MasterChef enciende ya sus fogones. De hecho, antes de lo esperado si tenemos en cuenta que coindirá con Maestros de la costura todavía en emisión: el talent culinario estrena su décima edición este mismo lunes 18 de abril. Con este aniversario, el formato de La 1 producido por Shine Iberia celebra su década prometiendo que será una edición especial.
TVE ha adelantado lo que se podrá ver en el primer programa: como es habitual, los 50 afortunados escogidos de los cástings contarán con 40 minutos para elaborar un plato libre que terminarán frente al jurado. Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz tomarán la última decisión.
Y precisamente los jueces hablan de esta aventura que empezó en 2013 y ya va por su décima edición de anónimos, pero también comentan su experiencia con la exposición mediática y dan su opinión respecto a las críticas sobre que el formato se está convirtiendo en un reality. Así lo hicieron para los medios durante la presentación de la temporada, en la que estaba presente verTele.
En esta temporada lo intentarán un guipuzcoano con 8 apellidos vascos; un madrileño que abrió varios restaurantes, aunque ninguno cuajó; un belga-murciano súper fan del universo Eurovisión y Harry Potter, y una administrativa apasionada de la cultura coreana, que asegura conocer ya a todos los coreanos de Barcelona. Además, el jurado será testigo del reencuentro de dos exnovias que comparten el deseo de ser chef y no se veían desde hace 3 años.
“La familia MasterChef y nuestro programa crecen, igual que tenemos mil cantantes que han salido de programas de televisión de música”, expone Samantha Vallejo-Nágera sobre las tandas de chefs que acaban generando edición tras edición. Y los primeros pasos de la siguiente promoción se verán este lunes tras el casting.
La segunda prueba de la gala de estreno tendrá como escenario Madrid, concretamente la Plaza de Colón, donde se realizará un servicio solidario con la donación de los platos a Mensajeros de la Paz. Los concursantes cocinarán recetas icónicas de la capital para el mayor número de comensales de la historia del programa: 240 personas.
El Padre Ángel, ganador del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y candidato al Nobel de la Paz y el chef Mario Sandoval (tres soles Repsol) visitarán las cocinas. Y precisamente los jueces hablan de la evolución de la imagen del programa para los numerosos profesionales que lo visitan, asegurando que sus opiniones han pasado “del escepticismo” en el comienzo, a que todos quieran aparecer en el formato. Además, esta edición recibirá a nuevos profesionales, para “descubrir nuevos chefs”.
La primera eliminación, con platos de sangre
En la última prueba de la noche inaugural, los delantales negros se encontrarán con una Caja Misteriosa con el ingrediente de la sangre. El primer reto eliminatorio de la temporada consistirá en elaborar, en 75 minutos, un plato con la sangre de cerdo como protagonista. El chef Francis Paniego (3 soles Repsol) les dará algunos consejos para superar la primera expulsión, incluso traerá algunos platos con este ingrediente.
A la par que el programa alcanza su décima edición y se ha convertido en uno de los formatos más longevos con un buen rendimiento en televisión, los jueces también notan su propia evolución: “Somos tres profesionales que podemos hacer nuestro trabajo con criterio y que ya tenemos experiencia”. Además, Jordi Cruz resalta la exposición: “Nos ha permitido ser más visibles, nos ha llenado los restaurantes y hemos tenido la capacidad de no dejar de currar en nuestras casas”.
Más de 130 aspirantes han pisado las cocinas de La 1 desde su estreno, y precisamente de ese “emotivo” reencuentro en Sanlúcar de Barrameda hablan los tres veteranos. Además, avanzan de esta edición que las parejas y “la sección rosa está que arde”.
Y por esa misma línea, destacan que es necesario el entretenimiento en el programa: “Es la realidad de lo que pasa en los restaurantes, y no es malo”. Estas y otras opiniones de Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz abren apetito de cara al estreno de MasterChef 10 la noche de este lunes:
¿Cómo os llegó la idea del programa la primera vez que os lo presentaron?
Pepe Rodríguez: De una forma extraña, por lo menos en la mía.
Jordi Cruz: Fue parecido a los tres.
P. R.: A mí me llamó Ana Rivas por teléfono para vernos para algo de televisión, tampoco la entendí. Era Madrid Fusión por entonces y me acuerdo que quedamos allí un lunes. Me preguntó si conocía a Jordi Cruz y le dije que sí, pero que tampoco tenía relación. Nos saludamos allí y me acuerdo que me llevaron a Aravaca para ver allí un ordenador. Me preguntó si conocía MasterChef, y yo no había oído hablar de MasterChef. Y que si conocía a Gordon Ramsay, y le dije que sí, que había estado en su restaurante de Londres. Me preguntó si haría ese programa. Al ponerme los cascos le dije que no entendía el inglés [ríe]. Y después de ahí fuimos a hacer un piloto, lo hicimos todos juntos sin saber muy bien. Esos días llegamos a las siete de la mañana, tuve que salir de casa y era un sábado, no se me olvidará. A Moral de Zarzal, que nevaba. Un frío de la leche, después de que me hubiese acostado tarde por un viernes de esos de trabajar y después leer un guion del que no entendí nunca el orden, ni la forma, ni el porqué… Yo llegué a mi casa a las diez de la noche, tardísimo, después de estar todo el día ahí que nunca supe qué hicimos. Y yo decía: “Ojalá que no me llamen” [ríen]. No, de verdad. “Qué a gusto estoy en mi cocinita, metido en mi casa, sin verle la cara a nadie”... Y hasta ahora.
J.C.: Pero somos atrevidos, nos va la marcha, somos creativos, somos kamikazes… Y lo probamos pensando que nos habían prometido que esto sería bueno, que hablaríamos de cocina y que esperábamos que fuera divertido. Y divulgar nos gusta, nos gusta probar cosas. Lo hemos probado, nos ha gustado, y lo hemos hecho con todo el cariño posible durante estos diez años.
¿Fue la primera experiencia en televisión?
P. R.: Yo había hecho Canal Cocina, pero no tiene nada que ver. Es que hacer un programa como MasterChef no tiene nada que ver con que te hagan un “totalito” en España Directo para que cuentes cómo se hace el pisto manchego. Eso lo hemos hecho un millón de veces. No tiene nada que ver, es otra historia.
Samantha Vallejo-Nájera: Es que MasterChef es un programa en el que estamos haciendo un trabajo relacionado con nuestra vida profesional, y nuestro trabajo en él no tiene nada que ver con nuestra vida profesional. Al final estamos haciendo de presentadores, viajamos… Hacemos un poco eso: desde mezclar el 1,2,3 con Arguiñano… Es una mezcla de tantos programas, hasta hacemos de cantantes de rock y un poquito de todo, que es lo divertido. Es humor, cocina, viajes, y al final lo importante es que nosotros tres nos llevamos muy bien entre nosotros, y eso se ve.
J. C.: Bueno, bueno [ríe].
S. V.: Eso se ve, que Jordi aprende de nosotros todos los días [ríen]. Además, estamos muy desesperados con Jordi porque vemos que no evoluciona, que va para atrás.
J.C.: Sigo en la pubertad 40 años después.
S.V.: Tengo a mi hijo adolescente y a Jordi, a los dos. Pero bueno, eso. Que lo pasamos bien, que pasan mil cosas, cada día tenemos una prueba diferente. Luego es verdad que estamos siempre agotados estando 33 semanas rodando al año, con nuestros restaurantes, con nuestras familias, cocinando… Pero eso al final nos gusta, nos motiva.
¿Cómo veis vuestra evolución a parte de los peinados, como hemos visto en las imágenes de ese primer programa?
P. R.: Yo solo he reconocido a dos. Hay uno que no ha salido. No lo he reconocido [sobre Jordi].
J.C.: Yo creo que he evolucionado mucho, se ve en las imágenes. Sigo evolucionando, y creo que mis amigos ya van de capa caída, como es lógico [ríen]. Hemos aprendido mucho y nos ha encantado aprender. Y creo que hemos logrado ver lo bueno que es para la sociedad que hablemos de cocina, tanto nosotros como cualquiera que lo haga medio bien. Pero que divulguemos cocina, que cohesionemos todo junto, es lo bueno. Y lo bien que nos ha venido a nosotros, porque al final hemos tenido un medio que nos ha permitido ser más visibles, nos ha llenado los restaurantes y hemos tenido la capacidad de no dejar de currar en nuestras casas y hacerlo todo. De ser ambiciosos y de no querer perder nada por el camino. Nos ha costado arrugas, canas, cansancio…
S. V.: Sí, pero también nos ha enseñado a cuidarnos. Porque tú estás mucho más... [a Jordi] ¿o no?
J.C.: Sí, porque hemos aprendido en todos los sentidos. Y estamos felices y realizados, que yo creo que es lo que hay que buscar en la vida.
P.R.: ¿Nos habrá cambiado la vida? Seguramente. Yo creo que no podemos ser los mismos de hace 10 años en cualquier caso, al ser un programa tan potente, con tanta historia que hemos creado, a base de mucho esfuerzo y mucho trabajo.
J.C.: Esta temporada ha pasado algo muy raro, porque antes te decían que eras guapo [a Pepe] las chicas de 60 para arriba, y ahora hay chicas de 30 o menos que están diciendo que no sabe lo que tiene Pepe. Yo estoy incluso preocupado [ríen].
S.V.: Tiene más éxito Pepe que Jordi.
J.C.: Yo estoy ya preocupado, no sé lo que tiene. No es celos porque…
P.R.: Sí, no lo va a reconocer. Él ya veía que le adelantaba, pero no sabía cuándo.
J.C.: Yo decía que se lo iba a creer, y es muy triste y preocupante porque lo va a volver loco.
P.R.: Yo antes de MasterChef tenía mi éxito, él no. El entró en MasterChef para tener éxito, yo no. Yo ya entré con el éxito en las manos. Ahora se me ha reconocido, nada más.
S.V.: Es un sex symbol y lo ha descubierto este año. Cuando todos sabemos que toda la vida lo ha sido.
P.R.: Fíjate qué mal está la décima temporada para que me reconozcan como un sex symbol [ríen].
Hemos logrado ver lo bueno que es para la sociedad que hablemos de cocina
¿Cómo ha sido el reencuentro con participantes de todas las ediciones?
S.V.: Muy emotivo. Imagínate en Sanlúcar, que es una maravilla de sitio, en esa playa, con un día increíble, todos con sus chaquetillas… También fue increíble el encuentro entre ellos porque quedaron el día antes y hubo de todo, hasta fiesta y ligoteo. Hasta hacerse socios unos de otros porque alguno de ellos trabaja con otro concursante de MasterChef. Es que son casi 200 personas. Al final hay de todo, hay parejas, como los alcaldes, que siguen juntos…
P.R: Muy molón, muy divertido.
¿Cuántas parejas habéis hecho ya?
S.V.: Hay varias. ¿Lo contamos? Bueno, este año hemos hecho parejita también.
P.R.: Es verdad, pero no decimos nada.
¿La viste llegar tú, Samantha?
S.V.: La sección rosa la llevo yo desde siempre [ríen]. Y este año mi sección rosa está que arde.
Nosotros nunca hemos pedido ni más ni menos, estamos contentos y encantados
Se han publicado vuestros sueldos, ¿qué os ha parecido eso?
P.R.: Que no tienen ni idea, yo creo que se han quedado cortos. Están publicados el 50% de lo que ganamos [ríen]. A mí me parece bien. Estamos en un medio que es público y lo pueden publicar perfectamente.
J.C.: Todo lo que sea transparencia nos parece maravilloso.
S.V.: Yo me acabo de enterar, nunca me entero de estas cosas. No me entero de nada.
P.R.: A mí me llamó un amiguete y me dijo: “Joder, estás ganando la mitad que yo” [ríen]. A mí no me parece mal. Si estás en un medio público las cuentas tienen que ser claras. Lo que ya podemos debatir si es mucho o poco y tal. Seguramente para los números que mueve debe de ser poquísimo. Y comparado con lo que se cobra en otros programas…
J.C.: Te tengo que decir que nosotros nunca hemos pedido ni más ni menos, estamos contentos y encantados.
P.R.: Y de pedir, hemos pedido más que menos.
J.C.: Sí. Pero no nos hemos pasado. Estamos los tres igualitos, estamos felices y transparencia, que eso nos encanta.
¿Y cómo creéis que ha cambiado la visión del resto de los chefs del programa?
J.C.: Al principio con escepticismo como nosotros mismos, porque la tele es un medio que habíamos conocido en otros formatos. Y en esa época hubo algún formato que no acabó de encajar bien la cocina y el entretenimiento. Pero en la primera temporada invitamos a alguno, incluso alguno tuvimos que llamar y decirles que se vinieran, que les iba a gustar, pero no lo sabían. Y creo que todos han entendido que la divulgación hecha con respeto siempre es muy buena.
S.V: Ahora todos quieren venir.
J.C.: Ya tenemos una familia, no solo de aspirantes, sino de chefs que vienen. Y creo que todos hacemos un esfuerzo para descubrir nuevos chefs, porque los hay.
S.V.: Vienen nuevos este año, además. Yo siempre recuerdo a Toño Pérez, que viene bastante y se fue a Cuba y que la gente le conoce en Cuba de haber pasado por MasterChef, o sea que al final…
Oye, Pepe ¿qué te pasó con el rey, que lo contaste también en 'Cinco tenedores'? ¿Es verídico?
P.R.: Sí sí, es verídico. Es una anécdota que tampoco tiene mucho... Día de los toros en Illescas, se desborda el pueblo y yo puedo dar, imagínate, como 700 reservas, de los que 660 se quedan fuera. Cuando llamaron, el camarero me dijo: “Que es el rey”. Y pensé: “A ver si va a ser Carlos Latre [ríen]. No me va a llamar Juan Carlos directamente al restaurante, qué raro, no sé si funciona así”. Me pongo y al escucharlo pienso: “Joder, es Carlos Latre”. Lo hacía bien, o mejor. “Majestad, dígame”, le dije. “¿Podemos ir a comer? Que son los toros y tal”. “Le puedo llevar a mi casa particular, pero en el restaurante no entra una mesa”, le dije, y me dijo que no. Pensé que a ver si me llamaba Carlos para decirme que había picado. Me llama Macarena Rey: “¿No hay una mesa para el rey Juan Carlos? ¿Tú eres gilipollas?”. Ya me empiezo a asustar un poquito, pero es que tampoco tenía mesa. ¿Qué hago? ¿Te quito a ti para darle a él? A los dos minutos, Rafael Ansón: “Oye, Pepe ¿De verdad no tienes una mesa? Que está aquí”. Joder, eso iba en serio, pero ya no tenía solución.
¿Y no has intentado decirle luego que fuera cuando quisiera?
P.R.: No, es que hay cosas que no puedes hacer. Si tengo lleno, no te puedo quitar para ti… Para mí toda la gente es igual. Me hubiese hecho mucha ilusión que cenara en el restaurante el rey, pero no puedo quitarte a ti para que entre el rey o cualquier otro. Con todo el cariño y respeto que le puedo tener. Y a todos les cobro lo mismo, para mí no hay VIP.
J.C.: Todos los clientes son lo mismo. A mí Pepe me cobra menos, me hace descuento.
P.R.: Como no me lo va a pagar se lo dejo barato [ríen]. Pero esa anécdota es verdad. Yo me asusté al saber que era Juan Carlos. Pero claro, como ahora sabes que te vacilan y te dicen cualquier broma...
Y a tenor de eso, ¿cuál es la persona famosa que habéis tenido en vuestros respectivos negocios que más ilusión os ha hecho tener?
J.C.: ¿Quieres que te diga la verdad? Porque es muy fácil decir el nombre de una persona conocida. Lo que más ilusión hace y con diferencia, y que gracias a MasterChef pasa mucho, es que se sienten en la mesa y te digan que llevan ahorrando todo el año y que es el primer gastronómico que pisan. Porque la gente con dinero está más acostumbrada a ir a sitios así.
P.R.: Quizás al entrar a un medio como la tele, que ya tienes más amigos celebrities o conocidos y tal, no sé si anteriormente teníais ilusión por que viniera alguien. Pero yo no tengo ilusión por que venga nadie. Todos los que vengan, celebrities o no, que vengan a disfrutar y a pasarlo bien. Para mí son todos iguales.
J.C.: Yo sí tengo ilusión de que se sorpreneda y que lo disfrute mucho. Sea celebrity o no. Gente que no ha probado tanto restaurante así finolis y que vienen con todas las ganas del mundo y que ves que lo has disfrutado. Que se lo ha pasado bien, que antes no iba a este tipo de sitios y ha descubierto lo gastronómico y le gusta. Con eso te vas a dormir contento. También cuando viene Scarlett Johansson a tu restaurante. Pero ese cliente que disfruta mucho y nosotros estamos para hacerle disfrutar…
S. V.: Sí, y la gente que viene fuera de España. Yo tengo un pequeño restaurante que he abierto en Pedraza y vino un matrimonio que vivía en Tokio. O sea, que dos meses después de abrir vayan desde Tokio a Madrid y lo primero que hagan es venir a Casa Taberna a tomarse un chuletón a mí me emociona, porque piensas que vienen encantados y se van como felices. Eso es lo que te llena siendo hostelero.
J.C.: Se habrían perdido [ríen].
P.R.: Vienen sobre todo muchísimos sudamericanos, y de alguna parte de Europa que también siguen el programa. Dicen que somos el vínculo para estar con España, y nos dicen que tenían muchas ganas de venir a nuestro restaurante.
S.V.: También tenemos una exigencia muy marcada, porque por el mero hecho de estar en la tele al final vienen muchísima gente a disfrutar y a pasarlo bien. Luego también los que vienen a ver si te pillan en cualquier lado. Nosotros tenemos que estar ahí de la mejor manera posible, sin tener que matar a nadie y a hacer nuestra gastronomía, pero la gente también viene y no saben a veces a lo que vienen. A veces se creen que yo soy Jordi Cruz y hago sus espumas y al final también nosotros educamos allí a la gente en lo que hacemos cuando vienen a nuestras casas, que es cuando realmente nos conocen.
Somos tres profesionales que podemos hacer nuestro trabajo con criterio y que ya tenemos experiencia
¿Os sorprende la generación de chefs que acabó generando el programa, a la altura de Carlos Maldonado e incluso Tamara Falcó, que ha dejado proyectos televisivos como 'El desafío' por seguir formándose en cocina?
P.R.: No nos sorprende porque nosotros ya veníamos de ese mundo de la vocación y de lo que nos generó a nosotros, y sabemos que le puede generar a mucha gente. Antes de MasterChef, nos ha pasado a todos, teníamos clientes de todo tipo: arquitectos, abogados, con grandes empresas… Que decían: “¿Sabes lo que me gustaría, estar aquí contigo en la cocina?”. Yo les decía que estaban locos, que a mí me gustaría llevar su empresa y salir de esa cocina. En la cocina encuentras un mundo para mucha gente diferente. Entiendo que Tamara Falcó es el ultimo ejemplo para entrar en una cocina.
J.C.: Es el ejemplo fácil para decir que no se lo va a tomar en serio.
P. R.: Como Tamara Carlos, y muchos otros, que no hace falta ser el ganador de MasterChef y hacen muchas cosas relacionadas con la gastronomía.
S.V.: La diferencia de antes a ahora es que todo se comunica. Ahora te enteras de todo, pero antes pasaban 20000 concursos de cocina a los que iban chicos jóvenes a los que hemos ido todos a presentarlos, a hacer platos, a hacer tal. ¿Qué pasa hoy en día? Que tienes tanta información desde el móvil que te enteras de todo. Entonces ahora crees que pasa eso, pero ha pasado toda la vida. Lo que pasa es que es verdad que hoy en día la familia MasterChef crece y nuestro programa, igual que tenemos mil cantantes de toda la vida que han salido de programas de televisión de música. Pasa exactamente lo mismo con MasterChef.
J. C.: No se comunicaba y no se tenia interés en comunicarlo.
P. R.: Porque no era la era de la comunicación.
Después de 10 años ¿Notáis que han cambiado el rol de cada uno en el programa?
J. C.: Lo que pasa es que se está normalizando. Ni yo soy tan duro ni Samantha es tan blandita. Ahora somos tres personas normales.
Pero erais más duros al principio los tres.
P. R.: Hasta que coges el pulso y sale la personalidad de cada uno. Porque nos dicen que somos los jueces, que nosotros valoramos los platos y lo que digamos va a misa, y con eso, y con una cámara delante, intentas ser serio. Y cuando ya te sueltas te das cuenta de que no has sido serio nunca y que no tienes que serlo ahora. Y te dejan y les das lo que querían de ti.
J.C.: Lo importante es que somos tres profesionales que podemos hacer nuestro trabajo con criterio y que ya tenemos experiencia. Y luego somos tres personas tan simpáticas, tan antipáticas, y tan groseras, y tan cariñosas y tal como cualquier hijo de vecino. Yo al principio estaba más serio porque yo soy más serio y sé decir las cosas más crudas, lo mismo que dice Pepe pero él te lo dice con más rentintin y Samantha también te lo dice así. Nos hemos ido equilibrando porque todos tenemos esas virtudes y no pasa nada.
¿Habéis visto el programa de Miki y Juanma?
P.R.: Yo estuve el domingo pasado. Comí bien lo que hizo Miki, lo de Juanma no se podía comer [ríen]. Dejó los garbanzos duros, el cabrito. Miki lo hizo muy bien, estaban muy ricos.
Pepe, comentabas antes que es un programa que estaba entre dos aguas, entre ese entretenimiento, cocina… Hay espectadores que dicen que cada vez el programa es más reality, yo creo que hace un año tú, Jordi, decías que 'MasterChef' no es un reality y ha utilizado la cadena esa palabra en la rueda de prensa.
P.R.: Es un problema semántico. ¿Qué es un talent? ¿Aspiracional?, ¿y un reality realidad? Claro que lo hay, pero es que debe existir. Antes he oído a alguien hablar de las críticas. ¿Cuántos millones tenemos? 2 millones y medio de personas. ¿Cuántos te han criticado? ¿Cuántos salen en Twitter? 10.227. Eso proporcionalmente es lo que pasa en mi pueblo. Yo me hablo con todo mi pueblo, pero el vecino de al lado, el que lleva el bar de toda la vida, me critica, y su sobrino. Con lo cual, proporcionalmente es lo mismo. En mi restaurante, que damos el 100% para que la gente se quede contenta, siempre hay alguno que te pone una pega. ¿Pero cómo no te la va a poner? ¡Solo faltaba! Y para mí eso es tan normal.
J. C.: Pero él se fija en las críticas.
Quiero decir, ¿os sentís a gusto con abrazar un poco ese reality?
P.R.: Es que el programa fue así desde el principio. Nos pasa todos los años y es fantástico. Mucha gente que sale del restaurante nos dice que le gustó más el año pasado que este, que no le ha gustado nada. Al año siguiente el mismo te dice que el año pasado le gustó más que ese. Es una cosa surrealista. Esto pasa como con la cocina: cocino como sé, como me gusta, y como quiero, que para eso soy un profesional. Yo no puedo estar atento a todo el que se sienta en el restaurante sobre qué le gustaría, porque entonces sería un caos. En el programa, el entretenimiento tiene eso, y si esto no lo entendemos todos los profesionales estamos perdidos. Por eso he dicho antes lo de esa delgada línea roja entre lo serio de la cocina, el entretenimiento, la diversión, el surrealismo, porque hay momentos caóticos, el volver a retomar y hablar de cocina… Esa es la magia.
J.C.: Deberías venir a mi restaurante o al suyo con los 45 empleados que tengo. Que todos cada día tienen sus cosas, sus discusiones, sus roces, sus momentos de estrés, sus momentos de intensidad… Eso también es gastronomía. Cuando decimos que vamos a enseñar lo que es la alta, la baja, lo tradicional y lo demás, eso también es gastronomía. Ya te lo digo yo, que llevo unos cuantos días con mis problemas. ¿Eso es reality? Es la realidad de lo que pasa en los restaurantes, y no es malo. Creo que es normal, y es entretenido. Y está claro: si hablásemos solo de cocina pura y dura sería un coñazo y lo vería menos gente. Nosotros queremos divulgar, y hay un equilibrio entre hacerlo entretenido, hacerlo real, y hacerlo gastronómico, y creo que lo cumplimos.
P.R.: Llevamos 15 días haciendo de coach en el restaurante, con los problemas propios del trabajo.