Desde que se confirmó la producción de un nuevo Operación Triunfo para 2018, con un éxito como el de la promoción de 2017 reciente, el foco se situó en la elección del casting como el mayor reto al que se enfrentaba el equipo de Gestmusic. Y no es para menos.
El gran triunfo de la edición de Amaia, Aitana y compañía residió en un grupo genuino que conquistó a la audiencia tanto por su habilidades encima de un escenario como por su naturalidad al bajarse de él. Un grupo que, pese a tener como antecedente hasta ocho generaciones de triunfitos, no se asemejaba a ninguna de ellas.
Para 2018, Noemí Galera y los suyos lo tuvieron claro desde el principio: “No vamos a duplicar perfiles, es gente totalmente nueva y fresca”, anunció Tinet Rubira en la presentación de la nueva edición. “Todo el mundo está esperando a ver a quién pueden comparar, y se parecen muy poco”, apuntó por su parte la directora de la academia. Una apuesta clara por distanciarse que, observando las primeras semanas de engranaje, podemos decir que han conseguido en muchos aspectos.
Perfiles que no recuerdan a las anteriores generaciones de triunfitos
Operación Triunfo ha logrado reunir a un grupo de 16 jóvenes de perfiles diversos que cuesta reconocer en la generación anterior. “En este programa nos gusta lo diferente”, dijo Joe Pérez-Orive a Dave para darle la bienvenida a la academia durante la gala 0, confirmando con ello que no son palabras vacías.
Así, el talent cuenta este año con artistas tan dispares como el propio joven gaditano, que tiene como referentes a Serrat, Mercedes Sosa y Los Panchos, como Famous y Joan Garrido, que se decantan por el soul, como Damion y su balada pop en inglés e incluso un perfil reggaetonero como Alfonso que no había tenido cabida con anterioridad en el talent show.
Si atendemos al sector femenino estas diferencias se acentúan. En OT 2018, ellas son las que más destacan. Natalia, Alba Reche, Julia y Noelia son desde la primera semana las que más interés despiertan entre los espectadores, tal como analizamos en este artículo, y sus perfiles poco tienen que ver con los de la pasada edición, que también estuvo dominada por las voces femeninas.
Más complicado no repetir conductas
En la otra cara del concurso, la del reality, la apuesta por la diferencia es más complicada de acertar. Como ya comentó Galera en los castings de la edición, “no hay que olvidar que trabajamos con seres humanos y son como los melones, que hasta que no los abres no sabes cómo van a funcionar”.
De este modo, resulta difícil que en un grupo de jóvenes no terminen aflorando el mismo tipo de perfiles: el espontáneo, el gracioso, el confiado, el tímido, el que lleva la iniciativa, etc. Lo mismo con las relaciones entre los concursantes, que ya están quedando patentes en las primeras semanas con amistades y 'shippeos' que, como ya ocurrió hace un año, terminan teniendo protagonismo en las galas con repartos de duetos esperados para los espectadores del Canal 24 horas.
Todo ello con un componente común a las “segundas” ediciones de cualquier formato de éxito: los participantes ya saben qué tipo de reacciones generan sus comportamientos en una audiencia de la que formaban parte apenas unos meses antes y no siempre se les mira con los mismos ojos.
En cualquier caso, OT 2018 y sus 16 concursantes han logrado el aprobado en sus primeras semanas de examen, y por el momento tanto las audiencias de las galas semanales como el seguimiento al Canal 24 horas de Youtube sigue la tendencia marcada por la generación anterior. Falta por ver si consiguen dejar una huella similar.