Entrevista

Mikel López Iturriaga sirve 'Banana Split' en TVE: “Estoy harto de que me digan que me dedique a la cocina y me calle”

Mikel López Iturriaga en 'Banana Split'

Lorenzo Ayuso

Hasta la fecha, Banana Split aludía a diferentes realidades según se refiriese a cocinillas o a melómanos: para los primeros, este es el nombre de un suculento postre a base de plátanos y helado de chocolate y vainilla; mientras que los segundos lo asociarán a la canción que daría la popularidad a Lio a finales de los setenta. A partir de este jueves 15 de octubre, La 2 propone una acepción adicional al sintagma, la del título de su flamante nuevo formato, precisamente conjunción de esos dos mundos, el gastronómico y el musical, a cargo de un experto en ambos, Mikel López Iturriaga.

Aunque El Comidista le ha hecho ejercitar sus papilas gustativas con fruición durante la última década, el comunicador también tiene un oído bien afinado gracias a su experiencia previa en el ámbito del periodismo musical. Tras haber dejado atrás ese mundo, nos confiesa, “muy harto”, esta producción de Onza (Cocina al punto, Donde viajan dos, El Ministerio del Tiempo) le permite una suerte de reencuentro feliz conjugándolo con su actual menester principal. Este que arranca es, a su paladar, más musical que culinario, aunque en el fondo la receta que propone se nutra de más que solo canciones y comida.

“Hay que conectar los programas de televisión con la vida y con lo que pasa. No puedes decir que solo vas a hablar de música o de cocina en tu programa, no”, cuenta a Vertele en una extensa conversación en la que expone como imprescindible que se pueda hablar de cualquier tema en un programa de entretenimiento, más aún formando parte de una apuesta de la televisión pública: “Estoy harto de que a mí me digan, cuando hago un tuit que no tiene que ver con la comida, que me dedique a la cocina y me calle. ¿Pero qué es esto, en qué mundo vivimos?”. Por eso, en Banana Split han promovido a los músicos y chefs que intervienen que “hablen libremente de lo que quieran”, y que por más que haya un tono desenfadado claro en la propuesta, que no se olvide la reivindicación y el rigor cuando tocan temas serios.

Así es 'Banana Split', el nuevo espacio de música y comida de La 2 con Mikel López Iturriaga 360

Pero hay muchos más temas en esta conversación. No se conformen con el aperitivo y prueben lo que tiene que decir sobre la oferta de programas culinarios actuales, sobre sus experiencias televisivas y hasta por sus invitados platónicos para una segunda temporada que, confía, llegue después de este primer menú de 10 entregas.

Se puede decir que 'Banana Split' tiene dos ingredientes clave en la programación de TVE: la cocina, que está muy presente en diversas formas, y la música, que es primordial en La 2. ¿Cómo surge este proyecto?

Todo empieza con el contacto con Onza, la productora. Al principio, nuestra propuesta para TVE era la de hacer un programa de gastronomía, pero nos dijeron que están más interesados en un programa de música. Yo fui periodista musical allá por el Pleistoceno superior pero en mis últimos tiempos he estado dedicado mucho más a lo gastronómico, por lo que hacer un programa de música de forma exclusiva no lo veía muy claro. Me parecía que era salirme demasiado de mi carril. Me gusta hacer cosas diferentes pero no tanto como para saltar de nuevo a la música.

A partir de ahí, pensé que igual la solución era un punto intermedio: pensar un programa que tuviera música pero que tuviera gastronomía, y donde confluyan ambas vertientes de mi carrera, la del pasado y la actual. Se nos ocurrió esta idea de entrevistar a músicos acercándolos al mundo de la comida, enseñándonos sus restaurantes favoritos, haciéndoles catas o poniéndoles a cocinar; y viceversa, poner a los cocineros a hablar de música, a tocar -porque hay cocineros que tocan instrumentos, como descubriréis- y en resumen hacer un cruce de esas dos disciplinas.

¿Cómo se vertebra este cruce en la escaleta?

Para vertebrar cada programa se nos ocurrió la idea de que yo hiciera una lista de canciones con un tema determinado y voy entrevistando a gente que me ayuda a meter canciones ahí. El tema del primer programa, por ejemplo, es la fast food, la comida rápida, llevando ese concepto también a la música, hablando sobre la música de consumo rápido, reflexionando cómo se hacen los grandes éxitos de la radiofórmula, si se puede hacer de calidad, etc. Me voy encontrando con músicos, como por ejemplo, a Amaia, Fuel Fandango, con estilos y edades muy diversas y les voy pidiendo que me den canciones. Y esa es la mecánica del programa.

No solo es cuestión de remover dos ingredientes tan diferentes, sino que también hay mucha heterogeneidad entre los participantes. Sin ir más lejos, en el segundo programa están Víctor Manuel, Chimo Bayo y Carolina Durante. ¿Cómo se configuran esas mezclas para que queden equilibradas?

La elección de los artistas se ha basado en varios criterios. El primero, que estuvieran disponibles [risas] y que entraran en el juego de hacer entrevistas que se salen de la entrevista promocional al uso. En segundo, que encajaran en el concepto de cada programa. Y también que fuera gente con una historia interesante que contar, o bien que tuviera una trayectoria de la que hace tiempo que no se ha sabido nada, o gente más actual o más joven que como personaje dieran un poco de juego. Hay gente que hace muy buena música o muy buena cocina, pero que delante de una cámara son un poco rollo. Queríamos gente que diera juego. Pero también queríamos ser abiertos en lo estilístico. No queríamos que fuera un programa de música indie, rock, o música para gente de 50 o de 20. Yo creo que lo bueno de Banana Split es que lo que hacemos con el músico es interesante aunque el músico no te guste.

De hecho, hay grupos o artistas a los que entrevistamos cuya música no me interesa pero que me parecen muy interesantes. Por ejemplo: Álex Ubago. A mí su música, con todos mis respetos, no me interesa, no me la pongo en casa. Pero, joder, la entrevista que nos dio y lo que hicimos con él fue uno de los momentos más divertidos y mejores de los 10 programas. El tipo tiene sentido del humor, sabe reírse de sí mismo y dio muchísimo juego. Por eso digo que quizás el tipo de músico tampoco es tan importante en este formato.

En esa ausencia de elitismo 'Banana Split' tiene mucho que ver con lo que ya haces en 'El Comidista'...

Claro, totalmente. Banana Split coincide en dos cosas con El Comidista. Una es el sentido del humor, que intentamos que esté bastante presente en lo que hacemos pero no en contradicción con el rigor, porque algo de fundamento tiene que haber. Y la otra es la falta absoluta de elitismo: este es un programa con vocación de gustar a todo el mundo.

El Comidista tiene esa vocación. No nos interesa la alta cocina a la que solo pueden acceder muy pocas personas. Al revés, si la tratamos, nos interesa acercarla a la mayor cantidad de gente posible.

Precisamente la versión televisiva de 'El comidista' en laSexta fue hace ya dos años. En aquel entonces, la propuesta no terminó de cuajar. ¿Crees que esta clase de contenidos tienen mejor encaje en un canal tan alternativo como puede ser La 2?

Es un lugar más tranquilo, desde luego [risas]. Evidentemente quiero que el programa lo vea cuanta más gente mejor, y no te voy a decir que me dé igual la audiencia. No me da igual, claro que me importa y aspiro a que tenga una audiencia razonable dentro de la cabeza. Pero no es la misma presión. En laSexta, El Comidista TV salió en pleno verano que es una época muy difícil para la tele y en prime time. Yo creo que independientemente de los posibles errores que pudiera tener el programa en concepto o ritmo, que seguramente los tenía, era una posición de mucha presión para un programa que al final era informativo sobre comida. No me siento ahora tan presionado, creo que es un programa que no nace con esa vocación de llegar a audiencias masivas, simplemente por la cadena en la que esta.

En ese aspecto, la propuesta de 'Banana Split' es bastante llamativa dentro de un panorama con mucho programa de recetas, talent shows... ¿Falta experimentación en los programas culinarios en televisión? ¿Somos demasiado tradicionales?

Bueno, sí. Está claro que quizás nos hemos quedado un poco estancados a la hora de hablar de comida en la tele, con como dices los programas de recetas puros y duros, que están muy bien y los reivindico siempre como súper necesarios, y los concursos de cocina. Más allá de eso, lo que podemos encontrar que sea más innovador a la hora de tratar de comida lo encuentro no en la televisión generalista, sino que lo veo en las plataformas: series de documentales muy innovadoras en su tratamiento en Netflix o en HBO. Pero yo creo que a la gastronomía le vendría bien cambiar un poco el paso y de repente que haya programas que traten el tema de una manera un poco distinto a esta que está bien, insisto. Igual toca aproximarse al tema con enfoques distintos.

El Comidista TV intentó hacerlo pero por desgracia no cuajó, pero vamos a ver este programa, aunque ya te digo que no diría que es de gastronomía. Para mí es más de música que de gastronomía, aunque la haya, claro: hay cocina, restaurantes, productos y cosas que lo relacionan con la comida. Pero no lo encuadraría en esa categoría.

¿Y en lo musical? La 2 tiene ya un buen catálogo de programas netamente musicales, pero más allá de eso, solo encontramos algo similar en el pago.

La música carga con un sambenito histórico en televisión de dar malas audiencias. Salvo en el caso de los talent shows o los concursos, y tenemos casos recientes como La Voz u Operación Triunfo, con audiencias más grandes. Lo que es el programa de música con entrevistas al estilo magacín está prácticamente extinguido. Creo que Banana Split intenta recuperar el espíritu de dejar a los músicos hablar de música en televisión [risas], que es algo que hace tiempo que no hacían. Veremos qué aceptación tiene. Como es un programa con mucho humor, con situaciones alrededor de la comida que generan momentos inesperados, espero que eso pueda atrapar a una audiencia no excesivamente interesada en la música.

Yo, desde luego, te digo lo mismo que con la cocina: recuerdo programas que había muchos años en televisión que eran un gusto verlos, donde se hacían cosas originales, que se salían del rollo de la entrevista promocional y que intentaban darle una vuelta a la historia de la música. Así consigues que la gente se enganche. Si en cambio haces un programa aburrido donde salen unos grupos sin nada que decir y luego metes una actuación y te quedas en eso, la gente desconecta. Tienes que hacer algo más. y esto vale para cualquier otra cosa, no creo que la música sea una excepción.

Empezaste como periodista musical antes de pasarte a la gastronomía. Lo cierto es que la cultura pop en general estaba presente en lo que hacías, pero ¿te ha permitido reconciliarte con esa faceta que dejaste atrás?

Sí, totalmente. Yo cuando dejé de hacer periodismo musical estaba... hasta el toto [risas]. Salí muy quemado porque ya se me hacía complicadísimo intentar hacer cosas diferentes con los artistas. Sentía que había entrado en la rueda promocional con entrevistas de 20 minutos con gente sin ganas de hablar... Me aburría mucho el periodismo musical después de ejercerlo durante siete años y de llevar la sección de música de El País de las Tentaciones, acabé muy harto y fue una liberación cuando salí de aquello y pude dedicarme a otras cosas. Antes de dedicarme al mundo de la gastronomía hice cosas de internet en diferentes sitios.

Banana Split ha sido un reencuentro bastante feliz con ese mundo. He descubierto que lo echaba un poco de menos. También es normal, cuando dejas de hacer algo de lo que estás harto y te tiras más de 10 años con otra cosa, cuando lo retomas piensas que no estaba tan mal. Realmente creo que lo bueno de Banana Split es eso, al sacar a los músicos de su entorno habitual en cuanto a las entrevistas y los hemos puesto a hacer otras cosas, ha cambiado por completo la dinámica y el estado de ánimo y ha hecho que las entrevistas y los encuentros fluyan de otra manera, de una forma más amable, abierta, más divertida y relajada en general.

El nombre del séptimo programa es bastante llamativo, 'Menos nabos, Caperucita'. Aunque el tono pueda ser desenfadado, hay espacio para ponerse serio. ¿Podemos esperar reivindicación más allá de la culinaria?

Ese programa en concreto es el más reivindicativo, en él hablamos del papel de las mujeres tanto en la música como en la cocina, y por supuesto hablamos de cosas muy importantes en dos ámbitos casualmente donde la labor de las mujeres no se ha valorado lo suficiente. Quizás algo más en la música, pero en la gastronomía ha imperado el machismo más feroz y se ha dado más relevancia a los hombres sobre las mujeres; pero en la música también, como veréis por lo que cuentan algunas de las cantantes o músicas que salen sobre situaciones de clara discriminación.

Era una de mis preocupaciones desde el principio y la tengo también en El Comidista. Es importante que el humor esté ahí, pero hablando de cosas que son importantes, como puede ser esta. También tenemos un programa sobre la importancia del dinero en el mundo de la música, o del no-dinero para los músicos, sobre las dificultades de un músico para ganarse la vida. En un tema más cultural, hay un programa sobre la fusión de músicas, cómo se articula una fusión... Son temas serios, que tienen un trasfondo un poco más intenso o más denso.

Precisamente, en ese aspecto has comentado lo importante de desprenderse de solemnidad a la hora también de hablar de temas importantes. En El comidista, en el consultorio, por ejemplo, hay mucho humor al mencionar la homosexualidad precisamente. En los últimos años en televisión hemos visto eso también en programas como 'OT', pero también han surgido críticas que consideran que programas de entretenimiento como esos no deberían excederse en sus funciones y salirse de sus temas...

Yo creo que hay que hacer justo lo contrario. Hay que conectar los programas de televisión con la vida y con lo que pasa. No puedes decir que solo vas a hablar de música o de cocina en tu programa, no. Me parece más interesante que relaciones tu temática con las cosas que pasan en el mundo, lo que haces es enriquecerlo. En El Comidista no solo hablamos de comida sino de muchísimas otras cosas, e intentamos relacionar la comida con otros ámbitos. Me parece fantástico que en este programa salgan músicos hablando de economía, de política, de cosas que no son estrictamente lo musical. ¿Por qué no?

Estoy harto de que a mí me digan, cuando hago un tuit que no tiene que ver con la comida, que me dedique a la cocina y me calle. ¿Pero qué es esto, en qué mundo vivimos? Me parece fenomenal, por ejemplo, el caso de Operación Triunfo, claro que sí. ¿Por qué no van a hablar esos chavales que están ahí de la discriminación, del tema LGTBI, de las mujeres y del feminismo? Son cosas que nos afectan a todos, ¿cómo no hablar de ello? Y además, siempre encuentras una relación. Esos territorios puros en los que no se habla más que de un tema pasaron ya a la historia.

¿Y dirías que más aún en la televisión pública, donde tenemos que estar todos representados?

Naturalmente. En ese sentido, no hemos tenido en absoluto ninguna cortapisa. Es más, algunas veces hemos promovido que los chefs y músicos que salen hablen libremente de lo que quieran, les hemos motivado a hablar de cosas que no están directamente relacionadas con su último disco.

Para terminar, después de esta temporada, ¿con qué cantante te hubiera gustado cocinarte una playlist?

Te diré dos personajes que hemos intentado tener y no hemos podido. Uno fue Raffaella Carrá: intentamos ir a Italia a entrevistarla pero la cosa no cuajó porque, bueno, esta mujer pasa ya completamente de entrevistas y de todo [risas]. Ya ha hecho más que suficiente en su carrera y supongo que no le apetecerá hacer más medios. Soy súper fan de ella y me parece un personajazo, con toda su trayectoria no solo musical sino también televisiva. Habría sido un lujazo tenerla.

Y me habría gustado mucho también tener a Nacho Canut de Fangoria porque es una persona a la que le gusta mucho hablar de comida -de hecho tiene un blog donde habla solo de productos de supermercado- y con muchísimo sentido del humor. Pero nada: hablé con él y le insistí, pero me dijo que le horrorizaba hacer entrevistas en televisión y que no quería salir, porque se moriría de vergüenza. Que piensas: 'Nacho, que tienes el culo pelao de hacer entrevistas' [risas]. Pero él es así. A ver si cambia de opinión y para la segunda temporada nos concede el favor, aunque sea saliendo con Olvido. Fangoria es un grupo al que me encantaría entrevistar porque dan mucho juego y siempre son muy divertidos.

Y luego me gustaría traer a gente más emergente. Hay artistas nuevos y jóvenes que me gustaría, si hubiera segunda temporada, darles más cancha. Quizás en esta primera hemos ido un poco a lo seguro y a nombres bastante conocidos en general, y sí que si me gustaría colar gente que esté dando sus primeros pasos. Una de las tareas de una televisión pública tiene que ser también esa: dejar un hueco a personas que hacen cosas muy interesantes y que no tienen salidas en los medios privados ni mainstream.

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