoanalista Portuondo, un doctor cubano exiliado en Barcelona con el que compartió cinco años de terapia antes de su muerte. Aquello derivó en un libro que finalmente, este viernes 29 de octubre, saltó a la pequeña pantalla con seis episodios de 25 minutos que se consumen a toda velocidad.
El debut de Carlo Padial (Vosotros sois mi película y Algo muy gordo) bien merece el aplauso del público. Aunque tremendamente austera, es una serie divertida, profunda y de humor retorcido. Pero no es única y exclusivamente una comedia negra. El director construye una atmósfera que en ocasiones resulta asfixiante, y se recrea en los escenarios caóticos y de luz tenue que, en cierto sentido, representan bien la salud mental de los personajes.
Nacho Sánchez y Jorge Perugorría destacan sobre todos ellos. El primero interpreta a Padial como un joven neurótico que se ahoga en un vaso de agua ante los diminutos problemas del día a día; y Perugorría, afamado actor cubano, se mete en la piel del imprevisible doctor Portuondo, un psicoanalista que te abraza con todas sus fuerzas y cinco minutos después te insulta con toda su ira.
El estreno de la primera serie original de Filmin llega en el momento preciso. Después de haber silenciado el debate sobre la salud mental, por fin los medios de comunicación, la sociedad española y sus líderes políticos parecen estar al corriente de que millones de personas no gozan del bienestar mental que merecen.
Doctor Portuondo parece una caricatura de este fenómeno que afecta, por ejemplo, a uno de cada siete adolescentes en todo el mundo. Da la impresión de que la serie lo distorsiona todo, lo exagera y retuerce para provocar risa o inquietar al espectador. Pero lo extravagante no es aquí más que el reflejo de nuestro interior, que en ocasiones vomita una versión diferente de nosotros mismos, una versión construida por la conjunción de presente y pasado. “El culpable eres tú”, sentencia sin piedad el doctor Portuondo cuando te pone frente al espejo para demostrarte que eres dueño de tu realidad.
Nacho Sánchez se reivindica como actor revelación
La serie pierde ritmo con algunas secuencias que se eternizan, algo que, por otra parte, sirve para enfatizar el letargo en que están sumidos los personajes. Además, esto no representa el más mínimo problema si tenemos en cuenta que ningún capítulo supera los 30 minutos de duración, por lo que es difícil que el interés decaiga.
Mención especial merece Nacho Sánchez, que está enorme en este papel con el que ha vampirizado a Carlo Padial. Hasta él mismo se sorprendió al comprobar las capacidades de su imitador: “Cuando lo vi caracterizado de mí la primera vez salté como un gato frente al espejo. Me sorprendió la cantidad de tics que me pilló y que yo no sabía que tenía”, reconoció el director, guionista y creador de la serie en su entrevista con verTele.
Sánchez, nominado a Mejor Actor Revelación en los Premios Goya 2020 por su interpretación en la película Diecisiete, de Daniel Sánchez Arévalo, reclama la atención con cada gesto. Su rostro no puede ser más expresivo al reflejar el miedo y la vergüenza que le persiguen en todo momento. El 'yo' que esconde, el 'yo' del que huye, se le escapa en cada mirada.
También hacen un trabajo magnífico Jorge Perugorría, Elisabet Casanovas y Olivia Delcán, que en la serie interpreta a la novia del protagonista como si fuera, también en su caso, una cascada de emociones que fluye con total naturalidad. Todos ellos asumen el peso de la acción frente a otros personajes secundarios que aportan su gracia sin reclamar demasiada atención, como los interpretados por Berto Romero y Arturo Valls.
Gracias al talento de unos y otros puede decirse que Doctor Portuondo es una serie que está a la altura de lo que merece Filmin. Haciendo sencillo lo que en realidad es complejo, Padial nos somete a su terapia sentándonos tanto en el diván como en el sillón de este divertido y gruñón psicoanalista. Un ejercicio de honestidad con el que nos da algunas claves importantes para recordar que, aunque el túnel de las emociones esté oscuro, cada uno de nosotros lleva una linterna.