La nueva entrega de La isla de las tentaciones supuso el momento más surrealista para Sandra Barneda en el formato. La huida de Ana de la hoguera, tras ver las imágenes de Cristian, y su marcha de la villa a altas horas de la madrugada obligaron a la presentadora a frenarla en mitad de la noche y en pijama.
No solo eso, también tuvo que organizar una hoguera de emergencia inédita, en la que parecía que la pareja no tenía solución, hasta que apareció una mariposa que era la reencarnación del abuelo de Ana, según dijo ella.
Todo ello en una noche en la que todos leyeron las cartas que escribieron sus parejas antes de empezar con la experiencia, pero ninguno de ellos se la creyó.
La hoguera de las chicas y la fuga de Ana
La entrega anterior acabó con Ana yéndose de la hoguera “pá Murcia” tras ver las imágenes de Cristian. Tras esperar un poco y ver que no volvía, Barneda retomó con el resto de chicas.
Tania fue la siguiente en ver a un Samu “renovado bailando con chicas, pasándose el hielo, riendo y haciendo bromas, algo que la derrumbó: ”Estoy con Hugo, muy bien, me beso con él pero aún así tengo dudas y me siento mal y veo que Samu no“, decía casi llorando y riendo a la vez.
Después vio que le masajeaban y que se lo estaba “montando” en la piscina con una tentadora: “Me gustaría que pusieran mis imágenes y las de él”, pidió y la presentadora le preguntó: “¿Habría mucha diferencia?” Y ella confirmó. “Él me quiere mal porque me quiere para él y él estar con muchas más. No está preparado para tener una pareja”.
Ya de madrugada, a las 3:00 AM, Ana llegaba a la villa y hacía la maleta llorando, mientras el resto de tentadores le tranquilizaba: “Me voy pa' Murcia con mi madre y le cuento la sinvergüenza que tengo que novio”, argumentaba. Se marchaba y a mitad de camino le frenaba Barneda en pijama: “¿Dónde vas a estas horas? Tranquilízate, estás aquí para descubrir si la persona que tienes al lado es la correcta. Piensa en ti, después te vas a arrepentir”.
Ella continuaba con su idea de marcharse y la presentadora le pedía que se tranquiliara y que iba a proponer una hoguera de emergencia para ella y Cristian. Ella podía presentarse pero si no lo hacía se acababa el programa para ambos.
La hoguera de emergencia con un Cristian poco arrepentido
Ante el estado de Ana, saltaban las cinco alarmas de la villa de los chicos y entraba Sandra Barneda: “Ha ocurrido algo muy grave que necesita medidas extremas. Es la primera vez que va a haber una hoguera de emergencia”.
Todos empezaron a hacer hipótesis sobre lo que podría haber ocurrido, hasta que la presentadora les sacó de dudas: “La persona que debe acudir a la hoguera de emergencia es Crisitan”. Él lo lamentó: “Es verdad que lo he hecho mal, tendría que haberlo hecho diferente. Lo he sentido así, me gustaba la chica, sonó la alarma, soy orgulloso y decidí darle un beso. Pero si tengo que pedir perdón lo pido”.
Minutos después y ya arreglado para la ocasión, fue al jardín con María de los Ángeles para hablar antes con ella: “Me arrepiento de cómo he hecho las cosas pero no de lo que he hecho. Al final era lo que sentía pero entiendo que sentara mal”, decía el joven. Ella le prometía que le esperaría y que también había sentido.
Él llegó frente a Barneda y ella le aclaró: “Ana no ha pedido hablar contigo. No es una hoguera de confrontación. He tenido que convocar yo la hoguera de emergencia porque ella no estaba bien”. Él no entendía nada y la presentadora emitía las imágenes de la reacción de su novia al verle con otra, haciendo las maletas y marchándose.
“No entiendo cómo me pinta así, he venido a ponerme a prueba, me he dejado llevar pero tampoco ha llegado la sangre al río para ponerse así. Entiendo que se quiera ir, me gustaría hablar con ella y me jode hacerle daño pero me he controlado. Ella no tiene paciencia, tiene la cuerda corta y me siento ahogado” argumentaba.
Giro de guión por la aparición de un abuelo reencarnado
La presentadora le explicó que si Ana no acudía se acababa la experiencia para ambos y, aunque tardó, llegó: “Estoy aquí por mí para decirte las cuatro verdades que te mereces porque eres un sinvergüenza. En mi villa ha sonado la alarma y no he hecho nada. No me has valorado nada, has perdido una tía que te quiere como nadie, una casa, un perro que era como un hijo, que te hago el bocadillo y el motopico”, sentenció.
Barneda preguntó qué es un motopico que había dicho Ana: “Una máquina para sacar armarios empotrados”, desvelaba y añadía que era una chica “muy apañá”. “Sí, no tengo queja de ella”, decía él.
A lo que él decía: “Que sepas que te quiero, que me duele hacerte daño pero he sabido frenar. No me he acostado con nadie, la única diferencia es que me he besado con alguien. El resto son bromas y muestras de cariño. Me encantaría ver si tú eres capaz de frenar en esos momentos”.
Pero todo cambió cuando le pusieron las imágenes que habían desesperado a Ana. “Me da vergüenza verme”, decía Cristian. “Me siento mal pero yo no tiraría una relación a la mierda por dos besos. Te quiero con locura, te pido perdón y te echo de menos”. Ella se rompía: “He llorado mucho en esta relación, le he priorizado y me ha hecho esto. Siento mucha decepción”.
En ese momento todo dio un giro porque apareció una mariposa y Ana pasó del llanto a la sonrisa: “Creo que es mi abuelo, sé que está conmigo. Sabe que para mí esto no es fácil, me ha decepcionado mucho pero estoy enamorada y eso no lo puedo olvidar de un día para otro”. Tras ello, él pidió volver a la villa y demostrarle que la quiere. Y la respuesta de ella quedó en al aire hasta el siguiente programa.