“Incomodísimo” fue el encuentro de Rocío Carrasco y Kiko Matamoros cuando ella debutó este miércoles como nueva colaboradora de Sálvame. “Incomodísimo”, en palabras de Jorge Javier Vázquez, porque el tertuliano ha mantenido una actitud crítica con la hija de Rocío Jurado mientras esta ha relatado en Telecinco los supuestos malos tratos que vivió por parte de su exmarido y su hija.
La posición de Kiko no ha gustado a muchos de sus compañeros, incluido Jorge Javier, que en multitud de ocasiones le ha reprochado que no dé crédito a la versión de Rocío. Este viernes, el tertuliano explicó que si se produjo dicho encontronazo es porque ha sido “coherente” con aquello que venía defendiendo desde que se empezó a emitir la serie documental Rocío: contar la verdad para seguir viva. Y coherente “con la ley de protección del menor”, agregó.
“Quiero ser generoso con los compañeros, pero no voy a ser idiota ni me voy a convertir en el pimpampún de oportunistas”, advirtió Kiko antes de responder a las acusaciones que se le han disparado. Y disparar fue lo que precisamente él hizo, poniéndose como objetivo a la dirección de los programas en los que se ha debatido sobre la historia de Rocío Carrasco.
“Cuando [Rocío] me preguntó si había visto el docudrama le dije que no, que no hacía falta”, reconoció el tertuliano, ante lo que Nuria Marín, presentadora sustituta de Sálvame, le reprochó su actitud de “sobrado”. Kiko se defendió argumentando que no quiso ver los debates porque “no me interesa el adoctrinamiento”. “No había debate” sino una “opinión absolutamente lineal y uniforme”, denunció.
La presentadora negó la mayor pues dijo haber escuchado opiniones de todo tipo en los debates posteriores a la emisión del documental. “Había pensamiento único”, insistió Matamoros, que matizó que no se estaba refiriendo a la línea adoptada por Sálvame sino a la que se tomó en los debates.
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