El infierno televisivo existe, pero para 'El Conquistador' solo son sus “juegos”
El Conquistador, la gran apuesta de La 1 de TVE para esta temporada, por fin se estrena esta semana con una gran sorpresa: doble gala el lunes 11 y el martes 12. En realidad se trata de la segunda sorpresa sobre su emisión, porque poco antes se había desvelado que el formato que lleva 19 años triunfando en la autonómica vasca ETB también tendrá debate semanal en directo. Todo indica que el lunes será la noche del programa y el martes la del debate, pero para empezar habrá dos galas que busquen enchufar al público desde el primer momento.
Antes de que Paula Vázquez y Marc Calderó se sumasen al formato como presentadores del Debate, en verTele ya contamos en este reportaje que habíamos tenido la suerte, gracias a TVE y junto a un grupo de periodistas, de viajar hasta el Parque Nacional de los Haitises en la República Dominicana para presenciar su grabación. Fue en el mes de junio, cuando ya quedaba poco para acabar su rodaje, y esa oportunidad nos permitió no sólo charlar con sus presentadores Julian Iantzi y Raquel Sánchez Silva, sino mezclarnos y valorar el arduo trabajo de un equipo de 250 personas que lo da todo durante seis semanas, capitaneados por el director y creador Joxan Goñi y por Patxi Alonso, director general de la productora Hostoil (The Mediapro Studio), creador y productor ejecutivo del formato.
Desde este lunes los espectadores de TVE podrán disfrutar de un formato que ha perfeccionado ETB y en el que tres equipos sufren la aventura televisiva más extrema. Lo hemos visto con nuestros propios ojos, y no, no se parece a Supervivientes. Los equipos Atabey (chicas, de verde), Yocahu (chicos, de rojo) y Corocote (mixto con gente con otras aptitudes, de azul), que están capitaneados por Joana Pastrana, Cesc Escolá y Patxi Salinas, convivirán y pelearán sobre todo en el gran atractivo del formato: los juegos o pruebas.
Las pruebas más extremas de la televisión
Si por algo es famoso El Conquistador es por sus juegos. A nivel nacional puede que sólo nos hayan llegado en forma de zapping, con referentes como el juego de Caníbales perfecto para ver a la hora de cenar entre los bocados a carne cruda, la sangre y las vísceras, que además son compartidas con la saliva de los concursantes. A cada “qué asco” que escuchemos en casa o leamos en redes sociales, chupito.
En Euskadi hay muchos juegos que son una institución, y algunos de ellos (como 'El laberinto' o 'La bola hámster') ya han podido verse en las distintas promos que ha emitido RTVE. En realidad, igual que sus creadores y responsables nos explicaron que habían hecho un “dream team” con el equipo seleccionando a los mejores profesionales de cada edición que han hecho por el mundo, para TVE también han reunido las pruebas que más gustan y mejor funcionan de las que ya han emitido en ETB, presumiendo además de su propio sello: “Las pruebas se han parido desde dentro. El Conquis es un programa de aventura extrema en el que los concursantes se enfrentan a pruebas que sólo están en El Conquis”, incide Amparo Castellano, la directora de no-ficción de The Mediapro Studio.
El proceso es minucioso y artesanal. “Se llega mes y medio antes más o menos”, nos dice Joxan Goñi, sólo para empezar la fase de limpieza y preparación, con el objetivo que ya explicamos de “dejar el pisito mejor de lo que lo encuentran” y exigiéndose respetar el entorno tirando sólo de madera, cuerdas y medios naturales que luego también desaparecen. Las pruebas no sólo se piensan, sino que también se construyen una a una, en el mismo lugar, para lo que habilitan un amplio taller de construcción. Patxi Alonso destaca el trabajo de ese equipo y su continua renovación: “Van a saco. Nada les sirve. Todo se queda antiguo”.
Una vez creados los juegos, hasta los presentadores nos dicen que les gustaría probarlos, pero reconocen su dureza y que no pueden hacerlo al tener que seguir trabajando e incurrir en demasiado riesgo. Algo que pudimos comprobar los periodistas.
En primera persona, y con nuestros propios ojos
Bueno, a decir verdad no lo comprobamos tanto. TVE y la productora saben que matar a algún periodista no habría sido un buen titular, así que nos “prepararon” juegos amables como La bola hámster, en la que fue verdaderamente divertido girar y sólo nos manchamos un poco al caer en el charco de cieno (otras tuvieron más suerte, por qué será, y dos miembros del equipo las sacaron en volandas). Pero claro, nosotros no tuvimos que guiar a ciegas, ni salir sin ayuda, ni luego ponernos a nadar para escalar una estructura. Sólo hicimos la parte divertida de la prueba, que en realidad es mucho más larga y dura:
Sí que costó más (a los que se animaron a lanzarse al agua), intentar trepar por El muro que había que escalar usando una cuerda partiendo de un entrante de agua medio estancada en el que no se veía el fondo. Nuestra prueba apenas dio para que uno de nosotros lograse subir un metro y luego cayese, mientras que los concursantes después de subir del todo tenían que bajar también, y sólo era la primera parte de La pista americana, agotadora con sólo verla. También hubo quienes se atrevieron a que decenas de kakatas, las tarántulas (no venenosas) típicas del lugar, cayeran sobre su cabeza. Pero para nosotros sólo fue eso, no hubo todo un duelo como a los concursantes.
Tampoco tuvimos que saltar al agua desde una plataforma de 15 metros (aunque nos hubiese gustado), ni correr por un manglar. Nosotros simplemente pudimos hacernos fotos, que en realidad nos permitían comprender la dificultad de lanzarse al vacío, o de ir a toda velocidad por una superficie como esa. Lo que para cualquiera ya es imposible, en El Conquistador es simplemente una parte de una prueba. Hay que escalar paredes verticales o usar la fuerza para remontar superficies, pero también ser estratega y tener puntería, por ejemplo.
Que no se entienda mal: se agradece sobrevivir a la experiencia de vivir El Conquistador desde dentro. Si tuviésemos que hacer lo de los concursantes, más de uno, si no todos, no lo habríamos conseguido. Pero para poder comprender cómo lo hacen los “profesionales”, los participantes, también pudimos ver en directo uno de los juegos.
Por no hacer spoilers, por confidencialidad, no podemos (ni queremos) desvelar en qué punto del concurso llegamos, ni por supuesto quiénes quedaban ni qué prueba era. Aunque sí podemos desvelar que requería paciencia y puntería, dos cualidades más ajenas a esa imagen de “fuerza bruta” que puede dar El Conquis. Desde la misma “Playa Juegos”, mientras nos mezclábamos con el equipo para que los concursantes no notasen nada raro, pudimos comprobar el increíble despliegue técnico para grabar las pruebas, con hasta 12 y 13 cámaras, lo que implica superar a un partido de fútbol de Primera División.
Desde su control de realización, una pequeña cabaña construida unos metros más allá de esa localización para las pruebas, comprendimos la agilidad de su mecánica, con el director Joxan usando los pinganillos de los presentadores para guiarles e incluso decirles frases literales para que pudieran repetirlas. Julian Iantzi, con 19 años de experiencia en el formato, no duda en ser más directo y hasta “borde” con los participantes. Raquel Sánchez Silva aparece más ordenada y moderadora, y llama la atención cómo el formato juega con los silencios de los presentadores, fijándose en las reacciones, miradas y detalles de los concursantes. Nada escapa a su control.
Unos concursantes que deben saber a lo que van
La dureza de El Conquistador, no sólo en sus pruebas sino también en su convivencia, exige a los concursantes más que ningún otro formato televisivo que hayamos visto en España. Ya simplemente el tester de las pruebas, Eric López, fue el ganador de Ninja Warrior 2, y su nivel físico le permite probar varias veces cada una de las pruebas para aconsejar a los concursantes y garantizar su seguridad. El listón es muy alto. “Todo lo que vemos es real”, repite Amparo Castellano, insistiendo en el gran valor del formato: “Es un programa muy especial y distinto. Lleva consigo una carga de verdad que muy pocos tienen”.
Cuando les preguntamos si el casting ampliado desde Euskadi a toda España ha sido un aliciente, o una rémora por el posible desconocimiento, Joxan Goñi lo tiene claro: “Para mí ha sido el gran descubrimiento de esta edición. He flipado en colores. Nosotros estamos acostumbrados a nuestra gente y de repente fuimos a Sevilla y fueron ocho horas de casting increíble. Hay una gran cantera”. Ahora, ya conocemos a los 33 valientes que asumen el reto como concursantes de El Conquistador por primera vez en RTVE. Sólo uno de ellos logrará alzarse con los 100.000 euros del premio final. El espectáculo está garantizado.