En 'Lecturas'

Jorge Javier hace un traje a 'Soy Georgina' de Netflix: “No es un reality, es un catálogo caro, vulgar y obsceno”

Jorge Javier critica el reality de Georgina Rodríguez

Redacción verTele

25 de septiembre de 2024 13:21 h

Jorge Javier Vázquez ha utilizado esta semana su blog en Lecturas para lanzar una dura crítica contra Georgina Rodríguez y la tercera temporada de su reality, estrenada el pasado 18 de septiembre en Netflix. El presentador de Telecinco ha manifestado su hartazgo después disfrutar durante este fin de semana de sus cuatro primeros episodios.

“En el quinto sale Sebastián Yatra pero paso porque en varios momentos me he preguntado 'por qué estoy perdiendo el tiempo con esta idiotez'. Y el caso es que lo he perdido, lo reconozco. No del todo, que lo sepan los de Netflix”, aclara en su escrito, lanzando una pulla a los responsables de la plataforma de pago.

“No pienso ver los capítulos que me quedan. Porque mientras veía el reality tuve la sensación de que los mandamases pensaban: 'Da igual, emitamos lo que emitamos te van a seguir viendo. Porque la gente te sigue, Georgina, y hagas lo que hagas siempre van a estar ahí'. Y no, cariño, no. Que no te engañen. Soy Georgina no es un reality. Es un catálogo. Caro. Ordinario, vulgar y hasta obsceno. Pero un catálogo”, compara Jorge Javier, que añade que se refiere a un catálogo que “aspira a lujoso pero se queda en chabacano”.

La crítica de Jorge Javier a Arabia Saudí

Jorge Javier procede entonces a lanzar una crítica contra Arabia Saudí y la decisión de Georgina y Cristiano Ronaldo de mudarse allí: “No se entiende que una pareja tan adinerada se traslade a un país tan anodino como Arabia Saudí solo por pasta. Todo lo que muestran es puro bajonazo: el desierto, las edificaciones, tanto tío metido en los estadios, la iluminación de sala de autopsias donde se celebran los partidos”, enumera.

“Las casas. ¡Ay, las casas! Muertas. Sin un ápice de vida. Garajes con piscina y estanterías en amplios salones. Georgina y su maquillador se pasan una eternidad frente a una piedra del recibidor que, según ella, tiene el rostro de Satanás. Y el maquillador asiente como quien le da la razón a una abuela pesada porque esa es otra: Georgina siempre tiene a su alrededor a una persona que le dore la píldora. 'Qué guapa estás', 'Qué bien desfilas' (¡Ay!, ese 'tumbao' al caminar)' o 'Qué graciosa eres'. No. No lo es. Es una mujer aburrida. Insustancial”, carga el presentador, que vuelve a lamentar al rumbo del programa de Netflix.

“Me apena esta tercera temporada del reality. Porque la primera tuvo cierto no sé qué. La segunda me la tragué aunque con dificultades. Y en la tercera estamos a un tris de cogerle una manía tremenda a esta muchacha que es puro sopor”, prosigue antes de señalar también la figura “enigmática” de Cristiano Ronaldo.

Jorge Javier, intrigado por “el enigma Cristiano Ronaldo”

Para el catalán, “no ayuda que en el reality aparezca de vez en cuando Cristiano y su sonrisa de teleñeco. Cristiano y su moreno pasado de moda. Cristiano haciéndose el guay. En definitiva, Cristiano Ronaldo en persona”, opina antes de hacerse una pregunta sobre lo que define como el “enigma” del futbolista.

“A todo esto: ¿quién es en realidad Cristiano Ronaldo? Probablemente ni él mismo lo sepa. Alguien con una biografía tan imponente deja en Soy Georgina la misma huella que un vaso de agua. Algo está fallando. En realidad no estoy escribiendo contra Georgina Rodríguez. Estoy escribiendo contra mí mismo. Por ser tan imbécil de empezar la tercera temporada del reality habiendo visto las dos primeras. Por no prender fuego a mi televisor después de asistir al incesante desfile de productos de lujo que aparecen sin sentido alguno en el programa”, dice de nuevo muy crítico con la producción. 

“Georgina es una máquina de hacer dinero y no le importa arrasar con lo que sea para lograr su cometido. La intimidad de sus hijos, por ejemplo. Curiosidad: Paul Marciano, diseñador de Guess, se rinde ante ella por- que ha parido muchos. Marciano viene a decir que la familia es muy importante para el grupo. ¿La hubiera contratado si Georgina fuera una universitaria soltera y sin descendencia?”, reflexiona.

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