'El Hormiguero' sube el tono contra el Gobierno por el plan de regeneración: “intimidación”, “censura” y “dictadura”
Como ya es costumbre cada jueves, El Hormiguero daba por concluida su semana con la tertulia de actualidad, en la que Pablo Motos se acompaña de Cristina Pardo, Tamara Falcó, Nuria Roca y Juan del Val. Y como también es habitual, las críticas al Gobierno han estado presentes. El Plan de Acción Democrática ha salido a colación en una mesa en la que la política siempre ha estado presente, aunque en las primeras semanas de temporada haya ido reduciéndose su importancia en la escaleta.
Durante la emisión del jueves 12 de septiembre, marcada por la visita de Lamine Yamal, la mesa tuvo una duración más corta de lo habitual, quedándose en 19 minutos a juzgar por los tiempos de emisión, frente a los alrededor de 24 de la primera tertulia del curso. Este jueves 20, el tiempo volvía a ampliarse, al ocupar nuevamente unos 25 minutos, aunque los primeros cinco estuvieron dedicados a crear expectación con la visita de Johnny Depp del próximo lunes al plató de 7yacción.
Ahora bien, el espacio para el comentario político sí se veía más comprimido en comparación con otras ocasiones. Sin embargo, su efecto era diferente. Especialmente ahora que La Revuelta de David Broncano en TVE acaba de comenzar su emisión con gran éxito.
Siete minutos de crítica cargada
Hay que recordar que La Revuelta concluía su emisión como cada día a las 22:50 horas, dando paso al sorteo de la Lotería antes de que comience la oferta de prime time. El Hormiguero arrancaba con su tertulia cuando el formato de David Broncano en TVE recién terminaba, aprovechando para atraer la atención en esos últimos veinte minutos, en el umbral de las 23:00 horas. En ausencia del adversario, lo que destacó de este debate fue la insistencia en la crítica al Gobierno. Es decir, el comentario político cargado, algo que el contendiente de La 1 no ha incluido en modo alguno en sus dos primeras semanas de emisión, pero que ya es costumbre en el de Antena 3.
En total, Motos dedicó algo más de siete minutos de los 25 totales de tertulia a la crítica gubernamental, pero lo hizo en términos rotundos. La percha no era otra que el plan de regeneración democrática, aprobado por el Consejo de Ministros, y que persigue aumentar la transparencia tanto a nivel institucional como en materia de medios de comunicación. Una noche antes, Motos ya se refirió a esta normativa como un intento de Pedro Sánchez por “intervenir los medios”, aun cuando el contenido básico del plan, accesible en elDiario.es se aleja de una intervención en contenidos. Este jueves, en compañía de sus contertulios, hizo más hincapié en esa idea.
Tras introducir el presentador este “temazo”, en tono irónico, la primera en tomar la palabra era Cristina Pardo, que ya planteaba un tono crítico al resumir para sus contertulios el asunto: “Se saben las líneas generales, que además se han mezclado con otro tipo de iniciativas que afectan al gobierno, como por ejemplo hacer obligatorio los debates cara a cara... Han mezclado un poco”, indicaba la periodista, que reiteraba que “solo se conocen los titulares que son que va para garantizar la pluralidad de los medios de comunicación” y que emplazaba a “esperar a ver la letra pequeña”.
“Hay un interés por parte de algunos periodistas”
“Me ha sorprendido ver a periodistas que lo recibían con entusiasmo. Tendrán sus argumentos”, comentaba sobre las reacciones en favor de una ley que, por otro lado, responde las directrices europeas en materia de auto-regulación de los medios y plataformas digitales, además de incluir una mayor exigencia por la transparencia de las administraciones. La presentadora de Más vale tarde, por su lado, insistía en cuestionar la aprobación por el momento en que se produce, con el caso de Begoña Gómez aún abierto. “Me hace desconfiar muchísimo y me genera mucho recelo. Que la iniciativa pueda ser positiva a la larga no lo sabemos, pero que un gobierno me da igual cual sea legisle sobre la prensa cuando se están aportando informaciones que al gobierno no le convienen me chirría”.
Más severo aún era Juan del Val, que comenzaba asegurando que la ley “nunca va a llegar a puerto”. “El problema es lo que se pretende, que por un lado es intimidar y por otro al final crear un debate en el que lo que quede es que cualquier persona que critique a Pedro Sánchez es un bulo. Por supuesto, el medio que la publique es un seudomedio”, aseguraba, antes de añadir, en respuesta al comentario de Pardo sobre las valoraciones positivas de otros compañeros de profesión: “Sí que hay un interés por parte de algunos periodistas, creo”.
La ley, tal cual se ha propuesto, lo que pretende es trabajar a nivel empresarial, con un registro de medios cuya finalidad es disponer “de información pública sobre su propiedad y la inversión publicitaria que reciben”, para advertir posibles intereses. Además, se establece un marco de garantías para la independencia de los medios y periodistas, que daría pie a impulsar una ley de secreto profesional con garantía jurídica. Eso también tiene una rama gubernamental, puesto que se pretende detectar los posibles vínculos de medios con las administraciones públicas. “Evidentemente lo que dicen es que esta gente lo que hace es mentir porque se meten con Pedro Sánchez”, insistía por su lado el escritor.
Acusaciones de dictadura de Tamara Falcó
“Creo que tenemos maneras de regularnos nosotros mismos, que también estamos sometidos al código penal. No hay que odiar la autocrítica”; aportaba Pardo. En ese momento, Motos intervino y dijo con sarcasmo: “El que tiene que vigilar que nadie mienta es Pedro Sánchez, no? ¡Guay!”. Cabe decir que la ley, conforme se ha redactado y aprobado, cumpliendo con algunas antiguas demandas de la mayoría de socios parlamentarios, habla de establecer “mayores garantías de la independencia de los medios de comunicación” en su punto 2.2, incluyendo un apartado sobre un “Refuerzo de la auto-regulación de los Medios y las Plataformas digitales en el marco del Código de buenas prácticas a nivel europeo”.
Después de que Nuria Roca plantease una tímida defensa de la intención del plan del plan, Tamara Falcó tomó la palabra y proclamó que le parecía “fatal”. “No se puede censurar a la prensa, pese a los bulos”, afirmó, incidiendo en que en su familia “hemos víctimas de un montón de bulos”. “Pero no se puede censurar a la prensa, eso es de una dictadura”, añadió. Lo que la aristócrata dijo contrasta con lo que dicen las medidas. Por ejemplo, marcar límites a “la financiación que las administraciones públicas pueden dedicar a los medios de comunicación, para que no haya medios impulsados por o dependientes de administraciones públicas”.
A partir de ahí, la conversación dio pie a que se hablara del sesgo de confirmación, y de que “no se puede pensar que solo los tuyos hacen las cosas bien”. Juan del Val pasó a reconocer que en el caso de Begoña “ha habido bulos”, pero antes de defender otros argumentos del caso. Acto seguido, reiteró la idea de que el seudomedio es aquel que alguien “hable mal” de Pedro Sánchez, aun cuando esa consideración se busca en cuanto a los hipotéticos intereses empresariales de las cabeceras. Además, Del Val agregó que “en esta ley, que no se va a aplicar, tampoco aparecen las televisiones públicas”. “¿Hasta dónde llegamos?”.
'El Intermedio', en Atresmedia, sí defiende el plan
Una idea se repitió en los últimos instantes de la conversación sobre el plan: “Pedro Sánchez no es el primer político que tiene la tentación de presionar periodistas”. Acto seguido, Motos cambió radicalmente de tema y propuso “algo más frívolo”.
Curioso resulta que, mientras en El Hormiguero de Antena 3 se realizaba una crítica tan acerada al plan, cabe decir que sin explicar o desgranar sus puntos, se ponía en duda a los periodistas que sí se mostraban a favor y se calificaba el planteamiento como “de dictadura”, en El Intermedio de laSexta, es decir también del grupo Atresmedia, se defendía el potencial positivo de la ley.
El Gran Wyoming habló de la “avalancha de mentirosos profesionales” surgidos en redes sociales y convertidos en agitadores de opinión, a través de pseudomedios. “La mentira es aún más preocupante cuando los que las dicen son quienes tienen como única misión contar la verdad: los periodistas y los medios de comunicación”, agregó el presentador, haciendo alusión a Vito Quiles, jefe de prensa de Alvise Pérez, que aparecía en el pantallón de plató.
“Me llama la atención el escándalo que se ha montado por el plan del Gobierno para intentar poner coto a la difusión de bulos y fake news. Hay que exigirle transparencia y la búsqueda del máximo consenso, pero no se entiende que el PP ponga el grito en el cielo o hable de censura o dictadura. ¿Qué temen exactamente? Las fake news te destrozan el cerebro, la sociedad y nuestra democracia”.
'La Revuelta', sin política pero con demandas sociales
Resulta también llamativo que, mientras El Hormiguero insistía en cargar las tintas de la opinión política, La Revuelta en cambio haya terminado dos semanas de emisiones sin haber hecho ninguna manifestación de título ideológico. Pese a los “bulos”, precisamente, que señalaban el fichaje de Broncano como una suerte de exigencia de Moncloa, y que se ha defendido desde partidos políticos como desde estancias mediáticas, El Hormiguero inclusive, el programa de La 1 se ha reafirmado como espacio de humor, eso sí, con margen para reivindicaciones de tipo social.
Esta semana, sin ir más lejos, Irene Escolar hizo un llamamiento por los precios prohibitivos de la vivienda; la presencia del cirujano Diego González Rivas dio pie a una reivindicación de la sanidad pública; y este mismo jueves, minutos antes de que Pablo Motos insistiera en la idea de “intimidar” a los medios del Gobierno, la waterpolista y medallista olímpica Paula Leitón también tuvo margen para defender la diversidad de los cuerpos no normativos, tras los ataques recibidos por su físico durante los Juegos Olímpicos.
El programa de El Terrat y Encofrados Encofrasa, por cierto, acaba de cerrar su segunda semana con un pleno de victorias frente a El Hormiguero, que eso sí sigue manteniendo sus datos acostumbrados pese a todo.