“Bienvenidos al primer gran sondeo de la televisión en abierto y en directo. Agárrense que vienen respuestas” decía Risto Mejide para arrancar la primera entrega de Demos: El Gran Sondeo en Telecinco.
Alrededor del presentador había 295 personas de un público que agruparon por generaciones: “La grada de los 20, de los 30, de los 40, de los 50 y de los +60”. En una imagen muy pintoresca en la que se veían desde una mujer haciendo ganchillo (por supuesto, en la sección de los veteranos) hasta personas trajeadas, en ropa deportiva y algún hiyab.
El objetivo del nuevo programa- producido por Fremantle España y Vodevil- era dar voz a las opiniones de las distintas generaciones sobre temas de actualidad. Así, el primero que trataron fue el del derecho a la vivienda, dentro del cual hablaron de los alquileres imposibles, del miedo a la okupación y de los fondos buitre, entre otros.
Risto dio la palabra a todo el que la pidió, llegando a ver a un hombre emocionado al recordar cuando se arruinó tras comprarse un chalé en el mejor momento de su empresa, y después casi verse en la calle. Otra mujer con hasta siete propiedades y una joven que llamó al servicio de desokupa en Ibiza.
Opiniones de todo tipo de caldearon el plató, que enfrentaron a una grada y otra, o a personas de la misma generación. Hubo quien, incluso, concluía: “Nos estamos peleando entre nosotros, propietarios e inquilinos, sin poner el foco donde tiene que estar: en el Gobierno. Con los impuestos que pagamos, que lo solucionen ellos y dejemos de matarnos entre nosotros”.
Tal fue el fervor por el tema de la vivienda que cuando el presentador quiso pasar al siguiente (sobre el rey emérito) preguntó si preferían tratar el nuevo asunto o continuar con el que estaban. Salió esta segunda opción y él lo aceptó: “Yo hago el programa que vosotros queréis”, aseguró demostrando que en Demos, el verdadero protagonista es el “pueblo”. Y es incluso ese pueblo, quien puede cambiar la escaleta del programa... y ya veremos si del país.