Crítica

'Honor' llega a Atresplayer con el dilema universal de cualquier padre y un ingrediente 'Breaking Bad'

Póster de 'Honor'

Paula Hergar

Atresplayer estrena este domingo Honor, una nueva serie destinada al prime time de Antena 3 pero que podrá verse antes en la plataforma, con un capítulo nuevo cada semana. Honor es el remake de la serie israelí Kvodo, que ha tenido varias versiones en distintos países y especialmente se hizo popular la apuesta estadounidense protagonizada por Bryan Cranston y titulada Your Honor.

Ahora ha tocado el turno de hacer nuestro propio remake español, con Darío Grandinetti como el máximo protagonista de esta producción de Portocabo (la misma que se encargó de Hierro y Rapa) para Atresmedia.

Y ante tal contexto audiovisual, la primera pregunta que se viene a la cabeza es si la historia que cuenta Honor es tan universal e interesante como para invertir en tantos remakes. La respuesta es sí. Se trata de un thriller emocional, criminal y jurídico que parte de una cuestión que todos los padres se han planteado alguna vez: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar por un hijo?

Una pregunta que la serie responde en 8 capítulos de 50 minutos, con personajes perfectamente bien construidos y perfilados para que sus circunstancias hagan reflexionar constantemente al espectador. La elección del casting es buena, las localizaciones acertadas, la veracidad lograda y el resto de detalles consiguen que esta historia tantas veces contada, también atrape en España.

(¡Cuidado SPOILERS!)

“Dame un minuto para pensar”

Lo mejor de esta serie es que la historia que cuenta no tiene cabos sueltos. Cada personaje carga con un peso encima que hay que entender antes de juzgar sus actos. Ninguno falta y ninguno sobra. Como tampoco lo hacen las frases que pronuncian ni cada acción que ejercen. Todas ellas les llevan (como en la vida real) a tomas las decisiones que toman.

Así, el personaje de Grandinetti es un juez íntegro y reputado cuya vida cambia por completo cuando su hijo (al que da vida el prometedor Paco Márquez) comete un atropello y se da a la fuga. ¿Qué haría un juez tan reconocido? Pero la pregunta es más compleja al añadir: ¿qué haría un padre, que es juez, sabiendo que su hijo va a ir a la cárcel?

“Dame un minuto para pensar”, responde el progenitor en ese primer capítulo en el que todos somos él. Un capítulo en el que la serie logra que nos planteemos lo mismo que el protagonista. En el que ninguno querríamos ni imaginarnos en esa situación, mucho menos decidiendo en menos de un minuto. Y aún así... no puedes dejar de mirar a la pantalla para averiguar la sentencia que acatará ese juez. Ese padre.

“No puedo perderte a ti también, hijo”

Juzgar a los personajes de una serie es hasta complaciente porque te coloca en una perspectiva de cierta superioridad moral. Porque como espectador puedes opinar de lo que harías o no harías convirtiéndote en un semidiós en ese momento.

Sin embargo, Honor dificulta esa encrucijada hasta el extremo porque todos los personajes tienen una historia bien construida, con una fuerte carga emocional, que repite en la mente del espectador como un mantra aquel 'no juzgues mi camino si no estas en mis zapatos'.

El padre y el hijo perdieron a su madre un año atrás. Siguen en shock cuando ocurre el atropello y tienen que decidir si entregarse e ir a la cárcel o no hacerlo. Lo correcto o lo incorrecto. Hacer caso al ángel o al demonio. Pero aún es todo más terrible cuando el padre se da cuenta de que el chico al que ha matado su hijo pertenece a una familia mafiosa. “Esa gente es peligrosa, peligrosa de verdad. Ni aunque fueras a la cárcel se conformaría”.

Esa información que nos da el guion, bien matizado para que nadie pueda juzgar a ese padre a la ligera por sus actos, complica toda la situación. “No puedo perderte a ti también, hijo”, espeta el protagonista. Ahora sí que 'no es fácil juzgar ese camino sin estar caminando con sus zapatos'.

El ingrediente 'Breaking Bad' como guinda de la historia

Para acabar de redondear este thriller emocional falta otro ingrediente estrella, uno que hizo brillar a Breaking Bad: el de tener al 'caco' y al 'poli' en la misma familia (o grupo de amistades). Ese giro que presenta Honor es uno de los más impactantes, el que logra que ambos personajes pasen por toda la escala de grises, sin que podamos pensar que uno es malo y otro bueno.

Al conocer la historia de los dos, al ser tan cercanos, al convertirse el uno en confidente del otro, la llegada de la resolución final es tan temida como deseada por el espectador. Acentúa el suspense y nos imposibilita abandonar la historia sin saber qué ocurrirá entre ellos.

No por casualidad Bryan Cranston fue escogido para protagonizar el remake estadounidense. Esa contradicción continúa que vivimos con Walter White y Hank Schrader sin poder decantarnos por uno ni por otro, o decantándonos dependiendo del día, nos demuestra que también nosotros podríamos convertirnos en uno u otro en cualquier momento. Y hablar de ingredientes propios de Breaking Bad en cualquier serie no es poca cosa...

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