'MasterChef Celebrity'
Juanma Castaño y Miki Nadal: “Verónica Forqué solo se pone nerviosa cocinando en exteriores, España está a salvo”
MasterChef vivió un acontecimiento inédito en los ocho años de historia del formato en España, al proclamar a dos vencedores en su versión Celebrity. Miki Nadal y Juanma Castaño fueron campeones ex aequo de la sexta edición, culminando una trayectoria marcada precisamente por el juego que habían dado como pareja cómica. Desde el comienzo del concurso ambos se midieron en una suerte de rivalidad a cuenta de sus piques deportivos del pasado, para luego acabar reconvertidos en colegas en la recta final de la temporada: “Creo que nos lo hemos merecido los dos. Creo que él un poquito más, pero bueno”, bromea Nadal.
Sin duda, su compenetración ha sido un elemento destacado del casting de esta edición de MasterChef Celebrity, aunque si por algo se recordará será por la presencia de Verónica Forqué, quien se apeó en las semifinales por voluntad propia, y tras haber causado polémica con su actitud. De hecho, la conversación con los campeones del talent show culinario se centra en buena medida en la experiencia de haber competido y cocinado con la actriz: “Verónica Forqué solo se pone nerviosa cocinando en exteriores, así que España está a salvo”, ha comentado al respecto Castaño.
Si la intérprete ha sido cuestionada por sus modos, el periodista deportivo se ha visto por el contrario vitoreado por las redes sociales, mostrando una faceta diferente a la que acostumbraba en sus años como periodista deportivo. Él, sin embargo, prefiere tomarse con filosofía su éxito: “No te tiene que confundir ni el halago ni el insulto”. De todo esto y más hablamos con ellos.
¿Cómo os sentís siendo los primeros ganadores ex aequo de la historia de 'MasterChef Celebrity'?
M.N.: Nos sentimos felices porque, como dijo Juanma en la final, estaba más feliz por compartir el premio. Porque, si ganas, el otro compañero se queda sin premio, y yo creo que nos lo hemos merecido los dos. Creo que él un poquito más, pero bueno (ríe).
J.C.: Estamos encantados. Viéndolo por la tele, la sensación era de justicia. Y allí la de todos era la misma. Fue un momento inolvidable y único. Tenemos las sensación de que hemos sido los primeros que hemos provocado esto en el jurado para que tomaran una decisión tan difícil. Sabíamos que lo tenían complicado en la deliberación, pero yo no imaginé que tendríamos una victoria ex aequo.
¿Hubo algún momento en el que pensasteis que el empate era una broma?
J.C.: Sí, esa la reacción la tienes. Cuando escuchas “¡Juanma! ¡Miki! ¡Los dos!” piensas: “¿Pero qué está pasando aquí?”. Dijeron el nombre de los dos, nos miramos, yo me subí a él y ya pensé que iba en serio, que habíamos ganado los dos. Pero pensé que era una cosa muy rara ganar los dos MasterChef. ¿Qué van a hacer ahora, dos trofeos? ¿Qué hacemos para donar la pasta?
M.N.: Debe ser la misma sensación que cuando te toca la lotería y a tu amigo, que estuvo en el mismo bar pero se olvidó de cobrar, no le toca. Sin embargo, si lo juegas a medias, el dinero lo compartes. Y la alegría también. Y es mejor compartir alegría y premio que restregárselo por la cara al compañero.
¿Cuándo empezasteis a ver que teníais posibilidades de victoria?
J.C.: Yo en la semifinal. Ahí dije: “Ya que estoy aquí, pa' lante”. La prueba que tuvimos en DiverXO fue espectacular, y ahí me di cuenta de que había que luchar hasta el final. Hasta entonces pensaba que sea lo que Dios quiera y que me echen cuando quiera.
M.N.: Yo igual. Hasta ese momento pensaba desde el principio en Belén y Busta. Pero luego veía a Juanma cocinar y tenía que ponerme las pilas, porque él ya tenía mucha mano. Con la prueba de DiverXO, que nos salió muy bien a los dos, dije: “Uy, aquí podemos hacer algo más”.
¿Creéis que vuestras profesiones han tenido algún tipo de impacto en vuestra aventura en MasterChef Celebrity?
J.C.: Yo no creo que el periodismo deportivo, o la radio, haya sido una pieza clave para ganar MasterChef. Cada uno se quita la chaqueta de su profesión cuando entra por la puerta y se pone a cocinar. Y lo bueno del programa es que ves a Miki Nadal, no al Miki Nadal de Zapeando ni a Miki Nadal leyendo un teleprompter. Y yo no voy ahí a decir cómo ha quedado el Real Madrid, sino a cocinar con un grupo de gente. Y creo que esta es una de las magias de MasterChef Celebrity, que nos quitamos en la puerta la etiqueta pública que tenemos y quedamos desnudos ante la audiencia sobre cómo somos.
M.N.: Yo te voy a llevar un poco la contraria, porque que como periodista reconocido y líder de la noche que eres, el dominio de la palabra te ha ayudado mucho para esos vacíos que hay que rellenar entre cocinado y cocinado. Has sabido ser gracioso, ocurrente y con facilidad de palabra. A mí me ha ayudado que llevo muchos años de entretenimiento detrás y, más o menos, sé cómo funciona el ritmo de las cosas. Cuándo hay que callar, cuándo hay que parar y todo eso. Entonces, él ha tenido el dominio de la palabra y el ingenio, que lo ha demostrado con creces, y yo saber dónde me estaba moviendo, dónde estaba la cámara y cuándo había que hablar.
J.C.: Eso es verdad. Borra mi respuesta (carcajadas). Vaya puta mierda que he dicho. Pensaba que había dicho algo interesante. Es fundamental el trabajo (más carcajadas).
¿Ha sido difícil guardar el secreto de vuestra victoria?
J.C: Yo tenía ganas de que llegara este día para responder a todos los que me preguntaban si había ganado MasterChef. He recibido hasta amenazas. “O me dices quién gana MasterChef o dejo de escucharte”. Os lo juro. He sufrido mucho y he tenido pesadillas pensando que se sabía antes de tiempo el resultado final.
M.N.: A mí me ha pasado al revés. He disfrutado mucho guardando el secreto porque todo el mundo me decía “anda, pero dónde vas tú con esos platos”, “tú no puedes ganar, quién ha ganado” o “¿no habrás ganado tú?”. Y yo decía “no no, no apostéis por mí”. Entonces, la gente se quedaba bastante conforme, pero yo por dentro decía “ya llegará el día, ya”.
Y entre guardar el secreto y cocinar en exteriores con Verónica Forqué, ¿qué ha sido más difícil?
M.N.: Guardar el secreto. Cocinar con Verónica ha sido una auténtica delicia, un placer, un divertimento y una experiencia catártica.
¿Verónica es así realmente o creéis que también estaba haciendo televisión?
J.C.: No, no. Es así. Pero es así solo cocinando en exteriores, con lo cual, esas situaciones no se van a producir en nada. No es así ni haciendo la compra, ni paseando por la calle ni comiendo con sus amigos en un restaurante. Verónica es una persona maravillosa, increíble y con un corazón enorme. Da gusto estar con ella. Ojalá estuviera aquí, porque lo íbamos a pasar fenomenal en la entrevista. Solo se pone un poco nerviosa cocinando en exteriores, pero como la gente no cocina en exteriores, estemos tranquilos. España está a salvo (risas).
M.N.: Creo que tenía razón cuando dije que esta era la edición de Verónica Forqué. La gente se va a acordar. A cualquiera de nosotros nos preguntarán en qué edición estuvimos y diremos que en la de Verónica Forqué.
J.C: Sí sí, es verdad.
¿Creéis que hubiera ganado si no se hubiera retirado?
M.N.: Voy a sincero, no.
J.C.: Yo creo que tampoco. Verónica hubiera necesitado el WiZink Center para cocinar durante dos horas un menú libre (carcajadas). Hubiera sido un tema de espacio y de logística.
M.N.: A mí me hubiese encantado ver a Verónica en la final para ver cómo lo hacía (risas). El otro finalista que hubiese estado con ella, con quedarse así quieto, ya hubiese empatado.
¿Cómo habéis llevado compaginar vuestro trabajo con 'MasterChef'?
J.C.: En mi caso era difícil, de estos no trabajaban casi ninguno (risas) Yo tenía que hacer la radio todas las noches, y la hice. A mí la Cope me dijo que no tenían problema en que participase en MasterChef, pero con una condición: que no faltara a la radio. Por la noche, a las 23:30h los oyentes quieren que les cuentes lo que pasa. Recibí mucho apoyo por parte de la radio y de los compañeros yo creo que también. Si había un sitio para estirarse, era para Juanma. Entendían que estaba hecho polvo, llegaba un poco justo a las grabaciones... Lo pasé un poco mal, pero a base de vitaminas y a base de dormir los fines de semana...
M.N.: Doy fe de que trabajaba por las noches. Si había exteriores en la habitación del hotel tenía montado su set de radio. Nosotros nos esperábamos tomando una copita para celebrar el fin del cocinado y él estaba arriba con su técnico dando cada noche el callo. Yo me desentendí un poquito de Zapeando. Iba uno o dos días a la semana, y ya la última semana ya no fui, porque era un sinvivir. Pero se pudo compaginar. Nosotros éramos los dos que teníamos otra ocupación a la vez. Otros estaban preparando sus discos, haciendo sus cosas... Pero lo compaginamos bien.
Juanma, ¿te tocó compaginar la grabación con la Eurocopa?
J.C.: Fue la final de liga, final de Champions, Eurocopa y empezamos los JJOO. Lo único que podría haber añadido es que viniera la NBA a España...
M.N.: Pasaron todos estos eventos, y aún se comió dos semanas de vacaciones.
J.C.: Dos semanas de mis vacaciones que me zampé (risas). Fue intenso. Pero también hay que decir que hoy en día te conectas desde cualquier sitio. Es más fácil hacer la radio que hace unos años y tienes más acceso a la información. Necesitaba ver en el iPad un periódico y me dejaban para leer qué noticias había en el día. Para mí cuadrar eso ha sido lo más difícil.
Miki, en la final te vimos con un look inspirado en Dabiz Muñoz. ¿Qué porcentaje de la victoria le debes a él?
M.N.: En el menú de la final me ayudó y se le ve la mano perfectamente. Eran mis vivencias, yo le conté mi relato, y él confeccionó el menú y me enseñó a hacerlo. No con todo el tiempo que hubiese querido, pero como soy un alumno espabilado enseguida lo pillé. Pero me ayudó y me invitó a su restaurante para practicar y ver cosas. No con él, mano a mano, porque tiene múltiples ocupaciones, pero sí pude ir a las cocinas, ver cómo se hacen las cosas, las técnicas... Dabiz ha sido una parte muy importante de esta victoria compartida.
Juanma, has dicho que recibías incluso amenazas por no revelar quién ganaba 'MasterChef'. Anoche disfrutaron mucho con tu victoria en 'El Partidazo'. ¿Cómo se siente triunfar y ganar algo y ante un público en redes que te aplaude, sin que te insulten? En redes no siempre has tenido esa suerte...
J.C.: Yo creo que sí creo que tengo suerte. Hacemos la experiencia de dar una vuelta por la calle. Lo que pasa es que creemos que el mundo de la redes, la hostilidad, es lo que pasa en el día a día.
M.N.: Todos recibimos en redes sus ataques y todo eso. Pero siempre digo lo mismo: en una explanada de 1000 personas que están en silencio, en cuanto una grita o insulta, se oye perfectamente. ¿Te están insultando? No, hay 999 que están tranquilitos o disfrutando. Pero eso se comenta menos.
J.C.: Eso decía. Una cosa son las redes y otra, la calle, el mundo real. Y en la calle nunca he tenido ningún problema y me siento una persona normal, como cualquier otra. Trabajamos en el periodismo deportivo con un material muy inflamable y parece que el mundo se cae. Si dices que no ha merecido ganar el Madrid, y hay no sé cuántos madridistas que te llaman “sinvergüenza”, “antimadridista”…
M.N.: A mí no me mires...
J.C.: O dices que el Barça ha hecho el ridículo con el caso Neymar, y te llamarán “capitalino”, “vendido a Florentino”... De repente lees cinco mensajes y piensas: “Ostras, este no podrá salir a la calle”. Pero sales y no pasa nada. Lo que pasa es que la gente se mosquea, se enfada y lo expresa de repente.
En cualquier caso, has conseguido muchos seguidores con tu paso por 'MasterChef Celebrity'...
M.N.: Pero es lo mismo. No te tiene que confundir ni el halago ni el insulto. Ni ahora voy por la calle y me ponen a una alfombra roja y me invitan a todos los sitios, ni antes me tiraban palos. Es la vida. Uno expresa eso en el teléfono y se acabó. No hay que tener miedo a lo que te digan en Twitter, Instagram o lo que sea.
M.N.: No hay que hacer ni caso. Hay que hacerle un poco menos de caso a los insultos que el que se le hace a los halagos, y ya está.
Aún así, ¿no os ha dado vértigo exponeros en 'MasterChef'?
J.C.: ¿Sabes qué pasa? Como mientras lo estás grabando no se emite, no eres consciente de la repercusión que va a tener luego. Tú lo grabas, queda metido en un cajón, pasan unos meses y lo emiten, y luego te das cuenta. Pero cuando estás grabando nadie sabe que estás grabando. Eso ayuda a la naturalidad del formato. Que tú no sepas la repercusión que tiene hace que afrontes la final con la misma tranquilidad con la que afrontas el segundo programa. Nos recibes nada de la gente porque nadie sabe que estás haciendo eso.
M.N.: Si te refieres a exposición emocional, a emocionarnos, en el fondo imagino que sí. Todos somos un poco pudorosos porque no estamos acostumbrados a exponernos. Pero si lo haces desde la verdad la gente nunca lo va a ver mal. Al revés. Hay gente que me dice, '¡Hostia, Juanma me está cayendo bien!' (risas) Los prejuicios te hacen ver a las personas de una manera totalmente falsa o irreal, y si se abren un poquito, dirán: 'Juanma es un tío que me cae fantástico, qué divertido es y qué buen corazón tiene'.
¿Qué relación tenéis ahora con la cocina?
J.C.: Cuando acabó el programa estuve unos dos meses sin tocar nada porque acabé muy saturado. Ahora he vuelto a la cocina y estoy encantado. Entrar en la cocina y buscar recetas, probar cosas y cocinar para mis hijos, para mi novia y mi familia me encanta.
M.N.: Yo estoy esperando ese momento de volver a la cocina...
J.C.: ¿En serio? ¿Tú no has vuelto?
M.N.: Yo me he dedicado más a comer (risas). Pero volveré. En las Navidades me va a tocar.