Entrevista

Austin Amelio: “'The Walking Dead' fue increíble, pero aún sigue pareciendo difícil conseguir trabajo”

The Walking Dead puso en el mapa global a Austin Amelio. El actor y skater, natural de Austin (Texas) se dejó la piel (la de parte de la cara, por exigencias del personaje) durante ocho largos años como Dwight, un complejo individuo al que los espectadores conocían como uno de los Salvadores de Negan, a quien terminaba por traicionar. La esperanza de vida profesional del intérprete dentro de la franquicia zombi de AMC se alargó más allá de las tres temporadas -de la sexta a la octava- que permitió en la matriz, pues luego saltó a su primer spin-off, Fear The Walking Dead, manteniéndose entero desde la quinta hasta la definitiva octava tanda.

Apenas medio año después de haberse despedido de las cicatrices de aquel personaje y de la humedad de Atlanta, donde acostumbran a rodarse las peripecias de The Walking Dead, Amelio da el salto transoceánico y se traslada a Morón de la Frontera para ponerse a las órdenes de Enrique Urbizu en Cuando nadie nos ve, la primera serie española producida expresamente para el servicio Max. El artista flanquea a Maribel Verdú y a Mariela Garriga en el elenco de este thriller ambientado en la Semana Santa, al que llegó apenas un día después de finalizar la huelga de guionistas en Estados Unidos, y donde encarna a un turbio marine al que sitúa “al borde de la psicopatía”.

Amelio, al que también hemos visto en Todos queremos algo de Richard Linklater, dice estar disfrutando de la experiencia cultural de sumergirse en nuestro país y de descubrir la pasión por la Semana Santa, que desconocía por completo. También está disfrutando del ambiente de rodaje más relajado que se respira en España, y de Urbizu, a quien define como “una brújula para la verdad” por su facilidad para afinar el rumbo del trabajo interpretativo. Lo considera uno de sus “directores favoritos hasta la fecha” con los que ha trabajado, y elogia la libertad que aporta para hacer propuestas que eleven el guion.

Pero ante todo, el traslado temporal a Sevilla -dice preferir la tranquilidad de Morón, donde tiene lugar el rodaje, que la “locura” y gentío de Sevilla, donde se hospeda- supone una apuesta para un actor que ve así el negocio: “Como actor, todo trabajo supone un riesgo, y tienes que ser un buen apostador”. De ese riesgo, la noción que mantiene en la cabeza este intérprete, consciente de la fortuna de participar en una gran superproducción televisiva, pero del estrecho margen de fianza para seguir adelante: “The Walking Dead fue increíble, pero aún sigue pareciendo difícil conseguir trabajo”.

¿Qué puedes contarnos sobre tu personaje en 'Cuando nadie nos ve', Andrew Taylor?

No es un tipo demasiado bueno, lo que siempre es complicado para un actor. Normalmente sueles encontrar algún rasgo redimible para el personaje, pero con este tío, y con la forma en que ha sido criado y ha crecido, eso dicta su mundo. No tiene nada que lo redima. Está al borde de la psicopatía. No llega a tanto, pero se queda cerca.

Esta es tu primera vez trabajando fuera de Estados Unidos. ¿Qué diferencias percibes aquí frente al tipo de rodaje al que estabas habituado en Estados Unidos?

Es mucho más relajado. ¿Cómo se dice... Bocatas? He comido muchos bocatas. (risas) Enrique sabe muy bien lo que quiere, así que no solemos necesitar más de dos o tres tomas, y seguimos adelante. Es todo rápido. Es una gran experiencia cultural para mí. Normalmente, en Estados Unidos estás rodando en sitios como Atlanta o Nueva Orleans, o sitios por el estilo. Rodar en España no es solamente un estupendo sitio donde trabajar sino un excelente sitio para experimentar las ciudades, la comida y la gente. Es una de mis cosas favoritas de este trabajo: poder hacer cosas así.

¿Cómo fue el primer contacto con 'Cuando nadie nos ve'?

Lo más típico es que te llegue algo al correo que diga: '¿Quieres hacer una prueba para esto?'. Dije que sí, por supuesto, y e hice la prueba. Luego tuvo lugar la huelga, y por entonces me enteré de que estaba entre los que podían ser fichados. Estaba entre unas tres personas. Luego la huelga terminó, y me llamaron para decir que me cogían. Creo que fue, literalmente, el día después de acabar la huelga. Fue muy rápido todo.

¿Qué te resultaba atractivo de un proyecto como este?

Por un lado estaba el personaje, que me parecía muy interesante y hasta daba miedo de interpretar. Por otro lado, era por Enrique Urbizu. Había visto sus películas y me dije: 'Wow. Qué director tan genial'. Me gusta mucho la manera en que pone las cosas en escena, en que cuenta sus historias. Que tenga ahora un proyecto más grande, con ocho episodios donde poder desarrollar todo mucho más es algo genial para él, y quería formar parte de eso. Desde el principio, los guiones han cambiado muchísimo durante el proceso, se han mejorado desde que está al mando, y nosotros le hemos podido plantear ideas que pensamos que podían molar para el personaje y la historia... Es todo lo que esperaba que sería esto. Estoy muy contento de haber apostado por esto.

Siento que todo trabajo supone un riesgo. Estás apostando y tienes que ser un buen jugador

La Semana Santa es primordial en 'Cuando nadie nos ve', y de hecho su trama transcurre entre pasos. ¿Qué sabías de la tradición?

No conocía nada de la Semana Santa. Eso era algo que me atraía del proyecto. Como pienso muy visualmente, cuando leía el guion me preguntaba: '¿Qué es eso?'. Creo que visualmente lucirá precioso junto con toda la historia. Pero no conocía nada, estuve buscando información y... me asustaba un poco [risas]. No sabía bien de qué se trataba. Pero lo encuentro verdaderamente fascinante y hermoso. Ver a alguien que tenga tal pasión por algo es increíble.

¿Choque cultural? ¿Qué cosas te han sorprendido y que estás descubriendo?

Me gusta que está todo muy orientado a la familia. Soy italiano y entiendo lo que es cuando te juntas a comer, y a hablar. Me gusta mucho esa parte del trabajo. No hay prisas. Cuando la gente se sienta a comer, come, y después hablas... Todo el mundo es muy cercano y todo se comparte. Estoy disfrutando mucho de eso. En Estados Unidos, te dan tu almuerzo, pagas y te vas. ¡Es todo muy rápido! Es más relajado. No siento necesidad de tener que marcharme corriendo. Pero también el arte, la arquitectura es muy bonita de mirar.

¿Tienes frases en español en la serie?

Creo que digo solo una frase en español. Y no la recuerdo [risas].

'The Walking Dead te dio una enorme proyección a nivel internacional. ¿Te ha permitido ese trabajo tener más oportunidades de tomar riesgos como actor? ¿Sería esta serie uno de esos riesgos?

Siento que todo trabajo supone un riesgo. Estás apostando y tienes que ser un buen jugador en cierto sentido. Tienes que evaluar el proyecto y decir si es algo que me gusta y que quiero hacer. Es algo en lo que me suelo fijar en cualquier caso, pero, no sé... The Walking Dead fue increíble, pero aún sigue pareciendo difícil conseguir trabajo, o volver a conseguirlo otra vez. Cada trabajo es arriesgado de algún modo. Cuando has terminado de hacerlo dejas de tener control y no sabes qué va a pasar. Simplemente vas a hacer la mejor interpretación que puedas, y lo dejas en manos de los dioses, a ver qué pasa.

Tienes un bagaje como artista y pintor, medios donde hay más libertad que series tan estructuradas como 'The Walking Dead'. Teniendo eso en cuenta ¿cómo es trabajar con Urbizu? ¿Da más libertad como director para que puedas probar cosas como actor?

¡Sí! Urbizu es probablemente uno de mis directores favoritos de todos con los que he trabajado. Es como una brújula para la verdad. Por poner un ejemplo: estaba haciendo una escena en la que me alejé de donde estaba, quizás, dos segundos antes de tiempo. Lo sentí. 'Mierda, me he ido demasiado pronto'. Tenía que ir hacia ese otro personaje. Y según cortamos, vino hacia mí y me dijo: Creo que te has ido un poco antes de lo debido. ¡Ah, lo sabía! ¿Pero sabes? Con pequeñas cosas como esas sabes que estás en buenas manos, si yo siento algo y él lo siente y llegamos a lo mismo a la vez. Un buen director es capaz de ver qué es verdadero y qué no lo es para apartarlo. Él sabe hacer eso muy bien. La mayor parte del tiempo ni siquiera lo veo [en el set] porque está pegado al monitor. Está mirando el guion, descifrando maneras de mejorar el guion y la historia o los personajes. Desde luego es uno de mis directores favoritos hasta la fecha. Está siendo un placer trabajar con él. Es increíble, y estoy disfrutándolo mucho.

Aparte de todo esto, eres skater profesional. ¿Cómo se combina esa faceta con la de actor?

¡Sí! Soy un patinador profesional. Lo llevo haciendo desde los cinco años. De hecho, España es uno de los mejores sitios del mundo para el skateboarding. Me lo estoy intentando tomar con calma mientras rodamos, para no lesionarme, y porque no encajaría en esta serie. Cuando estaba en The Walking Dead, si patinaba y me hacía daño, digamos que podía encajar en la serie. Pero para mí es algo familiar, una forma de meditación, algo que hago continuamente.