Fariña es la serie española que nunca creímos que emitiría una cadena generalista. No lo digo por la osadía de lanzarla tras el secuestro del libro en el que se inspira, ese ha sido uno de los movimientos promocionales más oportunos de los últimos tiempos en TV.
Lo afirmo porque, desde que tengo uso de razón (y de eso hará unos 30 años), llevo escuchando que en España nunca se harán series como las americanas – que se decía antes- o las europeas – que vemos más ahora- como si fuera imposible que nuestros creadores tuvieran el talento de los extranjeros. Como si la capacidad de diseñar personajes profundos con historias complejas se anulara al entrar en nuestras fronteras. Como si los que repetían ese mantra no entendiesen que esas producciones internacionales se emitían en canales de pago porque una generalista tiene que contentar a todos los públicos y al conectar con un espectador al que le gusta que le seduzcan lentamente y con agudeza, deja de enamorar a los que prefieren líos de una noche. Mal negocio.
Por eso nunca creí(mos) que Fariña pudiera verse en una generalista. No lo creyó ni la propia productora Bambú que cuando propuso a Antena 3 adaptar el libro a la televisión ya estaban pensando en una segunda visita a una plataforma de pago creyendo que Atresmedia no se atrevería. Se equivocaron. Nos equivocamos.
Esta noche, Antena 3 ha emitido el primer capítulo de Fariña, una serie que nos muestra la Galicia de los años 80 con una factura visual impecable. Presentándonos a una clase media deseosa de salir adelante y unos narcos con sed de más poder que hablan en castrapo (mezcla de gallego y castellano) que se agradece en nuestra ficción, ¡fuera complejos!. El caldo de cultivo perfecto para que las costas gallegas se convirtieran en el lugar de desembarco de gran parte de la cocaína que viajaría por Europa.
Eso es lo que cuenta Fariña. Sin una pareja con tensión sexual no resuelta. Sin tramas secundarias absurdas que edulcoren esa cruda corrupción. Sin abuelas y niños que desayunen. Sin actores que eclipsen a sus personajes. La historia que escribió Nacho Carretero es la única protagonista de esta serie. Sí, seguimos en Antena 3. Hablando de narcos sin necesidad de comparaciones con Pablo Escobar al que, de hecho, estos personajes ni reconocían.
Sobre eso también nos hace reflexionar la serie: la cantidad de relatos de nuestra historia que aún nos quedan por destapar. Con el acento que tuvieran, la música que escucharan y la moda que siguieran. Pero descubriéndonos lugares y personajes reales con nombres y apellidos.
Si alguna vez me pregunté por qué los italianos eran capaces de hacer Roma Criminal y nosotros no, aquí tengo mi respuesta. Y en Antena 3, para que cualquiera se pueda deleitar con este “imprudencia”. Después de esto, ¿qué más da el dato que haga mañana? Lo importante es que todos hemos sido testigos de nuestro talento. Ese que también puede correr por venas generalistas.