Mientras la primera temporada naufraga en audiencia lineal entre las estrategias de programación de Telecinco, Madres. Amor y vida vuelve este jueves 23 de septiembre a Amazon Prime Video con una tercera tanda de capítulos que acierta con la renovación parcial del reparto y que garantiza nuevas tramas para un futuro que, pase lo que pase, está asegurado.
El drama médico que protagonizan Belén Rueda, Aida Folch y Carmen Ruiz es el ejemplo perfecto de que en la industria de las series ya nada es como antes. Esta ficción se presentó en 2019 como un título destinado a la TV en abierto, y solo unos meses después fue elegida por Mediaset para liderar su estrategia de estrenos con Prime Video. Una alianza entre el grupo de comunicación y la plataforma en la que si hay una parte que ha salido ganando, es sin lugar a dudas la propia serie.
Si en el prime time no ha logrado hacerse un hueco, lastrada por los movimientos de programación y los largos parones, lo de Madres. Amor y vida en el servicio de Amazon es otro cantar. Aún sin conocer datos de visionado que las plataformas no hacen públicos, el mero hecho de saber que la ficción tiene garantizada una tercera y una cuarta temporada, que ya está en rodaje, parece suficiente para determinar que este nuevo paradigma le ha venido de perlas.
Igual de bien le sienta a la historia el cambio de ciclo que se inicia con la tercera entrega, que se estrena al completo este mismo jueves, y cuyo gran atractivo es descubrir a una serie de personajes que llegan en relevo de otros que estaban ya más que agotados. Hiba Abouk, Carlos Bardem, Michelle Calvó y Adrià Collado son algunos de los actores que encabezan una renovación del elenco que culminará en la próxima temporada con la llegada de otra hornada más de fichajes, y que resulta de lo más acertada.
Ya comentó Aitor Gabilondo, el creador y responsable de la productora Alea Media, que las historias de Madres necesitaban un espacio de dos temporadas para ser contadas, y que en el caso de haber una tercera la idea era optar por otro reparto. El deseo se ha cumplido a medias, ya que han apostado por mantener a los rostros principales y prescindir, eso sí, de aquellos a los que 26 capítulos de recorrido se les hicieron demasiado largos.
Las madres siguen siendo el timón de la serie
Belén Rueda, Aida Folch y Carmen Ruiz, tres de las protagonistas de siempre, se quedan a bordo para capitanear el barco en los nuevos capítulos. Como no podía ser de otra forma, el timón de Madres siguen siendo, valga la redundancia, las madres. Roles femeninos que como en la vida misma, caen y se levantan para mantener a flote la unidad familiar en la realidad, y la estructura de toda una serie en este caso particular.
Pasadas dos temporadas, el reto más complicado de una ficción ambientada en un hospital es justificar la continuidad de todos aquellos personajes que están de paso. Nombres como Marian o Luisa que, una vez completado el arco de su historia médica, aparentemente no tienen motivos para quedarse. En ese sentido, la trama que mejor se sustenta es la de la doctora Zabala y demás sanitarios, que permanecen sin esfuerzo mientras se les abren nuevos objetivos. Otros, como las arriba mencionadas o el propio Antonio [Molero] requieren de licencias creativas y la complicidad del espectador para seguir, a riesgo de “sobrar”.
A ellos se une el personaje de Raquel, una madre primeriza encarnada por Hiba Abouk que aporta un punto de vista todavía no abordado por la serie médica. También llega la nueva residente Candela (Michelle Calvó), además de Héctor (Carlos Bardem), un padre con un instinto y unas preocupaciones que 'casan' bien en la historia.
En definitiva, una hornada de nuevos personajes, también con roles adolescentes, que relevan con éxito a los Elsa, Andy y compañía que estiraron sus historias más de la cuenta. Y todo, sin perder la esencia ni reinventar la fórmula clásica que funciona en este tipo de dramas, que no buscan ser más de lo que son.
Amor, vida y salud mental
Como su propio nombre indica, las dos 'patas' sobre las que se sostiene Madres son el amor entre sus personajes y la vida que respira el ficticio Hospital los Arcos, a pesar de los dramas que se viven de puertas para dentro. Dos temáticas que siguen siendo fundamentales en las historias de médicos y pacientes, con la introducción de otro tipo de ingredientes que refrescan la serie.
En el caso del amor, lo más destacado de la temporada 3, de la que hemos podido ver cuatro episodios en primicia, es un triángulo que se abre entre una pareja que sorprendió y enterneció en la segunda tanda, y en la que ahora se mete de lleno una de las nuevas incorporaciones.
La esperanza y la pérdida vuelven a vertebrar muchas de las historias, que buscan seguir reflejando la vida misma. Y como punto positivo, en la nueva tanda de capítulos es más capital que nunca la rama de salud mental del hospital, que explora más allá de la planta de psiquiatría e ilumina con nuevas terapias de la mano de Eduardo (Jon Plazaola).
El Covid-19, entre realidad y ficción
En su voluntad de acercarse a la realidad, Madres. Amor y vida no ignora la pandemia de la Covid-19 que tantas vidas se ha cobrado desde inicios de 2020. La serie suma una víctima más -afortunadamente, ficticia- para tratar de reflejar el impacto que ha tenido y sigue teniendo el virus en todos nosotros, a través de la pérdida que sufre uno de los personajes principales.
Después de Besos al aire -otro título de Mediaset que se ha visto en plataformas, en su caso en Disney+-, podemos decir que el tratamiento de la pandemia en Madres es anecdótico, pero importante dado el momento en el que todavía nos encontramos.
Eso sí, las secuelas del coronavirus no van más allá de esa trama puntual, pues el día a día del hospital no se ve afectado en ningún caso por la pandemia ni tampoco parece haber generado desgaste alguno entre el personal médico. Es algo que choca, ya que según esclarece la historia de otro personaje principal, entre la segunda temporada (pre-covid) y la tercera (post-covid) han pasado apenas unos meses.
El gran problema de 'Madres'
Esta licencia y otras que se le conceden a Madres como serie de ficción quedan en un segundo plano al lado del que sigue siendo el gran lastre de la producción de Mediaset para Amazon Prime Video: su duración.
En un momento en el que todos los títulos españoles están enterrando el viejo modelo patrio de ficciones de 70 minutos, Madres. Amor y vida se aferra una vez más a un formato que exige demasiado al espectador, y que no necesariamente ayuda a desarrollar las tramas.
Es cierto que el ritmo nunca ha sido una virtud de esta serie, que está dirigida a un tipo de público más clásico y tradicional que otros títulos del catálogo conjunto de cadena y plataforma, pero es evidente que los problemas se agravan si hay que rellenar un metraje que a estas alturas no beneficia ni a quiénes escriben series, ni tampoco a quiénes las disfrutan.
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