Carles Francino ha vuelto la tarde de este lunes a dirigir y presentar 'La Ventana' de la Cadena SER, aprovechando para relatar su durísima vivencia por el coronavirus Covid-19. A finales de marzo se anunció que había dado positivo, por lo que se ausentaría temporalmente el programa. Pero en su regreso ha desvelado que su calvario por culpa del virus ha sido más grave de lo que se sabía.
Tras empezar el programa con normalidad, saludando a su copresentador Isaías Lafuente y agradeciendo a su sustituto Roberto Sánchez haber “guardado el fuerte”, Francino ha querido explicar por qué ha estado 47 días alejado de la radio. El periodista ha explicado que aunque en sus 40 años de carrera había vivido muchos momentos especiales, este era el más especial de todos, y que quería hacer un esfuerzo por transmitirlo.
“Hace 47 días me dijeron que tenía que marcharme de la radio. Había tenido contacto estrecho con un positivo, y me fui a casa cabreado como una mona porque pensaba que era una medida muy exagerada y había tomado precauciones”, ha comenzado relatando. Con la voz rota y sin poder reprimir el llanto, Francino ha señalado su error por pensar así: “A los 5 días de dar positivo tuve que ingresar de urgencia en la Fundación Jiménez Díaz con fiebre muy alta, el ánimo bastante bajito, y el oxígeno muy bajo también”.
“Las pasé canutas en algún momento, sobre todo durante 48 horas. Eso lo supe después, que los indicadores eran bastante malos. Incluido un ictus del que afortunadamente, toco madera, parece que no me ha quedado ninguna secuela”, ha proseguido, antes de relatar lo que le ha provocado: “Perdí 6 ó 7 kilos, perdí mucha masa muscular, además perdí la voz. Me asusté, pero yo he salido”.
De nuevo deteniéndose por las lágrimas, Francino ha explicado otra parte de su drama: “Yo he salido, en cambio el contacto estrecho, que es un familiar muy próximo, murió el 12 de abril. Y otra muy próxima también se recupera lentamente tras pasarse casi un mes en la UCI”, ha lamentado, antes de contar que su mujer y sus hijos también han sufrido el ataque del Covid, pero afortunadamente “con menor virulencia”.
Desde su vivencia, y aclarando de nuevo que sólo es la suya, como la de otros muchos miles de personas que se han visto afectados por el virus, ha querido compartir tres reflexiones: “Primera: ¿Es posible que nos hayamos olvidado de los sanitarios? ¿Dónde han quedado aquellos aplausos? Por si acaso, y dado que lo acabo de vivir, sólo recordar que todos los homenajes y agradecimientos se quedan cortos”, agradeciéndoles su labor incesante, y reconociendo que a veces les ha visto cansados y enfadados.
Eso le ha llevado a su segunda reflexión: “¿Cómo no van a cabrearse Laura o Alejandro, dos de los muchos enfermeros que me atendieron a mí, viendo lo que se ha visto este fin de semana? Que en la UCI del Clínico de Madrid se escuchase el ruido del botellón en la calle, no tiene nombre”.
Para proseguir, ha razonado: “El Covid ha afectado a mucha gente, a muchísima. Pero a otra mucha no. Y tengo la sensación de que en ese segundo colectivo, por suerte muy mayoritario, las alusiones a muertos, a contagiados, a hospitalizados... como que ya sobran un poco. Molestan. Sólo así se explican algunos comportamientos. Y ya sé que determinados discursos políticos, o decisiones erróneas, fomentan esos comportamientos. Pero hoy no quiero entrar en eso. Sólo quiero preguntarme dónde nos deja como país y como sociedad eso de 'ay, que no nos molesten'”.
Ello le ha conducido a su tercera reflexión: “No sé si es la más importante, pero a mí me ha llegado muchísimo y a veces lo olvidamos. Es invocar la fuerza del cariño. Un cariño que, a mí familia y a mí sinceramente... -ha dicho antes de interrumpirse para tomar aire y poder proseguir por la emoción- ...nos ha desbordado en estas semanas tan complicadas”. Sin poder evitar las lágrimas de nuevo, y bromeando incluso con que “joder, no pago”, ha querido agradecer ese cariño no sólo de amigos, sino de todas las radios, compañeros y oyentes.
A modo de cierre, ha explicado que este mismo lunes llegó al equipo el mensaje de una oyente que le deseaba fuerza y suerte tras perder a su marido por Covid: “Detalles como este son los que me reafirman en que quizás deberíamos invertir más energía en las cosas importantes de la vida, las que tienen que ver con los sentimientos nobles, con cuidar a las personas a las que queremos, con intentar que este mundo sea un poquito mejor, que tampoco es tan complicado. Y no perder tiempo en peleas absurdas y otras gilipolleces”.