Restan apenas unos minutos para las 2 de la madrugada y Marta Fernández de Bobadilla, realizadora de GH VIP 8 en Guadalix, entra en una habitación anexa a la casa en la que nos encontramos. Está exhausta. Su rostro da cuenta del esfuerzo, la tensión y el nerviosismo sufridos durante el gran estreno. Nos cuenta que el cansancio es acumulado, ya que la noche anterior los ensayos acabaron a las 6 de la mañana. Todo para que la maquinaria de Zeppelin TV, tal y como pudimos comprobar en primera persona desde las entrañas del programa, funcionase a la perfección durante la primera gala de la nueva edición del reality que ahora presenta Marta Flich en Telecinco.
“En el día de hoy, no importan tanto las pantallas como las voces”, dice la responsable sobre su labor en el control de realización de la casa. “Me refiero a los concursantes porque aunque son gente conocida, las voces son la primera vez que te enfrentas a ellas y son tantísimos que dices: '¿Quién ha hablado?'. Eso nos pasa la primera semana. Tienes de entrada un plano más general pero hay veces que no sabes quién es. Hasta que no llevas dos días haciéndolo y realizando no lo pillas”, explica a verTele antes confesar que lo que más le sorprende cada año de los participantes es “la falta de pudor” que acaban demostrando.
Fernández de Bobadilla asegura que “el concursante se olvida de las cámaras, y de verdad lo digo, desde el segundo día”. “Al principio ves que las miran. Pero luego hacen cada cosa que digo: ¿no saben que les estamos grabando? Es alucinante”, dice la realizadora, que lleva más de 20 años siendo el 'cerebro' de Gran Hermano en la casa, una labor que ha combinado con otros trabajos en cine y televisión en programas como Secret Story, Fama o, recientemente, Time Zone.
Poco antes de despedirnos, nos sorprende al confesar que su labor por esa noche no acaba ahí: “Yo ahora llego a casa, veo la gala y me enfado. Soy muy autocrítica. La primera gala veo errores por todos lados, porque es la primera vez”, dice convencida de que, trabajando en equipo, “la siguiente vez seguro que saldrá mejor”.
Las voces son la primera vez que te enfrentas a ellas, y son tantísimos que dices: "¿Quién ha hablado?"
¿Cómo os coordináis durante las galas con lo que sucede en Telecinco? Porque al final, son dos platos funcionando a la vez...
Nos coordinamos con un ayudante de realización, que es el que lleva las comunicaciones en Fuencarral, que a su vez tiene otro ayudante que está en continua comunicación con nosotros para decirnos cuándo entramos, cuándo no, cuándo la escaleta por tiempos cambia, cuándo se saltan puntos, que hoy ha pasado mucho... Porque hay que ir en tiempo para ir a publi y para volver.
La primera gala necesita estar muy cronometrada, ¿no?
Sí, claro. Primero porque tienen que entrar todos. Tenemos una serie de puntos que tienen que cumplirse. No obstante, siempre la escaleta, por tiempos, se improvisa y a veces se caen cosas, o porque ocurre algo muy interesante te quedas en ello y obvias otras. Tienes colchones que puedes saltar, se juega un poco. Pero en la gala de entrada, en la que todavía no hay unas tramas establecidas, y donde todavía no sabemos qué va a pasar, está todo muy muy escaletado porque hay que cumplir esos objetivos de que todos entren.
¿A cuántas pantallas tienes que estar atenta para elegir una cámara u otra?
En el día de hoy, no importan tanto las pantallas como las voces. Me refiero a los concursantes porque aunque son gente conocida, las voces son la primera vez que te enfrentas a ellas y son tantísimos que dices: “¿Quién ha hablado?”. Eso nos pasa la primera semana. Tienes de entrada un plano más general pero hay veces que no sabes quién es. Hasta que no llevas dos días haciéndolo y realizando no lo pillas. Luego los oyes y sabes quiénes son perfectamente, e incluso los conoces como si fuesen tus hijos.
¿Le acabas cogiendo más cariño a unos y tirria a otros?
Pues como a tus hijos. Yo quiero a los dos igual pero uno me cae mejor que el otro [ríe].
¿Sólo haces las galas?
Ahora sólo hago las galas, pero yo llevo en este programa... ni se sabe. Alternando con ficción, unos 20 años.
Yo tengo dos hijos y este es mi tercero. Es como un parto
¿Con qué sensaciones te quedas tras la primera gala? ¿Te ha gustado el resultado?
Yo tengo dos hijos y este es mi tercero [risas]. Es como un parto, porque has trabajado mucho para que todo salga bien. La casa se tiene que terminar y siempre hasta el último momento siempre estamos con remates. A veces no te da tiempo de ensayar todo lo que quisieras y luego el equipo, que este año somos mucha gente que ha venido nueva más otros que llevamos muchísimos años, toda la vida... Con todo ello, los nervios del primer programa te dejan baldada.
¿Ves las galas repetidas una vez llegas a casa para corregir fallos o hay alguien que se encarga de esta labor?
Yo ahora llego a casa y veo la gala y me enfado. Soy muy autocrítica. La primera gala veo errores por todos lados, porque es la primera vez. A nosotros nos gusta que lo que hemos ensayado o cómo tú lo tenías planificado en la cabeza salga. Muchas veces no sale porque tienes que coordinar muchos departamentos y porque las primeras veces estamos todos con la lengua fuera, pero poquito a poquito, a base de ver la gala luego en casa, voy viendo lo que me ha faltado, lo que nos ha faltado como equipo y la siguiente vez sale mejor seguro. Y siempre nos reunimos para hablarlo.
¿Y cómo es el proceso de trabajo de una gala a otra?
Nos suelen entregar una escaleta, que depende de las tramas que se van formando. Pero siempre hay unos hitos que se cumplen. Los jueves siempre hay nominaciones, una expulsión y un juego de inmunidad; y el domingo salvamos a uno. Es decir, siempre hay una serie de hitos que tenemos que cumplir y cuatro días antes ya empezamos a tener una escaleta con esos hitos. Pero hasta el día antes no nos dan la escaleta que va a ser y ahí tú la planificas y cuatro horas antes del directo tenemos la reunión de equipos, para ponerlo en común entre todos.
Como realizadora, ¿tomas partido también en el diseño y construcción de la casa?
Sí, esto es un trabajo en muy equipo. En eso estamos todos muy contentos. Se empieza a diseñar la casa, desde el principio me piden opinión, damos ideas y yo doy las cámaras muy pronto para que sepan dónde hay cada cámara para que, a la hora de construir, esa cámara no desentone. Si os fijáis, este año las cámaras están muy monas puestas.
¿Ha habido cambios significativos en la forma de hacer el programa o la realización antes y después del parón de estos años?
Cuando entré yo decidí bajar las cámaras de posición, y cada año las bajo más. Me gusta huir un poco de la cámara de vigilancia, yo soy muy de ficción y me gusta mucho el cine. Estoy contando historias, esto no deja de ser una historia, y me gusta contarla desde el punto de vista que tenemos todos, que es mi metro cincuenta de altura de ojos [risas]. Hay alguna bajita, porque me gusta también contrapicar y ver un poco los techos.
Ven los vídeos y te niegan que han hecho lo que han hecho, o dicen que se ha tergiversado
Haciendo eso, el concursante las tiene más a la vista. ¿No se sacrifica el hecho de que se olviden de ellas?
No te creas. El concursante se olvida de las cámaras, y de verdad lo digo, desde el segundo día. Al principio ves que las miran. Pero luego hacen cada cosa que digo: “¿No saben que les estamos grabando?” Es alucinante.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido?
La falta de pudor. Eso, que están como en casa. Es curioso, porque en las galas se arreglan. Y es como: ¡Pero si os hemos visto recién levantados! Pero se arreglan como si fuesen a salir por primera vez en televisión. Y luego son como muy correctos, ven los vídeos y te niegan que han hecho lo que han hecho, o dicen que se ha tergiversado. ¿Pero qué dices, tío? Son muy diferentes cuando saben que está la gala, están sentados en ese sofá y saben que les habla Marta [Flich], a como se comportan en el día a día.
¿Qué tal con Marta Flich?
Muy bien, la conocí el otro día. Es fabulosa.
¿La orden de ella es con plató o también tienes conexión con ella?
Nosotros tenemos al Súper aquí. Igual que ella lleva las riendas en plató, aquí el Súper nos lleva a nosotros, es el que coordina.
¿Cuántos años hacía que no estabas al frente del programa?
La última vez fue la de Adara, GH VIP 7. Y luego hicimos dos temporadas de Secret Story. Entre tanto, he estado haciendo Time Zone para HBO, LOL: Si te ríes, pierdes para Amazon y también estuve en Fama en Movistar Plus+.
¿Hacer un programa como Fama tiene unas necesidades distintas a las de uno como este?
Sí, no tiene nada que ver, porque aunque también era reality, era más talent. Importaban más las tramas artísticas que las de convivencia en sí. En Fama todos los días teníamos un directo, salvo los viernes y sábado, y cada día a la orden de ocho o nueve actuaciones. Entonces tienes todos los días que prepararte esas ocho coreos y actuaciones. Las teníamos cronometradas, planificadas para ir a las pinchadas en directo en el punto donde queríamos...