Iron Man 3 se autodinamita y lanza sus esquirlas a Nolan, en Cuatro
La oferta de cine para la noche del sábado 14 de octubre en televisión cuenta con diversos alicientes, aunque uno de los más interesantes lo constituye una de las entradas en las franquicias Marvel que más emociones enfrentadas ha generado desde su estreno. Hablamos de Iron Man 3 (ídem, Shane Black, 2013), que Cuatro emite a partir de las 22:15 horas.
Marvel cedió a las exigencias de Robert Downey Jr. y transigió al dar el timón del tercer episodio de su franquicia fundacional (en lo que al universo cinematográfico respecta) a una voz con unos estilemas tan identificables como los de Shane Black. Tras su prodigioso debut como director con Kiss Kiss Bang Bang (ídem, 2005), el autor dinamita al superhéroe más vanidoso y distante de su catálogo, en una estrategia profundamente metalingüística.
Black despoja a Tony Stark de todo su envoltorio formal (nada del macarrismo controlado que supone tener a AC/DC en la banda sonora, como ocurrió con la irregular segunda parte) y narrativo (el hecho de que el héroe aparezca desnudo, es decir, sin su armadura, durante la mayor parte del metraje, hasta acabar renegando de ella), para que el público deje de idolatrarlo y empatice por una vez con el tipo debajo del traje. Del mismo modo que destruye esa imagen prototípica de Iron Man, hace lo mismo las narrativas del miedo post 11-S que sustentan esta clase de grandes historias de acción, a través de El Mandarín, la icónica némesis del cómic original, con los rasgos de Ben Kingsley para la ocasión. La dimensión tan desmesurada e irreal del personaje original hace que en una adaptación al mundo real no pueda ser más que un simulacro, una ficción.
Esta idea, que redunda en lo que ya planteaba la minusvalorada El último gran héroe (Last Action Hero, John McTiernan, 1993), cuando enfrentaba a Jack Slater (el héroe de fantasía salido de una pantalla y encarnado por Schwarzenegger) a Tom Noonan, el actor del universo real que encarnaba a su gran enemigo en las películas, es uno de los grandes logros de este Iron Man 3, que puede entenderse también como una bofetada al modelo superheroico aupado por el Batman de Nolan. No en vano, podemos encontrar paralelismos entre las tramas de esta y El caballero oscuro: la leyenda renace (The Dark Knight Rises, Christopher Nolan, 2012), estrenada meses antes.
Frente a la aparatosidad y los subrayados cuestionables de aquella, la pirotecnia festiva y el agriado sarcasmo de esta, de momento, última aparición en solitario de Downey Jr. como el Hombre de Hierro. Nosotros, desde luego, nos quitamos el casco.
Sinopsis de Iron Man 3
El descarado pero brillante empresario Tony Stark/Iron Man se enfrentará a un enemigo cuyo poder no conoce límites. Cuando Stark comprende que su enemigo ha destruido su universo personal, se embarca en una angustiosa búsqueda para encontrar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su entereza una y otra vez. Acorralado, Stark tendrá que sobrevivir por sus propios medios, confiando en su ingenio y su instinto para proteger a las personas que quiere. Durante su lucha, Stark conocerá la respuesta a la pregunta que le atormenta en secreto: ¿El hábito hace al monje o es al contrario?
Curiosidades de Iron Man 3
En varios lances del filme se comenta la afición de Happy, encarnado por Jon Favreau, por Downton Abbey (ídem, Julian Fellowes, 2010-2015). El actor y director de las dos primeras entregas del héroe era un fan declarado de la ficción de la ficción de ITV (emitida por Atresmedia en España), y sugirió que lo convirtieran en un rasgo de su personaje. De hecho, se llega a ver parte de un capítulo de aquella serie, el segundo de la cuarta temporada, en una escena (que no describiremos para evitar revelaciones no deseadas).