Mientras Telecinco emite los últimos capítulos de Entrevías, Luis Zahera se despide de la serie en la que durante más de dos años ha interpretado a Ezequiel Fandiño, un policía corrupto del peligroso barrio en el que se desarrolla la acción. “Es un superviviente que intenta flotar en toda esa mierda que hay. Es un tipo que surfea la vida”, explica el actor en un encuentro con los medios de comunicación, entre ellos verTele, con motivo de la presentación de la cuarta y última temporada. Al gallego siempre le piden que haga de tipo duro, algo con lo que, a priori, no tiene problema. “Los que hacemos de malos queremos hacer de buenos, y los que hacen de buenos quieren hacer de malos”, bromea ante la prensa. “Creo que en España se encasilla mucho, pero el problema no es que te encasillen, el problema es no trabajar. Si me tocara interpretar a una abominación, como un pederasta, me divertiría lo mismo”, confiesa.
Luis Zahera está “de moda”, o eso le dice la gente. En los últimos años ha trabajado mucho para la pequeña pantalla, en series como Vivir sin permiso, La Unidad, Enemigo Íntimo y Operación Marea Negra. Ahora se coloca frente a las cámaras con la seguridad del que tiene dos premios Goya: uno por El reino y otro por As bestas. “Me da la sensación de que a veces llegas solo a la cima, pero es muy satisfactorio”, dice orgulloso y con la sensación de haber triunfado.
Aunque Entrevías sigue en emisión –a la última temporada todavía le quedan por delante cinco capítulos–, él ya ha pasado página. Atrás quedan las infinitas jornadas de rodaje que ha compartido con José Coronado, protagonista de la serie. “Me encantaría repetir con él. Trabajamos de formas distintas, pero nos entendemos muy bien”, confiesa.
Teniendo en cuenta que Coronado también está en la cima y que ambos parecen encasillados, es muy probable que vuelvan a coincidir bajos los focos: “Siempre dice que tener un actor como yo en un rodaje está bien, pero que si hubiera más sería una puta mierda. Somos el orden del caos”.
¿Cómo definirías la última temporada? ¿Crees que va a cumplir las expectativas de los espectadores?
Es una serie de calidad que está yendo muy bien por todo el mundo. Es una serie consolidada y José Coronado es un valor de producción. Yo espero que vaya muy bien.
¿Te da pena no alargar un poquito más?
Las cosas hay que cerrarlas. Estuvo bien, es una serie que triunfó con 32 capítulos y ese es un número aceptable. Ahora, ante tanto contenido, hay que renovarse o morir. En este caso, la serie muere, pero a haremos otras cosas. Espero volver a coincidir con Coronado.
¿Qué has disfrutado más de tu personaje?
Este trabajo es muy divertido, y en esta profesión vuelves a ser el niño que eras. No soy fetichista con las series o películas, simplemente me gusta mi trabajo y lo disfruto mucho, aunque sea a final de etapa.
Ahora, ante tanto contenido, hay que renovarse o morir
¿Los malvados tienen ese morbillo de ser lo opuesto a ti?
Los que hacemos de malos queremos hacer de buenos, y los que hacen de buenos quieren hacer de malos. Creo que en España se encasilla mucho, pero el problema no es que te encasillen, el problema es no trabajar. Si me tocara interpretar a una abominación, como un pederasta, me divertiría lo mismo. Es cierto que tengo tendencia a hacer personajes malos y duros.
Pero Ezequiel también tiene su parte buena, ¿no?
Es un superviviente. Ezequiel intenta flotar en toda esa mierda que hay en el barrio ficticio de Entrevías. Es un tipo que surfea la vida.
El barrio, la lucha, los marginados... Ahora que ha terminado, ¿sacas alguna conclusión general de aquello sobre lo que habla la serie?
No lo sé. Son ficciones... Para ser sincero, no veo las series que grabo porque después he empezado otro proyecto y, ahora que estoy de moda, no tengo tiempo para nada. Prefiero que lo juzgue la gente y no quiero meterme en ningún berenjenal.
José Coronado tiene un personaje duro, es una de esas personas de antes. Tengo la sensación de que la gente como Tirso fue la que levantó España. Esa gente como mis padres es la que vivió esa España terrible, y ahora, como se ve en la ficción, no se adaptan a los nuevos tiempos en los que se pierden los valores y las cosas se transforman tan rápidamente. Creo que la serie va de eso, aunque hay mil temas más como el amor, el odio, el engaño, ambiciones, ensueños... Yo qué sé, es producto de Telecinco.
Dices que estás de moda. ¿En qué lo notas?
Hace poco que la gente me empezó a decir que estoy de moda. Es agradable estar de moda, aunque las modas vienen y van y hay que aprovechar este momento. Tengo mucho trabajo, estoy con un monólogo y con mil proyectos más.
Aunque tengas ese perfil de malo, ¿te gustaría hacer comedia en televisión?
No me quiero repetir, pero este trabajo es muy divertido. Me gustaría hacer ciencia ficción, pero es un género que se hace muy poco en España porque quizá sea muy caro o no haya público suficiente. Me gusta cualquier cosa.
¿Has sentido presión por las audiencias? ¿Has estado pendiente del dato?
Sinceramente, no. Me gusta mucho lo que comenta la gente, aunque no estoy en las redes sociales.
La serie ha triunfado en el extranjero. ¿Te llega esa repercusión?
Sí, los productores y la gente de la casa [Telecinco] nos han ido contando qué feedback internacional ha habido.
¿Te han llegado propuestas para trabajar fuera de España?
He tenido propuestas para trabajar con el monólogo por Latinoamérica, pero hay tanto trabajo en España que prefiero estar centrado aquí.
Ahora que estoy de moda no tengo tiempo para nada
¿Se nota que ha cambiado mucho la industria?
Cuando era pequeño solo estaban la primera y la segunda cadena de televisión. Cuando empecé a trabajar llegaron las autonómicas, Antena 3 y Telecinco. Y cuando me empezó a ir bien en esta industria vinieron las plataformas. Rodar con Rodrigo Sorogoyen me cambió la vida. Las tres cositas que rodé con él coincidieron con el auge de las plataformas. Ahora hay mucho más trabajo y mucho más contenido. Ha sido una revolución.
Hay muchos actores que prefieren el cine o el teatro porque las series pueden ser muy largas. ¿Tienes alguna preferencia?
Sinceramente, prefiero el teatro, pero la gente que me rodea me dice que ya habrá tiempo de hacer teatro. Creo que no hay nada como el teatro. El cine y la tele están muy bien, pero donde esté el teatro... Dentro de nuestra profesión, de la mentira y la falsificación, el teatro es lo más puro, la droga más pura y la cima más alta.
¿Cuál ha sido tu trabajo más difícil?
Quizá el yonki de Celda 211. Me empeñé en adelgazar mucho, tenía que cambiar tantísimo la voz y se rodaba en aquel entorno con doscientos mil figurantes en aquella cárcel de Zamora. Puede ser que Releches fuera uno de los personajes con mayor dificultad.
¿Volverás a trabajar con Coronado?
Me encantaría repetir con él. Desde que hicimos Entrevías y Telecinco nos dio esta oportunidad, me cambió la vida. Trabajamos de formas distintas pero nos entendemos muy bien. Yo soy un caos y él, un tipo superordenado. Para que repitas una serie con un actor, te tienen que ir muy bien las cosas, y en este caso fueron muy bien.
¿Repetirías con él en otra serie?
Esta pregunta habría que hacérsela a él, pero sí, yo repetiría con él sin ninguna duda.
¿Qué te gusta más de trabajar con él?
Lo que más me llama la atención es que trabajamos de formas distintas. Él es muy técnico, es un actor que lleva 40 años haciendo de protagonista en todos los platós de España, y es un tipo que conoce muy bien los tempos, el ritmo, la luz, el sonido, los objetivos... Yo soy muy caótico, no hago dos tomas iguales. Él siempre dice que tener un actor como yo en un rodaje está bien, pero que si hubiera más sería una puta mierda. Somos el orden y el caos. Además, es un tío que da muy buenas indicaciones, que tiene mucha sabiduría interpretativas, que mira muy bien el conjunto. Es muy responsable. Y yo estoy más a otras cosas. Él me orienta muy bien.
¿Dirías que se han cumplido todos sus sueños interpretativos?
Todos queremos llegar a un sitio, a tu cima, y yo mi cima la conseguí. Me da la sensación de que a veces llegas solo a la cima, pero es muy satisfactorio.