Javier Ruiz: “Lo único que pido para trabajar en un sitio es libertad editorial”
Javier Ruiz inicia este viernes una nueva etapa profesional, por primera vez en una cadena pública como es TVE. Tras desvincularse de Mediaset, y compaginando su labor como jefe de economía de la Cadena Ser, el periodista dirige y presenta Las Claves del Siglo XXI, el nuevo programa de análisis y debate a cargo de los servicios informativos de la Corporación que se estrena a las 22:10 horas en La 1 y es la nueva gran apuesta del canal, como demostraron en su presentación.
Ruiz no rehúye las críticas sobre su fichaje, asegura que él ni tiene ni tendrá ningún tipo de conflicto de intereses, y las combate con una metáfora: “TVE es una pecera en la que las televisiones privadas pueden meter la mano y llevarse al pez que quieran. ¿Pero TVE no puede pescar en otras peceras? Esto es un mecanismo viciado que defienden los que quieren empobrecer esto”. El periodista afirma que esas críticas “me parecen absolutamente injustas por mí, pero sobre todo por la Corporación”.
El periodista es firme en defender que él llega a TVE a hacer un periodismo y un producto honesto, y en base a su propia experiencia al decir que “yo que he sido contertulio, desafortunadamente”, reconoce que le preocupan “las tertulias de cemento, con contertulios con cara de cemento” incapaces de reconocer que “los suyos” se han equivocado. Precisamente refiriéndose a la política, y sabiendo que recala en la cadena pública, expresa que uno de sus deseos es “hacer corrupción”, con la intención de averiguar “si merece la pena o no denunciarla en este país. Porque la gente que la ha denunciado ha visto cómo se le arruinaba su vida”.
Aunque su mayor preocupación respecto al periodismo de ahora, asegura, es la etiquetación de los periodistas: “Creo que se están pintando Estrellas de David en las espaldas, y dianas en las cabezas, de algunos periodistas”. Y no duda en señalar a los políticos, “especialmente desde partidos en los extremos, y especialmente en la extrema derecha”: “Con la subvención que pagamos a ciertos partidos políticos, se está utilizando ese dinero para señalarnos a periodistas”.
En su caso, además, ha alcanzado una amenaza personal y física: “He tenido a dos señores rapados, con signos y una camiseta nazi, a la puerta de mi casa”.
¿De qué temas concretos va a hablar 'Las Claves del Siglo XXI'?
Yo digo que vamos a dar un paso atrás del calor de la política. Los temas que están en la calle son los temas que queremos, pero hay algunos temas que la política coge y utiliza para lanzárselo al contrario, y que no debieran ser mirados así. ¿Qué vamos a hacer? Nuestro primer programa es sobre el virus, sobre la vacuna, porque esta semana sigue siendo la noticia protagonista; y desinformación, el negocio de la mentira. No tenemos un esquema para decir: el segundo, el tercero y el cuarto ya están armados. Pero sí tenemos una idea de las cosas que queremos hacer, por ejemplo juventud, precariedad: ¿viven los jóvenes realmente peor que sus padres? Hay un análisis y un debate que hay que hacer. Por ejemplo, energía: tenemos que mirar no solamente el recibo de la luz, que explicaremos para que se entienda, sino qué alternativas hay y qué hacemos, si podemos permitirnos pagar más, o podemos permitirnos contaminar. También precariedad laboral, inestabilidad... Queremos hacer debates sociales, que en ocasiones son debates políticos y muchas veces no.
Yo quiero y me gustaría hacer corrupción. Si merece la pena o no denunciarla en este país. Porque la gente que la ha denunciado ha visto cómo se le arruinaba su vida. No necesariamente a los denunciados, pero denunciantes han visto cómo terminaba su existencia. Este es el tipo de cosas que queremos hacer, menos políticas y más sociales.
Tendría un especial sentido hacer corrupción en TVE, por ser cadena pública. ¿Os van a dejar, ya sabéis que vais a poder hacerlo?
Yo trabajo siempre con la misma línea: lo único que pido para trabajar en un sitio es libertad editorial. Creo que ya no tengo que decir de cuántos sitios me han echado o me he ido [ríe]. Pero sí que creo que aquí la hay, y que la va a haber. No auguro problemas en ese sentido, porque hemos hablado mucho y creo que estamos en la misma sintonía. Y si el día de mañana alguien dice “oye Javier, esto no”, pues ese será el día en que yo diga “bueno, pues entonces Javier no”. No auguro ese problema aquí, de verdad que no. No ha sido esa la sintonía, no ha sido esa la conversación con el Presidente [Pérez Tornero], no ha sido esa la conversación con Esteve [Crespo, Director de Contenidos Informativos de RTVE]. Al contrario, yo creo que hay una intención de decir: vamos a abrir esto.
Las tertulias de cemento, con contertulios con cara de cemento, eso es lo que me preocupa a mí
No habrá contertulios, sino expertos y directores de medios. ¿Qué es para usted un tertuliano? Porque para muchos es alguien que sabe de todo. ¿Y por qué no vais a ir a ese modelo?
Yo que lo he sido, desafortunadamente digo, no tengo una definición. Pero en esto hablo como de la pornografía: yo no sé definir la pornografía, pero sé identificarla cuando la veo. Pues el tertuliano, en ese mal sentido, yo no sé definirlo, pero sé identificarlo cuando lo veo, cuando hay gente que da igual lo que haya pasado, sabes que va a decir “viva el PP”, o da igual lo que haya pasado va a decir “viva el PSOE”. Eso es el mal concepto, y no buscamos esto, buscamos otro perfil.
Hay, dicho esto, extraordinarios contertulios y extraordinarios compañeros de mesa. Pero yo me rebelo ante los que nunca dicen “se han equivocado los míos”. Yo no entiendo las tertulias como las tertulias deportivas. Es más, tampoco entiendo las tertulias deportivas. Si tu equipo ha jugado mal, no hay nada deshonroso en decir que el Madrid se ha equivocado. No hay nada deshonroso en esto. Las tertulias y los contertulios a mí no me preocupan. Las tertulias de cemento, con contertulios con cara de cemento, eso es lo que me preocupa a mí. Y no todos son así, pero hay algunos que sí.
En la televisión actual no es muy habitual que un programa de prime time directamente nazca, como este, con 26 entregas y dos temporadas firmadas. ¿Por qué cree que 'Las Claves del Siglo XXI' sí?
Yo el contrato más corto que había firmado en televisión era de dos años. Así que este es mi peor contrato en televisión de la historia [ríe]. Pero me lo creo. Hay unas cuestiones de contratación y de procedimientos administrativos que hay que respetar, pero hay una vocación de continuidad y de servicio público aquí. Y yo creo además que lo necesitamos. Y no vengo yo de Mesías ni de nada, porque no lo soy. Pero sí creo que si te llaman a servir, no puedes decir que no, en lo que tú crees y en lo que tú militas. Si te llaman a servir en el periodismo no hay más que arremangarse, y no puede uno quejarse de que es que otras cadenas no lo hacen. Tú tienes la esfera de responsabilidad que tienes, así que yo me vengo a esto sólo por eso, porque creo que va a tener esa continuidad, porque creo que nace con una vocación de militancia en lo periodístico, y eso es lo que yo tengo.
¿Cómo ha llevado las críticas porque TVE le haya contratado, siendo personal externo? ¿Se ha traducido en algo a la hora de trabajar con el equipo?
El clima con los compañeros ha sido extraordinario, y todos son compañeros de la casa. Pero yo voy a protestar a esas críticas con la metáfora de la pecera: TVE es una pecera en la que las televisiones privadas pueden meter la mano y llevarse al pez que quieran. ¿Pero TVE no puede pescar en otras peceras? Esto es un mecanismo viciado que defienden los que quieren empobrecer esto. Porque si tú solamente puedes sacar de aquí, si no puedes meter talento (y no digo el mío, digo cualquiera), si de una televisión pública solamente puedes tener a los que están, y los que están se pueden ir a lo privado, pero de lo privado no puede venir nadie a lo público, estás jugando a ir empobreciendo esto, a desgastar esto poco a poco. Me da la sensación de que muchas críticas vienen de ahí, de quien tiene el afán de desgastar esto poco a poco.
A mí esas críticas me dan un poco igual. Quiero decir: yo no vivo de lo público, tengo 25 años de trayectoria periodística, y es la primera vez que trabajo en un medio público, en un proyecto... en fin, que no es una subvención. Con lo cual, no compro mucho esas críticas, la verdad. Las he oído, y me parecen absolutamente injustas por mí, pero sobre todo por la Corporación. Porque si esta es la filosofía, pues entonces vamos a ir jibarizando esto hasta que desaparezca. Este es el planteamiento que se hace.
La otra crítica: ¿A nivel laboral, está ya desvinculado de Mediaset?
Sí.
¿Y sigue siendo jefe de economía de la Cadena SER?
Sí.
¿Y cómo cree que se puede llevar eso? Incluso desde el Consejo de Informativos se señaló que un director y presentador de un programa, que además va a tratar la política, sea el jefe de economía de una emisora privada que además es líder de la radio, imagino que con unas presiones bastante grandes.
Yo no creo que las presiones sean distintas a ningún medio de comunicación, da igual en el que estés. Pero yo vengo, y he crecido y me he criado, en una cultura que es la cultura de Estados Unidos, en la que, y no me quiero comparar, por el amor de Dios, pero por ejemplo uno con el que no estoy especialmente de acuerdo: Rush Limbaugh tenía su programa en Fox, y tiene un programa de radio. Y nadie se plantea qué problemas hay en esa doble presencia. Y Bill O'Reilly tenía un programa diario de prime time en televisión, y también estaba a diario por la mañana en la radio. Esto es una cosa que allí se asume con cierta naturalidad. Y yo creo que aquí no debiera plantear más problemas. A mí no me los plantea. Yo no tengo un conflicto de intereses. Vengo a hacer un semanal a TVE, y hago un diario de economía en la SER. Creo que no hay muchas áreas de choque. Pero puede haber gente que busca áreas de choque, por lo que digo, porque hay que buscar argumentos para decir “que no entre nadie por esa puerta”, y a ser posible, vamos a ir vaciando lo que hay dentro de estas paredes. Me da que son argumentos un poco peregrinos. Insisto: no le encuentro el conflicto de intereses, por mucho que lo he leído y por mucho que lo he buscado. Pero no lo encuentro.
Y ya que ha entrado por esa puerta, y ya que TVE en La 1 no da con la clave en una franja en la que ya triunfó Las mañanas de Cuatro, ¿si hubiese la posibilidad de hacer un formato similar, estaría dispuesto?
[Ríe] Ay, esto se llama pregunta trampa, y me vas a perdonar que te diga: a la que no caeré. Tendríamos una conversación distinta si tú fueras el Presidente de RTVE, entonces estaríamos hablando de otra cosa. Pero no, no hagamos periodismo ficción. Ya que estoy criticándolo, no caigamos en esto [ríe].
He tenido a dos señores rapados, con signos y una camiseta nazi, a la puerta de mi casa
La “etiquetación” de periodistas no es nueva, pero quizás con la polarización política se ha acrecentado. ¿Le afecta? Por ejemplo en la presentación reconoció que valoraron contar con Pedro Sánchez o con Pablo Casado en el estreno, pero preferisteis “evitar distorsiones”. ¿Así que llega a afectar?
Sí. Y en esto me vas a perdonar, porque lo voy a decir con una metáfora que no me gusta mucho, pero creo que estamos pintando Estrellas de David en la espalda de muchos periodistas. Y creo que eso se está haciendo especialmente desde partidos en los extremos, y especialmente en la extrema derecha. Por ser de lo más general a lo más concreto. Creo que se están pintando estrellas en las espaldas de algunos periodistas, y dianas en las cabezas de algunos periodistas, para que “La noche de los cristales equis”, esa noche, sepamos muy clarito a quién hay que señalar. Y eso pasa en la televisión pública y en las privadas. Nos está ocurriendo a todos.
Y afecta, sí, hasta el punto de que algunos de nosotros hemos tenido, yo en concreto, a dos señores rapados, con signos y una camiseta nazi, a la puerta de mi casa. Porque se distribuye además tu domicilio particular. Y esto se está haciendo. Y creo que lo que busca es exactamente esto que estás describiendo tú, que es que te afecte. Buscan que te afecte, buscan que te cortes en la crítica, buscan que des un pasito atrás y que te lo pienses antes de opinar, o de opinar de una determinada manera.
¿Le preocupa, entonces?
Me preocupa, es lo que más me preocupa del periodismo ahora mismo. Porque todo lo demás lo podemos combatir, pero esto, en ocasiones, como tiene como responsables a partidos políticos, no solo no lo podemos combatir, es que para colmo lo estamos cofinanciado con nuestros impuestos. Con la subvención que pagamos a ciertos partidos políticos, se está utilizando ese dinero para señalarnos a nosotros. Así que es lo que más me preocupa del periodismo ahora mismo, el cómo se dibujan Estrellas de David en nuestras espaldas, cómo se ponen dianas en nuestras cabezas.
El día que pase algo, porque acabará pasando algo, ese día todo el mundo levantara las manos y dirá: “No hemos sido nosotros”. Pero todos sabemos quiénes son y quiénes somos. Me preocupa como no te puedes imaginar. Y la única forma que yo tengo de combatir esto es decir: “¿Javier, si no te hubieran apretado, qué?”, y entonces hacer eso. Pero sí afecta, por supuesto que afecta.
Pero si sí que afecta, por ejemplo al elegir invitados, sí que se traslada al trabajo, a la labor periodística.
Sí, lo que pasa es que en esto yo digo: vamos a cambiar el orden, pero no vamos a cambiar el resultado. Es decir, van a seguir viniendo igual. Lo que no quiero es dar la premisa, o el pretexto, para la lapidación. Porque va a haber lapidación. Entonces si va a haber lapidación por muchas cosas, pues que no sea por esa.