Cuatro emitió este lunes el primero de los dos especiales de final de temporada de Planeta Calleja, en los que Inés Hernand y Félix Gómez vivirán durante cinco días en unas condiciones similares a las de Marte. Pero entre prueba y prueba, Jesús Calleja tuvo tiempo para conocer el lado más personal de la humorista, que ha sido noticia en los últimos días por las críticas que ha recibido su cobertura de los Goya dentro de TVE.
Hernand, tal y como contó al aventurero, nació en Madrid, entre Alcalá y Gran Vía, hace casi 32 años. “De niña lo pasé bien, aunque siempre he tenido particularidades. Empecé el colegio tarde, con seis años. No era obligatoria y mis padres así lo decidieron. He tenido una infancia un poco más alternativa”, comenzó diciendo.
Actualmente, su relación con sus padres es inexistente desde hace más de un lustro, como ella misma contó hace tiempo en otra entrevista. “Me parece incluso una decisión inteligente por todas las partes. Si no se lleva una bien desde hace mucho tiempo eso se cronifica. Los problemas son estructurales un poco de siempre... es una cosa que ocurre mucho en las ciudades a consecuencia de no tener tiempo para dedicarle a tus hijos. Ellos tenían mucho curro y siempre estaban fuera. No los culpo por ello. Es un estilo de vida y ellos decidieron su carrera profesional”, comentó a Calleja.
Durante aquellos años, fue su abuela quien ejerció de figura materna: “No he estado abandonada, ni mucho menos. Para mí mi abuela era como mi madre, la persona que me ha atendido en momentos muy clave de mi vida”.
Hernand se fue de casa con 18 años y a partir de ahí el distanciamiento con sus padres se hizo más evidente. Aun así, los momentos más fuertes se produjeron “cuando tenía 25 años. Desde esa edad no he sabido nada de ellos y tengo 31”. “Mi experiencia me dice que es lo más justo para ambos, porque si no hay un entendimiento, hay mucha bronca y hay cosas que no se pueden sortear... Además, a mí me parece guay visibilizar que no porque te hayan parido tienes que tener una buena relación”, dijo antes de desear que su testimonio sirva para “visibilizar los modelos alternativos familiares”.
Hernand padece “ansiedad cronificada”
Antes de convertirse en una de las humoristas más conocidas de nuestro país, Hernand estudió Derecho y el posterior Máster en Abogacía, aunque este no formaba parte de su plan inicial: “Siempre he sido una especie de periodista narcisista frustrada. No me dio la nota para meterme en la pública, entonces empecé Historia del Arte pero no la terminé”.
Posteriormente hizo el “Erasmus del pobre”: “Todas las personas de mi quinta que no teníamos pasta, pero sí inquietudes, nos fuimos a poner pintas a un pub en Londres”. Allí vivió uno de los momentos más “críticos” de su vida, pues se fue a Inglaterra con apenas 300 euros en el bolsillo y teniendo que compartir cama con un antiguo profesor suyo de batería: “Hasta que conseguí pasta tenía que comerme los restos de la comida de los clientes. Que parece que es una cosa que no podía ocurrir, pero ocurría”.
Esto, según contó a Calleja, ha hecho que sufra “estrés” y “ansiedad cronificada”. “Piensas que la escasez se cronifica”, aseguró sobre tan duro pasaje. Desde entonces, su característico sentido del humor le sirve para salir adelante, aunque con matices. “Ser así tampoco es fácil. A veces mola y dirás 'qué dicharachera, qué empoderada', pero esto tiene un precio. Hay una estructura social que no absorbe tan bien a las tías que tienen un poquito de personalidad y de carácter. Los chicos heterosexuales se quedan como una liebre cuando le das las largas en la carretera, tiesa completamente y en estado de shock”, señaló.