Antena 3 estrenó este miércoles Una vida Bárbara, nueva docuserie que seguirá profundizando en la vida de Bárbara Rey tras el lanzamiento en Atresplayer de la ficción Cristo y Rey. Esta vez, la propia vedette se puso ante las cámaras de Atresmedia para hablar de algunos de los asuntos más destacados de su trayectoria vital y profesional, haciendo hincapié desde el principio en su triste infancia.
Bárbara Rey recordó la complicada relación que tanto ella, como su hermana Petra y su padre, tuvieron siempre con su madre, Salvadora García. La murciana aseguró que aunque era “una ama de casa extraordinaria”, realmente tenía un lado “oscuro”. “Ese cariño que necesitas de una madre, que hable contigo, te comprenda o, por lo menos, lo intente, nunca lo tuvimos. Ni un beso ni nada”, declaró.
La protagonista de la docuserie afirmó que su madre “hizo todo lo posible por abortar” al quedarse embarazada de ella: “No quería tenerme. Cuando se enteró estuvo llorando, se llevó el disgusto del siglo. Hizo un montón de cosas, que me contó a mí, para no tenerme: coger mucho peso, bajar las escaleras sentada, meter los pies en agua hirviendo...”, relató mientras su hermana Petra apuntaba a que su madre tenía “muchos problemas psicológicos”.
Bárbara Rey, entre lágrimas, recordó algunos de los sucesos más duros que vivió con su madre, la cual “estuvo como dos años ingresada”: “Conmigo y con mi hermana, hubo maltrato físico y psicológico”, reconoció. “Alguna paliza se me ha quedado grabada, incluso aunque era muy pequeñita”, añadía Petra. “Siempre he pensado que mi madre, por su enfermedad, no se controlaba. Yo me acuerdo menos de los malos tratos míos que los de mi hermana, porque para mí ella siempre ha sido como si hubiera tenido una hija de pequeñita. Y yo ver pegar a mi hermana con cuatro años... pues no podía. Se la quitaba de las manos”, contó emocionada.
Bárbara Rey se niega a entrar en su casa de la infancia
Durante la entrega, el equipo de Atresmedia visitó junto a Bárbara Rey la casa de Totana (Murcia) en la que vivió durante su infancia. La vedette abrió la puerta del inmueble a las cámaras pero se negó a pasar del recibidor por el mal recuerdo que le quedó siempre de aquel lugar.
“Yo no paso. Yo no paso de aquí. Lo siento, pero no. No me trae más que tristeza, angustia, terror... Y encima, viéndola cómo está, ya me parece terrible”, dijo rotunda la artista, que sí permitió a sus compañeros obtener algunas fotografías del que fue su primer hogar, actualmente abandonado y deteriorado. “Ni mi hermana ni yo queremos arreglarla, porque no hemos sido felices allí”, afirmó.
“Mi madre tenía delirios de grandeza, le encantaba tener una casa muy grande en el pueblo, una casa que había sido de unos señoritos, y se empeñó en esa casa que a mí no me ha gustado nunca, ni a mi hermana, ni a mi padre”, añadió mientras se mostraban algunas imágenes del interior.
“En aquel momento nunca pensé que gritarte, insultarte, faltarte al respeto, fuera un maltrato. No se conocía esa palabra. Con los años, me di cuenta de que sí, que mi padre también había sido un hombre maltratado”, compartió Rey, que, con todo, recalcó que fue su padre, al que considera “el amor de mi vida, el hombre que más me ha respetado”, el que siempre la ayudó a salir adelante.