Crítica
'The Mandalorian' vuelve para demostrar ser la forma más inteligente de exprimir el universo Star Wars
Viernes 30 de octubre. 8 de la mañana. Los fans más acérrimos de Star Wars que pueden permitírselo se ponen el despertador para ser los primeros en ver el estreno de la temporada 2 de The Mandalorian, que llega a Disney+ tras el éxito de su primera tanda. También lo hacen los periodistas que deben (y quieren, por qué no decirlo) escribir sobre la serie, puesto que el gigante norteamericano ha decidido no adelantar ni siquiera el primer capítulo para poder preparar las críticas y reseñas. Cosas de majors.
El caso es que la que fue gran baza de lanzamiento de la plataforma, y hasta hace poco su único estreno de ficción a la espera de que lance su batallón de grandes series originales, vuelve desmostrando que es sin duda la manera más inteligente de exprimir el universo de Star Wars.
Cierto es que el principal acierto de la compañía fue confiar el proyecto en Jon Favreau como showrunner y productor ejecutivo, y acompañarle principalmente por Dave Filoni como director y también productor, algo que ya destacamos en su momento. Sobre todo porque a su enciclopédico conocimiento de lo creado por George Lucas han sabido unir una acertada reinvención que logra convencer a los exigentes fans de la saga cinematográfica, y también sumar a los que no han seguido las películas.
El éxito de combinar fidelidad a la saga y reinvención
Sin hablar de una segunda temporada que nadie ha podido ver todavía completa, en su primer episodio The Mandalorian vuelve a demostrar que la clave del éxito para exprimir Star Wars es crear una historia nueva que gire en torno a la saga original. Una historia en la que el planeta Tatooine, tan importante en las películas, sea un protagonista más para contentar a los seguidores de siempre. Pero que al mismo tiempo se tome licencias para “rehabilitar” a razas señaladas como los moradores de las arenas. Porque hasta los bandidos (tusken) caen rendidos al poder de convicción de la serie de Mando.
El protagonista sigue siendo Pedro Pascal, o eso nos dicen. Es meritorio su papel, teniendo en cuenta lo ingrato que debe resultar que no se le vea la cara ni un solo momento, lo que incluso le inhabilita para ser nominado y ganar premios. Por suerte, el actor da más valor a seguir encarnado al que ya es todo un héroe de Star Wars en su primera serie de acción real, y ni tan siquiera le importa que Baby Yoda le robe protagonismo sólo con aparecer en cámara. Porque sí, “El Niño” sigue siendo igual de adorable, aunque en este primer capítulo no tenga mucho peso.
The Mandalorian mantiene en su regreso el buen ritmo que ya supo tener durante su temporada de estreno, con buenas escenas de acción coreografiadas, toques de humor sobre todo con Baby Yoda, y una mecánica autoconclusiva que le permite experimentar con otros géneros. En este caso, con claras inspiraciones al western aquí convertido en galáctico. Una mecánica que, además, le permite dar sorpresas y acoger en cada entrega a destacados cameos como los que se fueron anunciando de Timothy Oliphant y el Boba Fett original, Temuera Morrison, combinando de nuevo el seguir la saga original y el tomarse acertadas licencias.
Disney+ sabe del potencial de su serie, y por eso antes siquiera de haber estrenado esta segunda temporada, ya había renovado por una tercera a The Mandalorian. Lo cierto es que la ficción tiene todo un universo por explorar y vivir (más aún con esa licencia abierta para poder inventárselo), y ese universo es ni más ni menos que el de Star Wars.
Sin importar si de la dirección del episodio se encarga Jon Favreau, o Dave Filoni, o Bryce Dallas Howard, o Rick Famuyiwa, o Carl Weathers, o Peyton Reed, o Robert Rodriguez; el grupo de lujo que en esta segunda temporada se pone tras las cámaras, está claro que la serie ha logrado en tan poco tiempo afianzarse como un referente sobre el que no se ciernen las críticas de los fans más “cerrados” de la saga. Está claro que “este es el camino”.