Es momento de 'asaltar' La Voz. Desde este viernes 23 de octubre el concurso de Antena 3 inicia la etapa en la que los coaches –Alejandro Sanz, Laura Pausini, Pablo López y Antonio Orozco– tendrán que ir afinando sus grupos hasta quedarse con los aspirantes más talentosos que batallarán en la recta final del programa. Y el viernes también será el momento en el que Eva González 'asalte' el plató del concurso. Su papel en el backstage acompañando a las familias ya ha acabado y, a partir de ahora, la presentadora compartirá espacio con el público, los artistas, los miembros del jurado y los asesores que les ayudarán a elegir entre los mejores: Mala Rodríguez, Sebastián Yatra, Tini y Carlos Rivera.
González cree que los 'asaltos' ayudarán a mantener los excelentes resultados de audiencia que La Voz está obteniendo cada semana. “Este año la dinámica ha cambiado, los asaltos son mucho más emocionantes con este nuevo formato”, asegura la presentadora en conversación con Vertele.
Cada coach tiene un equipo compuesto por 15 talentos. En cada asalto (y habrá tres) competirán cinco aspirantes de cada grupo y los jueces sólo podrán quedarse con uno de ellos. “Se pueden quedar atrás voces muy potentes”, reconoce González, aunque recuerda que los coaches también podrán 'robar' a algunos de los concursantes que no hayan sido elegidos por otros miembros del jurado. “El espectador desde casa va a estar sufriendo. Lo va a pasar bien, pero inevitablemente también lo va a pasar mal porque a veces se pueden cometer incluso injusticias. Pero luego están los robos, y ahí empiezan las estrategias de cada uno de los equipos. La escabechina es muy grande pero con los robos se puede recuperar a gente muy potente que se había quedado por el camino”, añade.
Si cada edición de La Voz parece especial por lo mucho que se juegan los concursantes, este año 2020 las emociones han sido mucho más potentes ya que buena parte del programa se ha grabado tras el confinamiento. González reconoce que las medidas sanitarias han influido en un espacio tan sentimental como este, pero sostiene que ha sido imposible contener la emoción. “Tuve que pararme a respirar para no salir con lágrimas”, dice la presentadora al recordar cómo fue el día en que se retomaron las grabaciones. Pero no hay nada de negativo en ello porque, como dice, “qué feo controlar lo que uno siente”.
¿Qué tiene de especial esta nueva fase del concurso?
Para mí tiene muchas cosas especiales, pero la principal, como presentadora, es que vuelvo al plató de La Voz. Durante las audiciones estoy en la otra parte, con los familiares, y para mí ahora es el momento en el que me reencuentro con los coaches.
De la cantidad de talentos que has visto pasar por esta edición, ¿crees que alguno va a tener un futuro prometedor en el mundo de la música?
En las audiciones se quedan por el camino voces muy espectaculares, pero los coaches ya dicen que buscan algo especial, y este año tenemos voces con mucha alma que no sólo cantan, sino que también cuentan. Y yo tengo otro componente: conozco a las familias. Los coaches sólo conocen la parte musical, y yo conozco la parte musical y la parte de las familias, entonces es inevitable dejarte llevar por el corazón, por quien te cala más, por quien te gusta más personalmente... Destacaría muchos, pero no te los voy a decir... [ríe].
¿Te has encontrado en el backstage en esta edición con alguna situación que te haya llamado la atención especialmente?
Hay muchas historias detrás de todos los talents, retos personales que les ha ido poniendo la vida y que ellos han ido superando. Para ellos, sólo pisar el plató de La Voz ya significa haber superado muchos asuntos personales. Otros es la primera vez que se suben a un escenario, y hacerlo delante de los coaches cuando aún están de espaldas... que yo creo que impresiona mucho más que cuando están cara a cara. Hay muchísimas historias y cada uno va superándose así mismo, va superando cosas que le han pasado en la vida, y algunas te llegan mucho más.
La actual edición ha comenzado muy potente en cuanto a audiencia, pero suele observarse que el concurso pierde algo de seguimiento en la fase intermedia que ahora comienza. Si eres de las que está pendiente de las audiencias, ¿qué balance hace del recorrido?
Los coaches y yo tenemos un chat y todas las mañanas preguntamos 'qué hemos hecho' [refiriéndose al dato de audiencia]. Claro que estamos pendientes, eso es inevitable, pero hacemos un programa tan bonito y tan bien hecho que aunque no fuéramos líderes también estaríamos contentos. Pero somos líderes y, evidentemente, estamos mucho más felices. Lo estamos demostrando semana a semana: no paramos de subir. En cuanto a lo que dices de descender, yo creo que este año no pasará porque la dinámica ha cambiado, los asaltos son mucho más emocionantes con este nuevo formato.
Dicen los asesores que entre ellos y los miembros del jurado ha habido bastante química. ¿Tú cómo los has visto?
No puedo desmerecer otras ediciones porque sería injusto hacerlo, pero sí es verdad que este año es alucinante lo bien que nos llevamos todos. Y yo creo que esto traspasa la pantalla. Ahora llegan cuatro personas que son cuatro bombas: Mala es sensibilidad pura, nosotros siempre lo decimos: 'la Mala es muy buena'; luego está Tini con esa inocencia que es una maravilla, y esa belleza que tiene, que me parece una de las personas más bellas del mundo; luego está Sebastián, con esa picardía que tiene, ese gamberrismo bueno que nos da mucha vida; y Carlos es un amor. Hemos hecho un grupo muy bueno todos y lo hemos pasado muy bien delante y detrás de las cámaras. Eso el espectador lo va a ver.
¿De qué manera ha afectado el coronavirus a la grabación del programa?
Hemos vuelto a grabar con todas las medidas de seguridad necesarias, con todas las pruebas hechas, y teniendo muchísimo cuidado para no contagiarnos. En cuanto acabó el confinamiento empezamos a grabar porque había que empezar a emitir, y fue un momento muy emocionante. Había una actuación coral antes arrancar a grabar y casi no podía ni salir porque estaba llorando como una niña chica por la emoción de ver a mis compañeros, de ver que todos estábamos sanos, que no faltaba nadie –que eso es lo importante–, y de ver las luces del plató de La Voz encendidas. Me produjo una sensación de alegría inmensa porque volvíamos a la vida después de estos tres meses que habíamos estado en stand by, pero también de tristeza porque habíamos sufrido mucho todos. Para mí fue un momento muy emocionante. Tuve que pararme a respirar para no salir con lágrimas.
Distancia social, mascarillas que impiden a la cara reflejar los sentimientos... ¿cómo se gestiona esta situación en un programa tan sentimental como La Voz?
Un programa en el que todo es sentimiento... la música es sentimiento, y es muy difícil controlar las emociones. Evidentemente, lágrimas se han escapado por todas partes. Todos estamos más sensibles ante todo y nos cuesta más tapar los sentimientos que a veces tapábamos con la rutina del día a día. El confinamiento nos ha servido para escucharnos más, para escuchar nuestros sentimientos, que es lo que somos cada uno. Aquí las emociones se han salido a borbotones; gracias a Dios, porque qué feo controlar lo que uno siente.
¿Qué lecciones sacas tú personalmente de esta situación en la que aún estamos inmersos?
Creo que hemos dejado salir más nuestros sentimientos. Estamos más sensibles. Y a mí esto me ha valido para darme cuenta de que hay que parar y escucharse. Como decíamos durante el confinamiento: no sé si volveremos mejores personas, porque con la que hay liada no sé si la sociedad va a ser mejor, pero a mí sí me ha valido para parar y darme cuenta de lo que es importante en la vida.
¿Consideras definitivamente aparcada, ahora que eres una de las presentadoras más exitosas, tu faceta como actriz? Acabamos de verte como protagonista del nuevo videoclip de Antonio Orozco, ¿pero te gustaría volver a series o películas?
Realmente nunca he sido actriz. Hice varios capítulos de series, pero no me considero actriz. Además, no creo ni que sea buena actriz. Yo creo que zapatero a sus zapatos. La vida da muchas vueltas y quién me iba a decir a mí que iba a presentar un programa como La Voz, que es uno de los formatos de televisión más potentes del mundo. Verme presentando un programa así es un orgullo y estoy súper feliz, pero si me lo dicen hace 15 años digo: '¿estás loco?, ¿cómo voy a llegar yo ahí?'. Y con esto de actriz, ahora digo que no, pero si dentro de 15 años me llama Almodóvar, pues lo mismo hacemos algo y sale hasta bien. Pero, a priori, no creo que sea una buena actriz.