Javier Ruiz Caldera (Viladecans, Barcelona; 1976) asumió la dirección de Mira lo que has hecho a partir de la segunda temporada. Lo hizo tras coincidir con Berto Romero en tres de las cinco películas que ha dirigido hasta la fecha: Tres bodas de más (2013), Anacleto: agente secreto (2015) y Superlópez (2018). Una prolífica relación profesional que estos días vive su nuevo capítulo, a la vez el último para la serie de Movistar.
La tercera y última temporada de Mira lo que has hecho, cuyos capítulos 3 y 4 llegan este jueves a la plataforma, combina lo mejor de las dos anteriores, según su director. “Hemos cogido lo que nos gustaba de la primera temporada y de la segunda y hemos intentado aunarlo para cerrar la serie de una manera coherente y conclusiva”, asegura Ruiz Caldera en esta entrevista con Vertele.
A su juicio, la actual tanda hace gala de “ese espíritu divertido” de la primera entrega y de “esa capa de mayor madurez” de la segunda. Dos virtudes “que se potencian” para “llegar a su cúspide” a lo largo de estos últimos seis episodios. Seis entregas que acaban con una “muy interesante reflexión” que “hace que te replantees toda la serie, todo lo que has visto anteriormente y todo lo que no se ha mostrado”. En resumen, es un final que “deja abierta la puerta a la imaginación”.
Hasta descubrirlo, los espectadores verán cómo Berto lidia con un malentendido que pone sobre la mesa el debate de los límites del humor. Una cuestión sobre el que los medios solemos preguntar muy a menudo a aquellos que se dedican a la comedia, preguntándoles si andan con cuidado o si es peligroso tratar según qué temas. “Nunca sabemos muy bien qué responder porque no podemos pensar esas cosas. Y si las pensamos, no podríamos hacer comedia porque la comedia siempre tiene que ver con la sorpresa y con jugar con cierto peligro”, comenta Ruiz Caldera al respecto.
“Nos vanagloriamos de ser un país con muchísimo sentido del humor y de que sabemos reírnos de nosotros mismos, pero a veces parece que tenemos la piel muy fina para según qué cosas. No sé si somos tan capaces de reírnos de nosotros mismos”, sostiene el director, que añade: “A mí, personalmente, me hace mucha gracia cuando se ríen de algo que me afecta y cuando me reconozco en el humor o atacan algo en lo que yo me pueda sentir cercano, porque te hace pensar y planteártelo de otra manera”. Su conclusión, por tanto, es que el humor “no debería censurarse porque no creo que la comedia blanca o la políticamente correcta tenga mucho futuro. No creo que nadie quiera reírse por eso.”
Así pues, celebra que actualmente “se esté pidiendo comedia” para producir en la industria audiovisual, aunque dice sentirse “un poco decepcionado por la comedia que se hace, que parece toda soldada por el mismo patrón”. “Se suelen hacer remakes de comedias que han triunfado en otros países y las adaptan aquí. Que está muy bien, también, pero yo echo de menos las comedias originales. Las voces propias, que las hay y siempre las ha habido porque somos un país con una tradición de comedia audiovisual muy poderosa desde hace muchos años”, defiende en último término.