Chino Darín es uno de los protagonistas de Mano de hierro, nueva serie española de Netflix que ha aterrizado este viernes 15 de marzo en la plataforma de pago. El actor argentino suma otro proyecto en nuestro país mientras la situación del suyo se complica cada vez más por las políticas represivas y de recortes de derechos sociales que el ultraderechista Javier Milei ha emprendido desde su llegada el pasado mes a la presidencia del Gobierno, y que el intérprete no se esconde en denunciar.
El nuevo inquilino de la Casa Rosada ha emprendido además una cruzada contra el mundo de la cultura, incluyendo un hostigamiento público a la cantante Lali Espósito, a la que llamó “parásito” por mostrarse contraria a sus polémicas medidas. Un insulto que Milei ha ampliado a todo el sector, al que esta misma semana volvió a atacar, anunciando una brutal paralización en la financiación pública al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina.
Hace unas semanas, en palabras a la revista GQ, Chino Darín se sumaba a las críticas que desde el mundo de la cultura se han hecho contra Javier Milei, lo que le costó la respuesta inmediata de los reaccionarios seguidores del político. Una polarización social que el actor ha lamentado ahora, preguntado por todo ello durante una entrevista con verTele junto a Natalia de Molina con motivo del estreno de su nueva serie en Netflix. “Hay una búsqueda de tratar acallar voces disidentes o que piensan cosas distintas”, declara el joven.
Chino Darín: “Ojalá Milei saque el país adelante”
“Yo no soy ningún militante. Enseguida, si criticas algo que hace el gobierno de turno, en Argentina por lo menos está funcionando una cosa muy polarizada, que es blanco o negro. O estás con los nuevos o estás con los de antes. Yo nunca fui 'kirchnerista', que es de lo que se me acusa ahora por criticar a Milei, pero tampoco soy 'mileista'. Y se ve que no puedes estar en medias tintas y tener un pensamiento crítico sobre temas puntuales, separados. O te gusta todo, o no te gusta nada. O compras el paquete entero o estás completamente en contra. Esa es una de las cosas más lamentables de este proceso”, se queja el hijo del también actor Ricardo Darín antes de condenar de nuevo las políticas que el presidente de Argentina ha impulsado contra su industria.
“Yo deseo que a Argentina le vaya fenómeno. Ojalá Milei saque el país adelante y nos vaya a todos increíblemente bien. Pero no comulgo con algunas de las formas en las que se están tocando los temas y, sin ninguna duda, no creo que la gente del mundo de la cultura seamos los responsables del problema en el que está metida Argentina desde hace décadas. Y me parece que identificar a los artistas y a la gente ligada al mundo del arte como los enemigos o los responsables de esto, no solo limpia la imagen de la responsabilidad política, sino que además trata de aunar toda esa especie de frustración que hay en Argentina con un enemigo común que no se lo merece”, concluye Darín.
Chino Darín y Natalia de Molina pasan a la acción
Chino Darín y Natalia de Molina son los protagonistas -junto a Eduard Fernández, Jaime Lorente, Sergi López y Enric Auquer- de Mano de hierro, un thriller que, como explicamos en nuestra crítica de la serie, se adentra en el narcotráfico del puerto de Barcelona, cuya terminal principal está dirigida por un capo que se encarga de abrir una de las principales puertas del Mediterráneo a una buena parte de la droga que entra en Europa.
Se trata de un género prácticamente inédito para los dos actores, que se muestran sorprendidos por el tipo de producción que requiere un proyecto como este. “Venía con ganas de explorarme en la acción. Había hecho una película, Asedio, y tenía ganas de seguir explorando eso, porque descubrí algo que me interesaba”, asegura Natalia de Molina, reconociendo que “el rodaje fue bastante complicado”.
“Las localizaciones eran todas reales y eso te expone a una serie de elementos que no puedes controlar, como el clima, la noche, los tiempos, la acción, la violencia... Todo se hace muy pesado de rodar. También el método de llevar a cabo esta serie era complicado, al menos para mí que estoy acostumbrada a otro tipo de proyecto y otra manera de trabajar. Esto era algo tan grande que por eso ha sido una manera de descubrir otras formas de entender la profesión”, reflexiona.
Una idea en la que coincide su compañero: “Yo no había hecho acción nunca. Había hecho alguna escena de acción pero en proyectos de otro género. Y la verdad es que descubrí que es algo bastante complejo, sobre todo, en este formato de serie donde hay muchas cosas que rodar, hay mucho material y el tiempo a veces termina escaseando por la ambición, sobre todo de las escenas de acción y los espacios en los que nos tocaba rodar, con las complejidades que eso tenía. Para mi eso fue difícil de hacer y con acento español ya ni hablar”, bromea Darín.
Finalmente, ambos se mojan sobre la corrupción del ser humano, otro de los grandes asuntos que afronta Mano de hierro: “Hay situaciones en la vida que uno no sabe cómo las puedes afrontar y qué puede pasar. Y puede haber momentos que, por situaciones x, te veas haciendo cosas que de otra manera no harías nunca. Sobre todo, cuando entran en juego la familia, los hijos... Son temas que es muy fácil que te salgas una visceralidad y cuando hay visceralidad no hay cerebro”, opina la jienense.
“Todo el mundo es susceptible de ser corrompido. Justamente tiene que ver con hasta donde puedes encerrar una persona y sin dejarlo sin salida. Después depende de la ética y la fuerza que tenga cada uno para poder soportar esos embates. Pero la susceptibilidad creo que existe”, añade el argentino.