'Juego de Tronos' 8x02: memoria y verdad para afrontar la gran batalla
Cada madrugada del domingo al lunes va a estar, a lo largo de este mes y medio, dedicada a Juego de Tronos. La serie ha emitido el segundo capítulo de su octava temporada, que coge el testigo del primero con el que volvió la semana pasada.
En esta nueva entrega, como ya opinamos tras el regreso, la serie parece estar imponiendo la calma antes de la tempestad. El ritmo no cambia, y de hecho apenas hay tramas nuevas. Es un capítulo enteramente dedicado al diálogo, a la redención y a la memoria. Pero también a la verdad.
(Aviso: Spoilers) De enjuiciado a aliado
Si el primer capítulo de la octava temporada de Juego de Tronos se despide con la llegada de Jaime a Invernalia, el segundo arranca con el “juicio” al que se ve sometido, presidido por Daenerys y con una declaración de intenciones por parte del Lannister: “Esto trasciende la lealtad, esto es supervivencia”.
Daenerys demuestra su odio por el “Matarreyes” que acabó con la vida de su padre, y parece encontrar una aliada inesperada como Sansa, mientras Tyrion y Brienne defienden al Lannister. Gracias a ellos, y a que Jon Nieve también está dispuesto a sumarle a su ejército, el Jaime acaba finalmente siendo admitido en el ejército de los vivos.
Al acabar la reunión, se aprecia cómo Jon no quiere ni mirar a la cara a Daenerys. También hay una llamativa profecía de Tyrion después de que la Reina se enfade con él por la mentira de su hermana Cersei. Dirigiéndose a Jorah y Varys, les avanza: “Uno de vosotros lucirá esto antes de que todo acabe”, refiriéndose al broche de la Mano de la Reina. Algo que indica que ni él mismo confía mucho en su destino.
En otro punto, Gendry sigue en la forja haciendo armas con vidriagón, y Arya se acerca a verle porque parece estar enamorada de él, pero sobre todo para pedirle que forje el arma que le encargó. Y, ya de paso, para dejar claras sus ganas de enfrentarse a los muertos y demostrar cómo se ha preparado todo este tiempo para luchar.
Bran y Jaime, marcados por el destino
Durante el juicio inicial a Jaime, también puede palparse la tensión con Bran. Sólo con miradas, sin llegar a hablarse todavía, es el Cuervo de tres ojos el que rompe ese silencio entre ellos lanzando una pulla (“lo que uno hace por amor”) para recordar cómo el Lannister le lanzó desde un campanario e hizo que perdiese la movilidad de sus piernas. La cara del Lannister es más de miedo que de arrepentimiento.
Poco después, se produce el primer encuentro. Cuando Bran está frente al árbol, Jaime aprovecha la soledad y se disculpa con él. El Cuervo de Tres Ojos le explica que ya no es un Stark, sino “otra cosa”, le deja claro que él “no odia a nadie”, y usa su visión para adelantarle por qué no ha revelado lo que le hizo: “No podréis ayudarnos en esta lucha si permito que os maten antes”.
El papel de Jaime en la resolución de la historia parece que será, por lo tanto, muy relevante. Y que podría ser el final, o de todo o de él mismo: “¿Cómo sabes que habrá algo después?”, le pregunta Bran cuándo el Lannister le cuestiona qué pasará cuando la guerra acabe.
La primera conversación entre los dos hermanos Lannister sirve para que Jaime deje claro que no confía en Daenerys, y para que Tyrion apoye a su Reina, critique a su hermano que siempre supo cómo era Cersei y pese a ello la amó, y también que deje ver sus ansias de venganza contra su propia hermana.
Pero los ojos de Jaime se fijan en Brienne, en el exterior de Invernalia. La ciudad se prepara para la batalla, con fragmentos de vidriagón en sus murallas y trampas en su explanada exterior. Y al hablar con ella, le pide que le acepte y pueda luchar a sus órdenes en la gran batalla. Algo que la deja descolocada, aunque promete pensárselo.
Daenerys-Sansa, el verdadero duelo político
Mientras tanto, Jorah acude a ver a Daenerys y, cuando parece que va a postularse para ser Mano de la Reina, hace justo lo contrario. Defiende a Tyrion y su mente privilegiada, pese al enfado de la Madre de dragones. Y le da otro consejo, que parece ser que tienda puentes con Sansa.
El encuentro se produce, y la Stark empieza produciendo la sorpresa en la Targaryen al ver que ella no la teme, y que le achaca sus fallos de forma directa. Daenerys va al grano para saber por qué, pese a tener trayectorias similares (mujeres que acaban logrando el poder y el mando) no hacen buenas migas, y le pregunta si es por su hermano Jon.
La respuesta de Sansa es igual de sincera: “Os ama y lo sabéis. Los hombres hacen tonterías por las mujeres. Son fáciles de manipular”. Pero Daenerys le hace ver que el amor es recíproco, y que Jon ha cambiado su forma de ver las cosas, pasando de ansiar únicamente el Trono de Hierro a librar junto a él la guerra por Invernalia y todos los hombres: “Decidme, ¿quién manipuló a quién?”. Sansa se queda sin palabras, sonríe, y cambia de actitud. Pero cuando hay un acercamiento, Sansa pregunta qué será del Norte cuando Daenerys llegue al Trono de Hierro, y todo vuelve a torcerse.
La tensa conversación se interrumpe abruptamente al (re)aparecer Theon Greyjoy, y arrodillarse ante Daenerys reconociéndola como su Reina. Pero la más afectada es Sansa, hasta ese momento fría como el hielo, que se rompe al verle y corre a abrazarle mientras llora. Algo que no había hecho ni siquiera al ver a Jon.
Bran, la llave para el Rey de la noche
Mientras la ciudad se prepara, recibe refuerzos que animan a Jon. El viaje desde el Muro acaba para Tormund, Ben y Beric, que llegan a Invernalia para sumarse al ejército y traer las novedades. Pero no son muy buenas: la guerra empezará pocas horas después. Todo está listo, pero Jon sabe que pese a que se han preparado, el enemigo es demasiado numeroso y fuerte. Por eso prepara la defensa con la premisa de no combatir cuerpo a cuerpo, centrándose en acabar con el Rey de la noche.
Es entonces cuando Bran toma la palabra y descubre la gran baza: el Rey de la noche se expondrá en combate por querer ir a por él, como ya había hecho con otros Cuervos de tres ojos. Y pone palabra a la “rivalidad” que mantienen desde hace milenios: “Quiere una noche sin final. Quiere eliminar este mundo. Y yo soy su memoria”. Por ello propone usarse como cebo, esperando en el Bosque de Dioses. Y Theon se ofrece para defenderle, devolviéndole así la ofensa de haberle arrebatado el castillo.
La reunión de máximos jefes sirve también para que Daenerys muestre que ha comprendido el mensaje de Jorah, ya que la Reina obliga a Tyrion a no luchar en primera línea, sino permanecer en la cripta y salvar su mente privilegiada. Al final, Jon vuelve a despedirse de Daenerys con frialdad, lo que preocupa a la Reina.
Los últimos reencuentros y recuerdos
Sólo la confianza plena que Jon tiene en Sam hace que se olvide por un momento de su situación, sobre todo respecto a Daenerys. Ambos, junto a Ben, echan la vista atrás para recordar cómo empezaron juntos, llegando incluso a reírse por ver cómo Sam defiende que quiere luchar y que fue el primero que mató a un caminante blanco.
La última noche antes de la gran batalla es un momento para la reunión y la reflexión. No sólo por la de Jon, Sam y Ben. También otra de Tyrion y Jaime, a la que se unen luego Podrick y Brienne, y también Tormund y Davos. E igualmente es momento para la emoción y la redención, como la que todos sienten al ver a Jaime nombrando caballero de los Siete Reinos a Brienne, olvidando la tradición que dicta que una mujer no puede serlo.
El ambiente es similar en el reencuentro del Perro y Arya al que se suma Beric. Pero la pequeña de los Stark quiere prepararse. Comienza a ensayar con el arco, y en ese momento aparece Gendry para darle el arma que le pidió, y también para confesarle que es un hijo bastardo de Robert Baratheon. Arya se sorprende, pero no tanto como Gendry cuando ésta se declara y se lanza. Acaban teniendo sexo, como una forma perfecta de saber qué se siente antes de su posible muerte.
Jon cuenta a Daenerys la gran verdad
Mientras Podrick entona una canción que sirve como fondo musical para que la serie repase uno a uno todos los reencuentros que esa última noche provoca, llega el gran momento del capítulo. El reencuentro que todavía no se había producido, el de Jon y Daenerys.
La Reina encuentra a Jon en las catacumbas del castillo, recordando a sus antepasados. Ante la tumba de Lyanna Stark, la verdadera madre de Jon, éste le revela la verdad. Pero la reacción de Daenerys no es la esperada. La Reina desconfía de que sea un secreto que sólo sepan “tu hermano y tu mejor amigo”, y razona: “De ser cierto, serías el único heredero varón de la casa Targaryen. Tendrías derecho al Trono de Hierro”.
Con la pregunta en el aire que Sam lanzó a Jon en el primer capítulo sobre si Daenerys estaría dispuesta a renunciar al Trono de Hierro, la cara de enfado de la actual Reina parece dar una respuesta. Pero los cuernos rompen el momento y avisan a la batalla. La guerra (parece) que se desencadenará en el tercer capítulo.