Damián Mollá, de El Hormiguero, ha lanzado un escueto pero contundente dardo a su nuevo competidor en el access prime time, los Cuentos chinos de Jorge Javier Vázquez.
“El surimi, ¿a qué contenedor va?”, escribía la voz de Barrancas en Antena 3. Con la alusión a la carne de pescado procesada que surgió de Japón, el guionista televisivo parecía referirse de forma clara a las bajas audiencias que está registrando en sus dos primeras semanas el nuevo espacio de Telecinco, que utiliza una estética y referentes chinos en su puesta en escena.
El profesional televisivo borró la publicación de su perfil de Twitter-X horas después de trascender.
El espacio, producido por La Fábrica de la Tele para Mediaset, promedia en sus primeras seis entregas emitidas hasta la fecha un 7.6% de cuota y 984.000 espectadores, menos de la mitad de la audiencia de Pablo Motos. De hecho, el insuficiente rendimiento del talk show también explica que Telecinco haya decidido retirarlo de la noche del jueves para dar prioridad a la gala de GH VIP.
Jorge Javier reconoció que “esperaba mejores cifras”
El propio Jorge Javier se ha sincerado al respecto y ha reconocido que las audiencias de su Cuentos chinos “son, siendo benévolos, manifiestamente mejorables”. “Tampoco están respondiendo a mis expectativas. Esperaba mejores cifras”, agrega el showman de Mediaset, que consideraba “importante aceptar la situación” y ponía como prioritario aislarse y, entre otras cosa, “entrar en redes” porque “no beneficia”.
Apenas horas después, y en las redes, llega esta burla pública por parte de Mollá. Este, recordemos, ya se llevó focos en agosto cuando realizó una broma de mal encaje sobre el gesto de Eva Amaral durante su concierto en el Sonorama de Aranda de Duero, cuando enseñó el pecho: “Yo sobre todo me alegro por el calvo de Amaral, que por fin las ha podido ver”.
En cuanto a Cuentos chinos, por de pronto y más allá de la decisión de Mediaset de sacarlo de la noche del jueves para no perjudicar a GH VIP, la clave es si Telecinco tendrá paciencia para dejar que el producto se asiente. Algo que el propio Vázquez pide en su reflexión.