La relación entre el fútbol y el apellido Valdano ha traspasado recientemente una nueva frontera: la de la ficción audiovisual. Porque sí, Jorge Valdano ha estrenado una serie sobre el deporte rey. Pero no, no hablamos de 'ese' Jorge Valdano. El delantero que ganó el Mundial del 86 junto a Maradona, el entrenador que hizo debutar a Raúl en el Real Madrid y el comentarista que ahora imparte sabiduría en las retransmisiones de Movistar Plus+ no es el protagonista de esta historia. Sí lo es, en cambio, su hijo, Jorge Valdano Sáenz, guionista y creador de Pollos sin cabeza, la nueva serie de HBO Max.
La ficción, estrenada el pasado 28 de abril, sigue el día a día de un representante de futbolistas (Beto, interpretado por Hugo Silva) dentro de la alocada industria del fútbol. Un mundo que tiene “algo de religioso” y que es “material sensible en este país”, comenta Valdano Sáenz a verTele con conocimiento de causa. Al fin y al cabo, siempre lo ha vivido de cerca gracias a su padre. De ahí que resulte lógico que se haya fijado en el fútbol para desarrollar su primera serie como creador, rol que comparte con Pablo Tébar.
Antes, Jorge Valdano Sáenz fue guionista de series como Los Serrano, Herederos y Tierra de Lobos, aunque aquellos primeros trabajos los firmó únicamente con el apellido de su madre, Sáenz de Ugarte. “Necesitaba demostrarme a mí mismo que podía dedicarme al guion por mis propios méritos y no por mi apellido”, dice sobre la gestión profesional de un apellido, Valdano, que de un tiempo a esta parte luce con orgullo en todo lo que escribe. Eso sí, manteniendo el Sáenz para evitar confusiones: “Hay mucha gente que se piensa que esta serie la ha escrito mi padre, lo cual me hace mucha gracia”, nos cuenta.
Hay una cosa paradójica respecto al fútbol: es el deporte más seguido en el mundo y, sin embargo, apenas tiene referentes en la ficción audiovisual.
Es así. De hecho, antes de Pollos sin cabeza intenté un par de veces hacer un proyecto de fútbol y no salió porque chocaba una y otra vez con la desconfianza de los productores, que no se animaban a entrar en un mundo que tiene algo de religioso. El fútbol es material sensible en este país y una especie de ficción en sí mismo, pero lo que pasa con esa ficción es que se ve un poco solapada. Es como, por ejemplo, cuando haces series que tratan sobre cómo se hacen las series: cuesta mucho venderlas porque los productores son muy desconfiados frente a este tipo de ideas.
Sin embargo, el mundo de la ficción está cambiando y los productores cada vez se animan a hacer más cosas. En este sentido, creo que el éxito de Ted Lasso nos viene muy bien. Y también el mundo del fútbol pedía algo así, que nos tomáramos un poco a broma toda esa locura que hay detrás. El mundo del fútbol no se puede tomar más en serio a sí mismo, y cuando Álex y Carolina [se refiere a Álex de la Iglesia y Carolina Bang, productores de la serie] me transmiten las ganas que tienen de hacer una comedia se alinearon con mis emociones, porque yo también tenía muchísimas ganas de desinflar un poco ese mundo y de reírme de él.
El fútbol es material sensible en este país y una especie de ficción en sí mismo
¿Hasta qué punto ha condicionado 'Ted Lasso' el desarrollo de 'Pollos sin cabeza'?
El tema es que Pollos sin cabeza la creamos antes de que yo viera Ted Lasso. Yo no la conocía cuando empecé a escribir la serie, así que me asusté cuando me dijeron que había una serie de fútbol con Jason Sudeikis y tal. Pero una vez que vi el primer episodio me quedé súper tranquilo porque comprobé que era un juguete totalmente diferente al que nosotros estábamos haciendo. Es verdad que también es una comedia que se ríe un poco del mundo del fútbol, pero es una serie muy diferente. Es una ficción muy naif donde el protagonista es un tipo al que quieres abrazar todo el rato, mientras que nosotros hemos hecho una serie con más colmillo, más cruda y con un protagonista al que quieres matar o te desespera la mitad de las veces. Pero insisto, el éxito de Ted Lasso nos viene bien.
Dices que tu intención era hacer una serie que desdramatizara un poco el mundo del fútbol. Sin embargo, en uno de los primeros capítulos, Beto estando borracho pronuncia un discurso crítico contra los futbolistas, a los que acusa de pensar más en la fama que en el juego. Teniendo esto en cuenta, ¿cómo es tu relación con el fútbol en el momento en el que escribes 'Pollos sin cabeza'?
Creo que la serie refleja el cariño que tengo por el fútbol, pero también la desconfianza que siento hacia el negocio que se está montando en torno a este juego. Me gusta mucho ese discurso etílico de Beto porque, de alguna manera, expresa todo esto. Lo hace de forma patética porque está completamente borracho, y lo que hace es desquitarse. Pero como se ve también en la serie, hay alguien que compra ese discurso y que dice “este es el tío que yo necesito para coger otra vez cariño al fútbol”. Un tío que está hasta los cojones del circo que se ha montado alrededor y que echa de menos el juego en sí.
Otro momento a destacar de los primeros capítulos es el cameo de tu padre, Jorge Valdano, que pronuncia una frase en la que menciona a Hitler y Maradona. ¿Cómo fue el proceso que seguiste para construir ese cameo?
Sí, mi padre cuenta una anécdota que en realidad la contaba el propio Diego Maradona, que fue a visitar un hospital psiquiátrico para visitar a unos niños. Y decía sobre esa visita que había un paciente que creía que era Napoleón, otro que se pensaba que era Elvis y otro que creía ser Hitler, pero que él dijo que era Maradona y nadie le creyó.
Pero, fíjate, incluir esta anécdota surgió en el rodaje. Cuando le planteo el cameo a mi padre, yo lo que quería era hacer un chiste interno, que apareciera de fondo como un guiño a aquel que lo reconociera. La idea inicial no era que no tuviera una trama, sino que no tuviera ni siquiera una línea de diálogo. De hecho, le dije que estuviera tranquilo, que no iba a hablar y que todo lo iba a decir Miguel Ángel Solá [Martinelli en la serie], que él sólo tenía que reírse de lo que él dijera.
Sin embargo, yo necesitaba que ellos vinieran de una conversación antes de que el personaje de Beto entrara en la escena, así que los dos empezaron a improvisar de una forma muy natural. En los descansos mi padre y Miguel Ángel hablaban de Maradona, yo escuché la anécdota y le sugerí que la contara a cámara para que, mientras la contaba, a ambos les pillara de improviso la llegada de Beto. Y la verdad es que el tío lo hizo muy bien. Es la primera vez que hacía de actor y lo hizo genial. Se lo pasó genial en el rodaje.
Mi padre sabe que soy una persona racional y que a él no le iban a tirar piedras por culpa de mi serie
Más allá de este cameo, ¿qué pensó tu padre cuando le dijiste que ibas a hacer una serie sobre fútbol?
Le pareció fenomenal. Él me conoce, sabe que soy una persona racional y que a él no le iban a tirar piedras por culpa de mi serie. Yo he hecho una serie que, insisto, se ríe un poco de ese negocio, pero que transmite cierto cariño y cierto amor por el fútbol. Los 'pollos sin cabeza' son esos futbolistas que se vuelven locos por la fama y el dinero, pero la serie los mira con ternura y los humaniza. Lo que tenía claro es que esta serie tenía que ser pura ficción, que era mala idea basarla en personajes reales. Esto lo sabía mi padre, y una vez constata que voy a hacer una serie, digamos, inventada desde cero, se queda tranquilo porque sabe que no le voy a comprometer.
Imagino que de aquí surge la idea de poner el foco en un representante de futbolistas, una figura, por lo general, menos mediática que la de jugadores, entrenadores y presidentes.
Esto es un acierto de Álex y Carolina. Ellos tenían ganas de reírse del mundo del fútbol, y para hacerlo podían haber propuesto hacer una serie sobre un futbolista. Sin embargo, creo que es un acierto elegir como protagonista a un representante porque es una figura a través de la cual es mucho más fácil mirar este mundo. El representante es un empresario que representa a futbolistas, pero no es uno de esos futbolistas, sino que los sufre y el espectador sufre con él.
Podríamos decir que lo que hace el representante es mirar desde fuera, y esto es lo que necesitábamos para conseguir ese tono de comedia que tiene la serie. Pollos sin cabeza es una comedia, pero es una comedia dramática. Los conflictos nos los tomamos en serio y a los personajes los humanizamos. No son sólo estereotipos superficiales o planos, sino que intentamos hacer personajes de carne y hueso.
Tus primeros trabajos como guionista los firmaste con el apellido de tu madre, Sáenz de Ugarte. Pero desde 2014, cuando escribiste junto a tu padre el guion del documental sobre Leo Messi dirigido por Álex de la Iglesia, firmas como Jorge Valdano Sáenz. ¿Qué te ha llevado a gestionar así tu apellido paterno?
A mí me pesaba mucho la sombra de mi padre cuando empecé a ser guionista. Mi padre ha sido una figura muy importante en el mundo del fútbol, llegando a ser campeón mundial con Maradona. Yo esto lo he vivido desde pequeñito y he crecido admirando mucho a mi padre. No sólo por su faceta como padre, sino también por su figura pública. Pero cuando, con 23 años, decido que quiero ser guionista, noto que estoy muy condicionado. Empecé a firmar con el apellido de mi madre porque necesitaba demostrarme a mí mismo que podía dedicarme al guion por mis propios méritos y no por mi apellido.
Pero en un momento dado, cuando ya llevo varios años trabajando en esto y me he demostrado a mí mismo que puedo trabajar de guionista por mis propias habilidades y méritos, coincide que trabajo con mi padre en el guion del documental de Messi. Y como hacíamos los dos el guion, todo el mundo sabía que yo era el hijo. Me parecía un poco hipócrita esconder el apellido, así que lo puse y no me dolió.
Por tanto, a partir de entonces me reconcilié con esa figura pública, y como en realidad me siento muy orgulloso de mi padre, pues firmo encantado con el apellido de mi padre. Y también con el de mi madre para distinguirme, porque si no soy Jorge Valdano (ríe). De hecho, hay mucha gente que se piensa que esta serie la ha escrito mi padre, lo cual me hace mucha gracia.